lunes, 29 de abril de 2013

Desconcierto en mil bemoles


Confieso que me he perdido. Antes tenia alguna teoría sobre la coyuntura económica de nuestro mundo occidental, pero, ahora, no se explicarme lo que pasa, como llegamos hasta aquí y que se ha de hacer para salir de la grave situación en la que vivimos y por mas que busco entre los mas sesudos, no encuentro ninguna referencia fiable en la que apoyarme, pues estamos abrumados por un océano de confusión, lleno de  análisis contradictorios que impiden, ya, cualquier intento de orientación...
En las circunstancias tan graves y tan dramáticas que estamos viviendo, en que nos parece, cada día, que todo puede irse al traste con no sabemos que terribles consecuencias,  produce espanto experimentar la sensación de que nadie va al volante, que todos los organismos y dirigentes se mueven en una irremediable ceguera y desorientación.
Vemos, eso si, mil declaraciones prepotentes y sabihondas y cada vez mas multitudinarias, floridas y sonrientes reuniones, convertidas en puro espectáculo, en las que se pretende que se buscan acuerdos y soluciones; pero todos sabemos que no se pueden tomar decisiones en esos ámbitos.
Recuerdo cuando yo estaba en la pomada como se tenía como un axioma que una reunión en la que intervinieran más de cuatro personas era ineficaz para tomar decisiones,  llegar a acuerdos o negociar cualquier asunto.
Mientras elaboro, mentalmente, este escrito, me asalta una y otra vez el pasaje de la Biblia de La Torre de Babel.
 Tengo que reconocer, a pesar de mi escepticismo, que misteriosamente, ciertos pasajes de La Biblia dejan, algunas veces, de ser fabulas y se convierten en realidades o explicaciones, nítidas, de  realidades. Quizás, los que los escribieron, vivieron, a pesar de su antigüedad, situaciones muy parecidas a las nuestras que transformaron, literariamente, en fabulas, permitiéndonos, ahora, a nosotros, hacer la operación inversa y encontrar, en ellas, explicación y comparación con situaciones actuales.
 ¿Acaso, el momento que vivimos, no es la escenificación viva y permanente de La Torre de Babel, iniciada por el hombre con la pretensión de llegar al cielo por sus propios medios, es decir, prescindiendo de Dios  y por cuya soberbia este le castigó infundiéndole la confusión de las lenguas, es decir, la imposibilidad de llegar a entenderse con sus semejantes?
Contemplamos a los infinitos organismos, plagados de asfixiante burocracia, reuniéndose a dialogar, negociar y acordar, en sesiones permanentes que parece que son, ya, objetivos en si mismos.
Y siempre para ver como esos sacrosantos acuerdos se incumplen o son rebasados por los acontecimientos, a los pocos días, obligando a  nuevas reuniones y negociaciones, en un permanente tejer y destejer.
La contemplación de este estado de cosas me permite hacer la reflexión de la lentitud y confusión, que a la vista de todos está, con que se alcanzan las imprescindibles decisiones en los terrenos económicos, políticos y sociales en este, nuestro mundo, tan interrelacionado, en el que el “efecto mariposa” es hoy más temible y posible que nunca.
He leído, hace unos días, que algún grupo científico se proponía estudiar el cerebro de Messi para conocer el punto de localización de la fuente de sus decisiones y los mecanismos por los cuales conseguía esos microsegundos de anticipación que le permitían conducir el balón por entre un bosque de piernas y al fin conseguir ponerlo fuera del alcance del guardameta por arriba, por abajo o por los lados.
No se me alcanza el objetivo final y practico de la investigación, pero me sirve para evidenciar la importancia de la rapidez en la toma de decisiones en el futbol como en todos los terrenos.
Hemos llegado a una situación en que el decidir cualquier minucia es producto de un largo y delicado proceso de negociación entre innumerables participantes que introducen tal cantidad de matices que consiguen que la decisión llegue tarde y tan descafeinada que resulta inoperante.
            Poniendo como ejemplo la pirámide cuya base está en nuestro país: ¿Cómo se puede ser eficaz y resolver los problemas a la velocidad que las situaciones lo requieren, dentro de las adiposas, asfixiantes e infinitas capas de burocracia que hemos creado?
            Los Municipios, Diputaciones, Comunidades, Delegaciones, Parlamentos, Sindicatos, Patronales, Tribunales de garantía y de recurso, Tribunales de cuentas, Defensores del Pueblo, Gobierno Central, Parlamento Europeo, Bancos Centrales, Agencias de Calificación, “Gobierno Europeo”, con tres presidentes y toma de decisiones por unanimidad entre veintisiete. A sumar equipos de asesores mil en cada peldaño. Organismos internacionales, políticos, militares, culturales, etc.…
            Y enturbiándolo, todo, todavía mas, la cantidad de escurridizos peces sabios, irresponsables sobre el resultado de sus infinitas predicciones y calificaciones que, diariamente, nos lanzan, con pretensión de infalibilidad, no importa que sean contradictorias o que se vuelvan del revés de un día para otro, causando grandes perturbaciones y perjuicios,  obligando a dar bruscos virajes a las políticas económicas y perturbando la coherencia necesaria en los planes que buscan la subida, peldaño a peldaño de la escalera que tenemos delante.
Y…como máxima fidelidad a la representación, en nuestros días, de La Torre de Babel, La ONU nacida como organismo de debate para solucionar litigios entre naciones y evitar las continúas guerras entre ellas.
 Nunca solucionó ningún problema, ni evitó ninguna guerra; pero seguimos dándole vida, engordándola y convirtiéndola en el ridículo y el fracaso mas notorio y espectacular del dialogo entre seres humanos,  convertida en foro de debate inútil, en dialogo de sordos, sin que produzca, nunca, ningún resultado positivo.

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