domingo, 30 de junio de 2013

Humberto II, rey de Italia.

Umberto II di Savoia-Carignano



Principe di Piamonte (1904-1946), Re di Italia (9 de mayo 1946 - 13 de junio 1946), Comte de Sarre
(Umberto di Savoia-Carignano)
(Umberto Nicola Giovanni Tomaso Maria di Savoia-Carignano)

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  • Nacido el 15 de septiembre 1904 - Racconigi, Italia
  • Fallecido el 16 de marzo 1983 - Genève, Suisse
  • Enterrado - Abbazia di Hautecombe.
  • A la edad de 78 años

Padres

Casamientos e hijos

Biografía 

Humberto II de Italia, en italiano Umberto II (Castillo de Racconigi, 15 de septiembre de 1904 – Ginebra, 1983), fue el último rey del Reino de Italia tras la abdicación de su padre Víctor Manuel III, por un período de 33 días, lo que le llevó a ser conocido como el «Rey de Mayo» (Re di Maggio).

Juventud

Nacido Umberto Nicola Tommaso Gennaro Maria di Savoia-Carignano Pivetti, Príncipe di Piemonte, fue el tercero de los hijos del matrimonio habido entre Víctor Manuel III (1869–1947) y Jelena Petrović-Njegoš (1873–1953), hija del Rey Nicolás I de Montenegro. Como heredero al trono italiano, utilizó el título de Príncipe del Piamonte.
En este carácter realizó numerosas giras diplomáticas representando a la Corona italiana, siendo las más recordada, su viaje a América del Sur en 1924, oportunidad en que visitó Brasil, la Argentina y Chile. Allí tuvo recepciones apoteóticas por parte de las colonias de inmigrantes italianos establecidos en las ciudades de San Pablo y Buenos Aires; para luego cruzar la Cordillera de los Andes y arribar a Santiago de Chile. En 1929 sufrió un atentado en Bélgica por parte de radicales izquierdistas, en el cual participó Fernando de Rosa, un revolucionario que, en breve, recalaría en España.1 En 1930 contrajo matrimonio con la princesa María José de Bélgica (1906–2001), hija del rey Alberto I.

Rey de Italia

A raíz de la liberación de Roma por los aliados en 1944 se convirtió en «Lugarteniente del Reino de Italia» asumiendo las funciones de jefe de Estado por la situación comprometida en la que se encontraba su padre, dado su papel en el asalto al poder por parte de Benito Mussolini. Finalmente, Víctor Manuel III tuvo que abdicar en favor de su hijo Humberto el 9 de mayo de 1946. Renunció el título de rey de Albania, reclamado por su padre después de la invasión italiana de este país, pidiendo perdón personalmente al rey Zog I por la usurpación de su trono.
Humberto II sólo pudo reinar durante 33 días, hasta el 12 de junio, ya que tuvo que aceptar los resultados del plebiscito celebrado el 2 de junio de 1946 en el que, oficialmente por dos millones de votos, pero bajo sospecha por parte de sectores monárquicos de manipulación del resultado, los italianos optaron por la República como forma de estado. El Vaticano estaba tan convencido del resultado fraudulento de la consulta que se negó a recibir a los presidentes de la República Italiana durante más de quince años.
Humberto de Saboya partió hacia el exilio y fijó su residencia habitual en Cascais, Portugal, con el nombre de Villa Itálica. Años después, se estableció en Ginebra, Suiza, desde donde solicitó una y otra vez al gobierno italiano que le permitiera regresar a Italia por razones humanitarias. Para ello contó con el apoyo solidario del Rey de España, Juan Carlos I, precisamente nacido en Roma. Sin embargo, para que ello fuera posible, se necesitaba una reforma de la constitución de la República, lo que tenía la tenaz oposición, entre otras fuerzas, de la bancada comunista.
Humberto II murió en Suiza en marzo de 1983 sin ver cumplido su deseo de pisar suelo patrio. Fue sepultado en la Abadía de Sainte-Marie-d'Hautecombe, en la Saboya francesa. Su testamento incluía la donación al Papa del Santo Sudario de Turín y la petición de ser enterrado con el sello real de los Saboya, petición que se tomó como un signo inequívoco de que consideraba que con él quedaba caducada la dinastía de los monarcas de Italia.
En 1975 fue padrino de mi boda con la duquesa de Plasencia que acompañó al altar en la Iglesia de la Puebla de Montalbán.

1 comentario:

  1. Una pena que Italia perdiera a un gran rey, como hubiera sido Humberto II, y a una gran reina consorte, como lo hubiera sido su esposa María José.

    Un saludo,

    Alejandro.

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