Tiene
su origen en un ungüento medicinal que en épocas pasadas se aplicaba como
remedio para todos los males y que se llamaba atutía o tuthía,
vocablos que derivan del árabe altutiyà. El dicho “no hay tu tía”, que es una modificación de no hay atutía,
se empleaba para indicar que una enfermedad no tenía remedio ni aplicando el
virtuoso preparado.
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