La crisis se acelera
Venezuela vive días macabros, frente a las manifestaciones estudiantiles en contra de la inseguridad y de la gravísima crisis socioeconómica, Maduro ha reaccionado con una violenta represión que ya tiene en su haber una decena muertos, múltiples heridos y centenares de detenciones arbitrarias. Los escasos medios radio eléctricos nacionales independientes han sido obligados con amenazas de cierre y terrorismo fiscal a auto censurarse, a la prensa escrita se le presiona cercenándole el acceso al papel, el canal de noticias colombiano NTN24 es eliminado de la pantalla venezolana, se inició un procedimiento administrativo contra CNN en español y se expulsó del país a su “ancla” Patricia Janiot. La represión viene implementada a través de las fuerzas policiales y militares, pero mayormente por grupos paramilitares civiles armados, que disparan a mansalva contra los manifestantes en la calle, pero también contra vecinos que desde los edificios protestan verbalmente o haciendo sonar sus cacerolas. La acción de estos grupos recuerda claramente a las S.A. nazi de Ernst Röhm, las camisas negras del jerarca fascista Farinacci, los “batallones de la dignidad” del narcodictador panameño Manuel Noriega y los CDR castristas. Cada vez que la oposición planifica una manifestación, el chavismo prepara una contramanifestación, sin embargo es interesante notar que, mientras en el período de mayor auge popular del chavismo, el extinto líder máximo lograba, obviamente con la “pequeña ayuda” de todas las instituciones estatales, la movilización de grandes masas de pueblo, ahora las manifestaciones chavistas son “escuálidas” y el oficialismo debe apoyarse cada vez más en los grupos paramilitares. El arresto de Leopoldo López y la suspensión de la inmunidad parlamentaria de la diputada Maria Corina Machado demuestran claramente la vocación totalitaria del régimen, al criminalizar la oposición política. Los regímenes nazifascistas y comunistas siempre han prostituido la fiscalía y el poder judicial para eliminar a sus adversarios políticos.
Se inicia una nueva etapa política. La época de auge del chavismo, que se apoyó en el carisma y la habilidad del jefe supremo, la abultada y sostenida chequera petrolera y la debilidad de la oposición, se acabó. La oposición democrática está ciertamente fortalecida, sin embargo hay una diferencia táctica, basada en una diversa lectura de la realidad. López y Machado perciben que ya están dadas las condiciones objetivas para que manifestaciones pacíficas masivas continuas hagan insostenible el actual gobierno y se cree una situación para una “salida” constitucional, como una Asamblea Constituyente y la renuncia de Maduro. En cambio, Capriles y la mayoría de la MUD sostienen que una gran parte de los sectores populares, que han sido la base política del chavismo, si bien es cierto que están crecientemente desilusionándose del régimen por la crisis socioeconómica, todavía no han llegado a convencerse de que es hora de oponerse activamente al gobierno, subsiste en muchos todavía la voluntad y la necesidad de creer, las ilusiones creadas por el “ilusionista mayor” no se han disipado totalmente, recordemos que el “dakazo” fue sólo hace un par de meses. Con algo de tiempo, la realidad muestra sin demostrar y la crisis está haciendo estragos, por tanto el trabajo prioritario es seguir trabajando política y capilarmente en los sectores populares. La Unidad ya ha logrado la hazaña de que el apoyo al régimen pase del abultado 63%, obtenido en las elecciones presidenciales del 2006, a más o menos la mitad del electorado, según los cómputos oficiales y en el marco del ventajismo y los abusos del régimen. Por tanto, según Capriles, todavía no están dadas las condiciones objetivas y la correlación de fuerzas sociales y políticas que permitan una salida inminente del régimen. El caudal mayor en las manifestaciones proviene de los sectores medios urbanos, angustiados por una crisis desastrosa y un gobierno incapaz, corrupto, que padece de ceguera ideológica y necrofílicamente enamorado de ideas muertas.
La estrategia unitaria de la oposición debe combinar el necesario trabajo político entre los sectores populares “todavía” chavistas y unas manifestaciones pacíficas, organizadas, administradas, no indefinidas, con objetivos y mensajes precisos que protesten y aclaren la responsabilidad del régimen en la crisis. La guarimba anárquica tranca calles en las urbanizaciones de clase media es contraproducente y, como diría el gran Talleyrand, más que un error es una estupidez.
Frente a la represión violenta del régimen, la comunidad democrática internacional debe seguir activándose: Vigilia pretium libertatis.
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