miércoles, 17 de julio de 2013

La templanza

La virtud de la templanza, es la que asegura el dominio propio de la voluntad, sobre los instintos y la moderación, frente a los placeres y las penalidades. Es el término medio, entre el libertinaje y la insensibilidad, que procura el equilibrio en el uso de los bienes creados, modera y ordena la atracción de los placeres y enseña, a ser dueño de los actos propios. Es el dominio de los instintos o apetencias personales, haciendo a las personas más dueñas de si mismos.
La virtud de la templanza, es una de las cuatro virtudes cardinales. Con ella se alcanza el dominio propio, el dominio de la carne, la autoridad del espíritu, el control de las pasiones, cuando el alma se ha humillado en mansedumbre y fe.
Esta virtud tiene que estar bien aprendida por los padres, mantenida continuamente con el ejemplo y explicada con mucha paciencia a los hijos, para que les ayude a dominar los impulsos, apetitos y pasiones, a través de la voluntad.
Las virtudes no son innatas en los hombres, ni son dones de la naturalaza humana, hay que aprender a adquirirlas, a practicarlas, a convertirlas en costumbre y terminarán convirtiéndose en hábitos.
Lo que los padres deben explicar a sus hijos sobre la virtud de la templanza, que ayuda a:


  • Actuar pensando en los derechos de los demás y en las obligaciones propias.
  • Aprender a vestirse adecuadamente, con sobriedad, decencia y elegancia, respetándose a si mismos y a los demás.
  • Aumentar la alegría interna y externa, al reconocer los avances realizados en su práctica continua.
  • Combatir los pecados de la gula y glotonería, representados en el consumo excesivo, irracional, innecesario y destructivo de la comida y de la bebida, incluyendo el abuso de drogas y sustancias dañinas.
  • Comprender mejor, la forma en que se debe actuar ante las diferentes situaciones.
  • Conocer las propias debilidades sexuales y reconocer el valor de la intimidad, a respetarse a si mismo y la castidad de los demás.
  • Contener el apetito y no empezar a comer hasta que todos se hayan sentado a la mesa y empiece el de más edad o el principal.
  • Diferenciar entre lo realmente necesario y los caprichos superficiales.
  • Distinguir entre lo que es razonable y lo que es inmoderado.
  • Dominar la parte irracional de los hombres.
  • Ejercitar el autodominio y conseguir la superación, en los campos de mejora de las actitudes, pues permite saber dominar los gustos, deseos y caprichos.
  • Enseñar con el ejemplo de los padres, a que los hijos aprendan desde pequeños a moderarse y a que no tengan excesos en la comida, en la bebida y en los gastos.
  • Evitar el exceso de comodidades, en la vida cotidiana.
  • Fomentar el carácter reflexivo, que invita a pensar antes de dejarse llevar por las emociones, deseos o pasiones.
  • Fortalecer la voluntad y evitar caer en las debilidades.
  • Hacer sacrificios y mortificaciones propias y por los demás, como pueden ser el evitar los caprichos.
  • Moderar el vocabulario y a suprimir las malas palabras o frases burlonas, que insulten u ofendan a los demás.
  • No generar vicios y darse cuenta de ellos rápidamente, permitiendo la consiguiente lucha, para reprimirlos.
  • Oponerse a las actitudes llenas de ira, las cuales convierten a las personas en víctimas, en lugar de permitirles tener la capacidad para dominar las situaciones que les perjudiquen.
  • Ordenar rectamente las pasiones humanas, al estar apoyada en otras virtudes como la voluntad, castidad, la humildad, la sobriedad, la mansedumbre, etc.
  • Reconocer las propias capacidades mentales, físicas, económicas y sociales, entendiendo las insuficiencias, debilidades y cualidades.
  • Reconocer lo que es el bien y la justicia, para poderlo poner en práctica y enseñarlo a los hijos.
  • Reprimir el deseo de comer hasta hartarse y voluntariamente quedarse con ganas de seguir comiendo.
  • Saber evitar la tentación de comer por fuera de las horas adecuadas.
  • Ser dueño de los propios actos, que estén en concordancia con lo que se dice, se piensa y se hace.
  • Situarse en término medio entre las cosas, ocasiones o decisiones, que pueden ser tanto por exceso como defecto.
  • Suprimir justificaciones o pretextos inadecuados, para cumplir con las propias obligaciones o responsabilidades.
  • Utilizar adecuadamente los sentidos, esfuerzos, el dinero, etc. de acuerdo a criterios rectos y verdaderos.
  • Vencer la ira y soportar con serenidad las molestias ajenas.
Si alguien se comporta con rectitud, las virtudes serán el fruto logrado de la misma; porque ella enseña templanza y prudencia, además de justicia y fortaleza; nada hay más útil en la vida humana. (SABIDURÍA 8:7)


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