sábado, 23 de marzo de 2013

La Comunidad de Propietarios


Para mi hija María que empieza una nueva vida como copropietaria, en agradecimiento a sus consejos y paciencia en revisar el texto y sobre todo para que nada le sorprenda en su nueva comunidad de propietarios…

INDICE




01. Prólogo...................................................... 6
02. Los comienzos......................................... 23
03. El Presidente de la Comunidad de Propietarios  35
04. El Conserje o Portero.............................. 51
05.  El Administrador de la finca.................. 66
06. El moroso................................................ 71
07. La finca.................................................... 75
08. El cambio de casa................................... 98
09. Relaciones con los Ayuntamientos........ 164
10. El Castillo de Espejo............................. 165
11. El Palacio de La Puebla de Montalbán. 184
12. Los edificios viejos................................. 196
12.01 Una casa de interés histórico en Sevilla 197
12.02. Un cortijo en la provincia de Toledo 203
12.03. Un piso en Madrid............................ 208
12.04. Un edificio de viviendas en la provincia de Alicante.         213
12.05. Una factura atrevida.......................... 223
13. Otras historias de interés....................... 225
13.01. Las cenizas de la Fräulein................. 226
13.02. Los imbornales.................................. 230
13.03. Los ruidos del parto.......................... 234
13.04. El pistolón......................................... 236
13.05. El despertador................................... 238
13.06. El envenenamiento........................... 240
13.07. El enfermo imaginario...................... 243
13.08. El forajido.......................................... 245
13.09. Las palomas amaestradas................. 250
13.10. El Club............................................... 251
13.11. Fantasmas.......................................... 280
13.12. Clases de estomatología.................... 284
13.13.  Costumbres nuevas.......................... 287
13.14. Valores esfumados............................ 289
13.15. Relatos varios pertinentes................. 292
14. Epílogo................................................... 329

1. Prólogo.


¡Carlos, estás contando nuestra vida!, así le dijo su expresiva mujer, María, al autor - ¡y…. es verdad! Carlos Ruspoli, nos relata en este libro, las experiencias, andanzas y aventuras, de manera casi autobiográfica, que le han acontecido en las Comunidades de Propietarios.- Nos describe los hechos, que evidentemente son reales, con su característico sentido del humor, en un libro ameno y divertido en el que el lector se sentirá identificado en más de una ocasión con las situaciones que ocurren en él, en una materia  en la que intervienen múltiples factores psicológicos, personales, antipatías y empatías, que encontramos en las Comunidades de Propietarios. Aquí sí se cumple: la realidad supera a la ficción.
Un libro que da gusto leerlo, por su cuidada, inteligente e ingeniosa narrativa, un punto novelado, donde Carlos Ruspoli nos sorprende y una vez más nos hace disfrutar con su lectura y nos introduce en las complejas relaciones de la convivencia diaria.
Libro magnífico para todos, tanto para profesionales de la materia, como para los, a veces, sufridos  copropietarios, donde al leerlo, nos encontramos con esas vivencias del día a día, que tantas veces nos han sorprendido, alegrado, enfadado, preocupado etc… y que plasma de una manera tan real en este libro su autor.
Como abogado en ejercicio que soy desde hace más de 30 años lo encuentro genial y su lectura me encanta; y pienso, “no solo me han pasado a mí cosas tan pintorescas y asombrosas”  y, desde luego… ¡no está nada exagerado!; además de enseñarnos a comprender y entender mejor, y con un gran sentido del humor, las “profundidades” de ese mundo tan peculiar que son la Comunidades de Propietarios. 

Carmen Miguélez, Abogada.

Unas muestras del contenido del libro:

13.1.                  Las cenizas de la Fräulein.


En un elegante palacete de Chamberí, cerca del paseo de la Castellana, tres hermanos propietarios se alternaban en la presidencia de la comunidad, habiendo alquilado varios apartamentos en el edificio, sin vender, o sea sin crear nuevos copropietarios. ¿Piensa Usted, estimado lector, que es la situación ideal? Para darle una pista le contaré un suceso divertido y, a la vez, revelador.
Los padres ya difuntos de estos hermanos habían dispuesto que su educación corriera en parte a cargo de una señorita alemana, que pudiera enseñarles su idioma y el inglés. Así que contrataron a una Fräulein que se quedó con ellos durante mucho tiempo. Cuando se marchó de regreso a su tierra fue para jubilarse y su despido fue un momento muy triste ya que se había convertido ya en un  miembro más de la familia.
De repente, una llamada desde Baviera avisó a los tres hermanos que su niñera había fallecido y que en sus disposiciones testamentarias  hacía referencia adonde quería que fueran esparcidas sus cenizas en España, una parte en el patio de la mansión de Madrid donde vivió tantos años educando a los tres hermanos y el resto en otra casa de los mismos propietarios en Marbella.  Asimismo pedía que asistiesen los hermanos a su funeral para que, después de incinerar su cuerpo, les fueran entregadas sus cenizas.
Entonces se planteó el problema de acudir a Baviera para esta triste tarea y una de las hermanas, presidenta de turno, dijo que no podía ir porque se había caído y se había lesionado un tobillo donde se había producido un incómodo esguince. La dolencia y las muletas le serían de estorbo para un viaje tan cansado. El hermano no podía asistir porque tenía un compromiso ineludible y la hermana que quedaba no tuvo más remedio que acudir sola al lugar del funeral para recibir las cenizas de su Fräulein. Asistió entonces en representación de sus hermanos ausentes y la urna con las cenizas le fue entregada por los parientes de la fallecida.
Cuando regresó a Madrid, se llevó a cabo la primera parte de las últimas voluntades de la fallecida, mediante la dispersión de la mitad de las cenizas en el patio del palacete con la presencia de algunos empleados de la casa y de la otra hermana, presidenta de turno de la comunidad, que para la ocasión estrenaba unas sospechosas muletas. El hermano, nuevamente ausente por compromisos ineludibles, había prometido que haría lo posible para asistir pero al final no había encontrado un momento libre para estar presente. Así que las dos hermanas llevaron a cabo esta ingrata tarea en pocos minutos. Una de las dos hermanas, la de la torcedura de tobillo pronunció algunas palabras y una breve oración en presencia del portero que no había conocido la Fräulein pero que era un mandado.
Terminado el acto, ambas hermanas subieron por la escalera principal, la del esguince torpemente  con la ayuda de las muletas y la otra con la urna medio vacía de cenizas. En aquel momento, le hermana que había acudido al funeral en Alemania dijo que pensaba haber cumplido sobradamente con su deber y que consideraba que la otra podría haberse encargado de la parte de Marbella ya que el hermano no podía por coincidir las fechas con un viaje de placer ineludible por haber ya abonado el anticipo del mismo y por lo tanto se quitaba nuevamente de en medio. Entonces la hermana presidenta dijo: Yo no puedo ir con esta luxación y estas muletas, pues el médico me lo prohíbe. Y la otra, harta de tanta comedia, le contestó: ¡Puta, no eres más que eso, una puta, que te has comprado las muletas para la ocasión porque aún cuelga la etiqueta de la tienda con la fecha de la compra!
Total que al final tuvo que ser siempre la misma hermana que cumpliera con las últimas voluntades de la Fräulein. Con el AVE se fue a Málaga, desde allí con un taxi se fue a Marbella, extendió las restantes cenizas y volvió con la urna vacía para luego intentar tirarla a la cabeza de la otra hermana cuando le preguntó con fingida preocupación, pero ya sin muletas y sin esguince, como le había ido…



13.2.                  Los imbornales.


En la isla de Mallorca, a la salida del puerto de Andratx hay un edificio de primera línea, construido sobre las rocas a pocos metros del mar. Para aprovechas el desnivel del terreno y el suelo rocoso, fue proyectado y construido sobre cuatro terrazas a forma de escalera, obteniendo así un acabado que se ajusta bien a la morfología del terreno.
Algunos metros le separan de una ambiciosa promoción inmobiliaria de varios bloques de viviendas de lujo adosadas a las rocas de atrás que les sirven de pantalla y de noche se iluminan de luz verde como un juego de luces y sonidos. La obtención de la licencia de obras supuso para los promotores la obligación de  realizar unas obras de urbanización, ya que la carretera en aquel tramo estaba sin asfaltar, aunque disponía de unos imbornales de evacuación de agua en caso de lluvia. Así que una empresa local procedió a asfaltar la calle de acuerdo con los requerimientos del ayuntamiento, pero olvidando respetar las alcantarillas existentes, las cuales fueron asfaltadas junto con el resto. Así que aparentemente estaba todo bien hasta que las lluvias demostraron el disparate.
Un día estando invitados mi mujer y yo mismo en dicha casa, hacia las cinco de la mañana, durante una larga noche de temporal y relámpagos, ocurrió lo nunca visto. Fue increíble. Las aguas de las lluvias torrenciales se habían acumulado en la carretera asfaltada, buscando sus desagües, que no se encontraban disponibles por estar asfaltados. Tampoco podía desaguarse de forma natural, ya que la empresa urbanizadora dotó la calle de aceras y bordillos. Así que el agua fue acumulándose en la calle. Litros y litros de agua en una noche donde cayeron más de doscientos litros por metro cuadrado. Toda la calle se había convertido en una piscina pero las aguas estaban encontrando una vía de escape, a través de los desagües de la casa donde estábamos invitados. Al acudir al cuarto de baño, de repente se abrió un boquete debajo del lavabo empotrado en la roca y salió un caudal de agua imparable que convirtió el cuarto en una piscina. Mientras, yo estaba despejando el agua a toda velocidad para que no afectara a los muebles. Mi mujer estaba sentada en la cama que empezó a flotar como una barca.
En nuestra condición de invitados tuvimos dudas si despertar o a nuestros anfitriones, pero oímos que en la planta superior había movimiento, así que nos armamos de valor y llamamos por teléfono a esa hora tan inadecuada avisando de lo que pasaba más abajo.
La señora de la casa acudió corriendo en bata con personal auxiliar para ayudar a la evacuación de las aguas. Así que entre todos poco a poco logramos, gracias a que el temporal había escampado mientras tanto, vaciar la planta de agua.
Cansados, pero satisfechos por haber vencido al temporal de repente nos sentamos en el borde de la cama de una habitación contigua seca. La señora de la casa mi mujer y yo mismo, los tres en bata y descalzos.
De repente, una señora filipina se presentó con una gran nevera portátil, lo cual nos extrañó porque nadie pensaba en beber un refresco a esa hora de la mañana. Pero abrió la nevera y había colocado dentro una cafetera humeante que en seguida nos reanimó, pero lo mejor fue el razonamiento que nos hizo: En mi país hay inundaciones casi todos los años durante la época de los monzones y no hay nada que hacer porque ni hay desagües, ni imbornales, ni nada de nada. La gente tiene que cruzar vadeando los ríos de agua de la ciudad de Manila.  Así que nos lo tomamos con resignación y filosofía y nos tomamos un cafelito para reanimarnos. ¿A que les apetece un café recién hecho?
Lo mejor es que hacia las doce apareció el señor de la casa que había dormido como un San Benito y no se había enterado de nada… Hay que decir en su disculpa que a continuación sus gestiones con el ayuntamiento y la promotora responsable de los daños por agua fueron muy fructíferas, porque consiguió todas las compensaciones que quiso y hoy la casa está preparada para aguantar seca cualquier lluvia y de cualquier intensidad.
La moraleja de esta historia es que no hay mal que por bien no venga…



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