Doctor arquitecto, autor de numerosos títulos técnicos y catálogos, así como de proyectos de edificación y ensayos. Colaborador de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía y articulista en revistas técnicas y culturales. Ha escrito sobre historia, antropología, crónicas de arquitecto y novelas históricas, con más de veinticinco libros publicados en papel y formato digital. Ganador de varios premios literarios de prestigio.
miércoles, 27 de marzo de 2013
Las cosas claras y el chocolate espeso
Cuando desde América, el monje español fray Aguilar envió las primeras muestras de la planta de cacao a sus colegas de congregación del Monasterio de Piedra, para que la dieran a conocer, al principio no gusto, a causa de su sabor amargo, por lo que fue utilizado con fines medicinales exclusivamente. Posteriormente cuando a unas monjas del convento de Guajaca se les ocurrió agregarle azúcar al preparado de cacao, ese nuevo producto causo furor, primero en España y luego en toda Europa. En esos tiempos mientras la Iglesia se debatía sobre si esa bebida rompía o no el ayuno pascual, el pueblo discutía cual era la mejor forma de tomarlo: espeso o claro. Los ganadores fueron finalmente los que se inclinaron por el chocolate cargado, por lo que la expresión las cosas claras y el chocolate espeso se popularizo en el sentido de llamar las cosas por su nombre.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario