Confieso que me he perdido.
Antes tenia alguna teoría sobre la coyuntura económica de nuestro mundo
occidental, pero, ahora, no se explicarme lo que pasa, como llegamos hasta aquí
y que se ha de hacer para salir de la grave situación en la que vivimos y por
mas que busco entre los mas sesudos, no encuentro ninguna referencia fiable en
la que apoyarme, pues estamos abrumados por un océano de confusión, lleno de análisis contradictorios que impiden, ya, cualquier
intento de orientación...
En las circunstancias tan graves
y tan dramáticas que estamos viviendo, en que nos parece, cada día, que todo
puede irse al traste con no sabemos que terribles consecuencias, produce espanto experimentar la sensación de
que nadie va al volante, que todos los organismos y dirigentes se mueven en una
irremediable ceguera y desorientación.
Vemos, eso si, mil declaraciones
prepotentes y sabihondas y cada vez mas multitudinarias, floridas y sonrientes
reuniones, convertidas en puro espectáculo, en las que se pretende que se
buscan acuerdos y soluciones; pero todos sabemos que no se pueden tomar
decisiones en esos ámbitos.
Recuerdo cuando yo estaba en la
pomada como se tenía como un axioma que una reunión en la que intervinieran más
de cuatro personas era ineficaz para tomar decisiones, llegar a acuerdos o negociar cualquier asunto.
Mientras elaboro, mentalmente,
este escrito, me asalta una y otra vez el pasaje de la Biblia de La Torre de
Babel.
Tengo que reconocer, a pesar de mi escepticismo,
que misteriosamente, ciertos pasajes de La Biblia dejan, algunas veces, de ser
fabulas y se convierten en realidades o explicaciones, nítidas, de realidades. Quizás, los que los escribieron,
vivieron, a pesar de su antigüedad, situaciones muy parecidas a las nuestras
que transformaron, literariamente, en fabulas, permitiéndonos, ahora, a
nosotros, hacer la operación inversa y encontrar, en ellas, explicación y
comparación con situaciones actuales.
¿Acaso, el momento que vivimos, no es la escenificación
viva y permanente de La Torre de Babel, iniciada por el hombre con la
pretensión de llegar al cielo por sus propios medios, es decir, prescindiendo
de Dios y por cuya soberbia este le
castigó infundiéndole la confusión de las lenguas, es decir, la imposibilidad
de llegar a entenderse con sus semejantes?
Contemplamos a los infinitos
organismos, plagados de asfixiante burocracia, reuniéndose a dialogar, negociar
y acordar, en sesiones permanentes que parece que son, ya, objetivos en si mismos.
Y siempre para ver como esos
sacrosantos acuerdos se incumplen o son rebasados por los acontecimientos, a
los pocos días, obligando a nuevas
reuniones y negociaciones, en un permanente tejer y destejer.
La contemplación de este estado
de cosas me permite hacer la reflexión de la lentitud y confusión, que a la
vista de todos está, con que se alcanzan las imprescindibles decisiones en los
terrenos económicos, políticos y sociales en este, nuestro mundo, tan
interrelacionado, en el que el “efecto mariposa” es hoy más temible y posible
que nunca.
He leído, hace unos días, que
algún grupo científico se proponía estudiar el cerebro de Messi para conocer el
punto de localización de la fuente de sus decisiones y los mecanismos por los
cuales conseguía esos microsegundos de anticipación que le permitían conducir
el balón por entre un bosque de piernas y al fin conseguir ponerlo fuera del
alcance del guardameta por arriba, por abajo o por los lados.
No se me alcanza el objetivo
final y practico de la investigación, pero me sirve para evidenciar la
importancia de la rapidez en la toma de decisiones en el futbol como en todos
los terrenos.
Hemos llegado a una situación en
que el decidir cualquier minucia es producto de un largo y delicado proceso de
negociación entre innumerables participantes que introducen tal cantidad de
matices que consiguen que la decisión llegue tarde y tan descafeinada que
resulta inoperante.
Poniendo
como ejemplo la pirámide cuya base está en nuestro país: ¿Cómo se puede ser
eficaz y resolver los problemas a la velocidad que las situaciones lo
requieren, dentro de las adiposas, asfixiantes e infinitas capas de burocracia
que hemos creado?
Los
Municipios, Diputaciones, Comunidades, Delegaciones, Parlamentos, Sindicatos,
Patronales, Tribunales de garantía y de recurso, Tribunales de cuentas,
Defensores del Pueblo, Gobierno Central, Parlamento Europeo, Bancos Centrales,
Agencias de Calificación, “Gobierno Europeo”, con tres presidentes y toma de
decisiones por unanimidad entre veintisiete. A sumar equipos de asesores mil en
cada peldaño. Organismos internacionales, políticos, militares, culturales, etc.…
Y
enturbiándolo, todo, todavía mas, la cantidad de escurridizos peces sabios,
irresponsables sobre el resultado de sus infinitas predicciones y calificaciones
que, diariamente, nos lanzan, con pretensión de infalibilidad, no importa que
sean contradictorias o que se vuelvan del revés de un día para otro, causando
grandes perturbaciones y perjuicios, obligando a dar bruscos virajes a las políticas
económicas y perturbando la coherencia necesaria en los planes que buscan la
subida, peldaño a peldaño de la escalera que tenemos delante.
Y…como máxima fidelidad a la
representación, en nuestros días, de La Torre de Babel, La ONU nacida como
organismo de debate para solucionar litigios entre naciones y evitar las continúas
guerras entre ellas.
Nunca solucionó ningún problema, ni evitó
ninguna guerra; pero seguimos dándole vida, engordándola y convirtiéndola en el
ridículo y el fracaso mas notorio y espectacular del dialogo entre seres
humanos, convertida en foro de debate
inútil, en dialogo de sordos, sin que produzca, nunca, ningún resultado
positivo.
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