ISABEL LA CATÓLICA, ¿ángel o demonio?
CARA
Unos la llaman la Juana de Arco española y la equiparan a la doctora de la Iglesia, Santa Teresa de Jesús. Otros la tachan de "impía y desalmada" y la comparan con el mismísimo Hitler. ¿¡ángel o demonio, santa o fiera? Los obispos españoles y latinoamericanos están convencidos de que ejerció las "virtudes cristianas en grado heroico" y piden al Vaticano que reactive su causa y la eleve a los altares en el año 2004, coincidiendo con el V centenario de su muerte. El lobby judío y musulmán, así como el sector más progresista de los católicos la rechazan taxativamente. La pelota está en el alero del Vaticano.
"Padre Todopoderoso que en tu bondad infinita hiciste de Isabel la Católica un modelo de jóvenes esposas, madres, líderes y jefes de gobierno, concédenos la gracia de ver tu infinita majestad glorificada en su propia canonización". …esta es una de las oraciones oficiales para implorar a Dios que Isabel I sea elevada al honor de los altares. La estampita se reimprime con tiradas millonarias desde hace 44 años.
En 1958, promovido por el arzobispo de Valladolid, García Goldáraz, y con el decidido apoyo de Franco, a través del entonces ministro Ibáñez Martín, se inició el expediente que daría luz verde al proceso de beatificación de la reina Isabel la Católica. La investigación histórica iniciada por el canónigo Vicente Rodríguez Valencia se interrumpió a su muerte, en 1972. Poco después tomaron las riendas Justo Bermejo, rector de la iglesia española de Montserrat, Anastasio Gutiérrez, del Colegio Antoniano de Roma, y el profesor de historia Vidal González, acompañado por historiadores de la talla de Luis Suárez o del jesuita Quintín Aldea.
Reunida la documentación histórica, se concluye el proceso de beatificación en su etapa vallisoletana y se envía la positio histórica (un compendio de 30 tomos) a Roma. Se trata de más de 100.000 documentos, muchos de ellos inéditos, encontrados en los archivos de la Corona de Castilla, de la Corona de Aragón, General de Indias, Histórico Nacional, del Palacio Real de Madrid, del monasterio de El Escorial, del duque de Frías y del Vaticano.
El 12 de noviembre de 1972, la Congregación para la Causa de los Santos recibe el proceso ordinario diocesano, pero lo deja enfriar casi 20 años. Para descongelarlo, en el verano de 1990 se hizo un resumen de todo el material y con él se imprimió un libro de 1.074 páginas, en la imprenta Sever-Cuesta de Valladolid.De este libro secreto (sub judice) se hizo una tirada de 100 ejemplares, destruyéndose las planchas a continuación. Cincuenta ejemplares se enviaron a los cardenales y otros 49 permanecen clausurados en el Vaticano.
Un ejemplar del mismo, un voluminoso libro rojo del tamaño de un misal antiguo se encuentra bajo llave en la archidiócesis vallisoletana. El vicario general de la archidiócesis, Vicente Vara, conserva la llave y los secretos de la gran obra con sumo celo.
El guardián del libro secreto asegura que, por todo lo que él se ha documentado, "Isabel la católica fue una personalidad fuera de serie, en torno a la cual ha habido siempre muchos prejuicios nacidos de la leyenda negra". Vara, que al principio era indiferente respecto a la causa de beatificación, es ahora un gran defensor.
De su santidad están también convencidos casi todos los obispos españoles que han pedido en tres ocasiones (1993, 2001 y 2002) la agilización de los trámites de la causa de beatificación de la reina Isabel la Católica.
El propio presidente del episcopado, cardenal Rouco, que conoce perfectamente esa época porque sobre ella versa su tesis doctoral, está vivamente interesado en que se eleve a los altares a la reina de Castilla. Y junto a él, poderosas organizaciones católicas, como el Opus Dei, Miles Iesus (soldados de Jesús) o los Caballeros de Colón, y muchos obispos y cardenales americanos, tanto del Norte como del Sur. Desde el cardenal de Santo Domingo, López Rodríguez, al venezolano Castillo Lara, pasando por los curiales colombianos, López Trujillo y Castrillón Hoyos, amén de nobles, empresarios y políticos. De hecho, en numerosos Estados norteamericanos, como el de California, Illinois, Colorado, Virginia, Connecticut, Florida, Arkansas o Arizona, el 22 de abril, día del nacimiento de Isabel de Castilla en Madrigal de las Altas Torres (Valladolid), está declarado Queen Isabel Day.
Como asegura el arzobispo de Sevilla, Carlos Amigo, Isabel la Católica representa "un modelo de mujer cristiana y de espíritu misionero, compasiva y entregada abnegadamente al servicio y gobierno del pueblo". Y además, ya tienen varios milagros en su haber, requisito imprescindible para subir a los altares.En concreto, dos que todavía no han pasado el filtro de la comisión médica: la curación de un cáncer de páncreas en cuarta fase de un ciudadano norteamericano, apellidado Yearling, y la inexplicable sanación de un sacerdote español que sufrió una hemorragia cerebral con peligro de muerte inminente. En Granada, gente que le conocía ofreció una misa por él junto al sepulcro de la reina y, ese mismo día, a esa misma hora, el enfermo recobró la respiración, salió del estado de coma y se recuperó.
Mantener vivo el proceso ha costado varios millones de euros, sufragados, en su mayor parte, por el empresario mexicano de origen leonés Pablo Díaz, quien murió sin ver echa realidad la "mayor ilusión de su vida". Pero sus herederos siguen aportando todo el dinero que la causa necesite.
Milagros, dinero y una vida ejemplar. Isabel de Castilla "demostró ser una extraordinaria mujer de gobierno, esposa y madre; un ejemplo de entrega, de generosidad y de justicia", se dice en la positio histórica. Da pruebas de ello cuando rechaza la Corona a la muerte de su hermano Alfonso o cuando se sienta a juzgar, todos los viernes, a sus súbditos más pobres en los atrios de las iglesias. Su lema era "justicia para todos por igual", fuesen nobles o plebeyos.
Confía ciegamente en las personas que le ayudan en la tarea de gobierno y las corresponsabiliza a fondo. Por ejemplo, Machín, su mozo de espuelas, es el encargado de hacer muchas de sus limosnas secretas. Una confianza que hunde sus raíces en su fortaleza de espíritu. Una fortaleza que llevó a decir al embajador italiano Prospero Colonna: "Vengo a ver a la que desde su lecho de enferma todavía gobierna el mundo".
La caridad es otra de sus virtudes eximias. Isabel fue la creadora de los hospitales de campaña o rodantes, que inició en el cerco de Málaga con 40 carretas entoldadas. Su limosnero, el después obispo de Málaga Pedro Díaz de Toledo, se calcula que entregó a los pobres aproximadamente 300 millones de euros actuales.
El celo de la fe católica es el eje esencial de su vida. Considera el contacto con Dios en la oración como "el diezmo del día".Reza las horas canónicas y oye misa diaria. De hecho, todas las noches dedica varias horas a la oración. Una de esas noches, mientras rezaba a la luz de las velas, se incendió el campamento de Santa Fe. Es tal su confianza en la oración que cuando su padre, Enrique IV, la quiere casar con Pedro Girón, un noble mayor y con hijos, se pasa rezando toda la noche y el noble muere repentinamente cerca de Guadalupe.
COLÓN Y AMÉRICA
Para ella, el servicio de Dios está por encima de todo. El celo de Dios es la clave por la que manda a Colón a descubrir el Nuevo Mundo. Por ese mismo celo, la guerra de Granada se convierte, por bula de Bonifacio VIII, en una "cruzada" o "causa de Dios", por la que intenta incorporar el reino islámico a la cristiandad.Es decir, la guerra contra el Islam es una guerra de reconquista contra un pueblo invasor que entra en España a sangre y fuego.Y cuando cae Granada, hubo misas solemnes y repique de campanas en Roma, Nápoles y hasta Londres.
Los otros "pecados" históricos de los que se suele acusar a la reina de Castilla son desmentidos por las actas del proceso.En ellas el historiador Luis Suárez demuestra que los judíos no eran ciudadanos españoles. Habían sido expulsados de toda Europa y sólo disponían de un permiso para permanecer en España.Como dice el vicario general de Valladolid, "eran huéspedes no naturales del país, causa de continua discordia". Lo que parece claro es que ni Isabel ni Fernando eran antisemitas. La Corte estaba llena de judíos, como el administrador de los caudales de la guerra de Granada, Abraham Seneor, y el suministrador de las tropas, Samuel Abalofia. La propia reina castellana se sometió al tratamiento de un médico judío, Lorenzo Badoc, en momentos en los que sus esperanzas de sucesión eran escasas.
De hecho, Isabel escribe: "Todos los judíos de mis reinos son míos y están bajo mi protección y a mí pertenece de los defender y amparar y mantener en justicia". Es decir, no los expulsa por racismo, sino por razón de Estado: para construir la unidad de su reino sobre la base de una sola religión. "Ya entonces el multiculturalismo era atroz. La reina procede pura y simplemente por razón de Estado", asegura el historiador Vidal González.Y añade: "Es un hecho que casi la mitad del catolicismo actual se debe, en gran medida, a esta mujer singular".
Muchos méritos y pocos o ningún "pecado", según el voluminoso proceso. Aún así, Roma hasta ahora no se ha atrevido a dar el paso de beatificar a Isabel de Castilla, porque no quería entorpecer el viaje programado y soñado del Papa a Jerusalén. Una vez realizado éste, el horizonte se despeja.
Incluso el establecimiento de la Santa Inquisición Española acaecida bajo su reinado en 1478 podría ser un obstáculo menor.
Y eso que el cardenal de París, Jean-Marie Lustiger, el único de origen judío e íntimo amigo del Papa, sigue estando en contra.…l y la comunidad judía ya lograron congelar la causa durante 30 años, pero las circunstancias han cambiado.
CRUZ
Cuesta hacer un retrato fiel de un personaje histórico tan controvertido como Isabel la Católica. Hacerlo en unas líneas es imposible. Desde hace años trabajo en un libro sobre el tema, pero puesto que aquí no hay tiempo para mucho, voy a intentar resumirlo. Me preguntabais qué cosas son las que la convierten en una persona envidiosa y mezquina, y si profundizamos en sus infamias, llegaremos a sorprendernos.
Estas son algunas de ellas: En primer lugar Isabel usurpó el trono, no le correspondía reinar. Juana de Castilla, hija legítima de Enrique IV, fue despojada de su derecho al trono por la infame Isabel y algunos nobles. El rumor de la supuesta paternidad de Beltrán de la Cueva fue un chisme de corte convertido en infamia y asunto de Estado, salido de la boca de tres personas. Las tres víboras más mentirosas, viles y ponzoñosas de Castilla: el marqués de Villena (Juan Pacheco), el arzobispo de Toledo (Alfonso Carrillo) e Isabel, trinidad perversa con ambiciones políticas, enemigos acérrimos de Enrique IV. En el hipotético caso de tratarse de una hija de Beltrán de la Cueva y no del rey, Juana mantenía su derecho a reinar, pues tanto el derecho romano como incluso el actual consideran a un hijo habido de matrimonio legítimo como hijo con derechos sucesorios de ambos cónyuges, máxime si en la época no podía establecerse una paternidad biológica con exactitud, por tanto Juana tenía derecho al trono aunque no fuera hija del rey sino de una infidelidad, cosa que nunca fue probada y que se limitó a un chisme perverso de la muy infame Isabel. Juana de Castilla fue jurada Princesa de Asturias en Madrid, delante de las Cortes y llevada en brazos hasta el altar por la infame Isabel. Ante dios Isabel se comprometió a cuidar de su sobrinita, le besó la mano y le rindió pleitesía, al mismo tiempo que lealtad. Esa ceremonia era sagrada en la Edad Media. El rey tenía la potestad de elegir a su sucesor de acuerdo a las leyes, lo cual significaba que su hija, Juanita de Castilla tenía derecho a ser reina y no Isabel. Tras la deslegitimación de Juana, el siguiente en la línea de sucesión era el infante Alfonso, que tras unos meses de rebelión actuando como Alfonso XII decidió doblegarse ante el rey y jurar a doña Juana como verdadera heredera, curiosamente dos días después murió de forma misteriosa, probablemente envenenado. La mayor beneficiada de la muerte del rey de facto, Alfonso XII –nomenclatura que no prosperó-, fue la facción isabelina con ella a la cabeza. A partir de entonces todos aquellos que se oponían o que contravenían las ambiciones de Isabel aparecían muertos (envenenados) tremenda casualidad.
Uno de los principios del derecho romano nos recuerda que en la mayoría de los casos aquel a quien un crimen beneficia es el responsable. Séneca lo dijo así <<cui prodest scelus, is fecit>>. La lista es larga, desde pretendientes a la mano de Isabel, personajes de la Corte fieles al rey Enrique y detractores de la infanta fueron borrados del mapa a punta de venenos. Mucho después el propio rey que murió de forma muy misteriosa poco después de un leve acercamiento con Isabel. Las muertes de Alfonso XII y Enrique IV fueron anunciadas dos días antes de que acontecieran por la facción isabelina. Los testamentos de ambos fueron alterados y después desaparecieron, Enrique IV dejaba como heredera a su hija Juana; al parecer Alfonso en su testamento nombraba sucesora a su hermana, este supuesto testamento fue redactado por el secretario de la infanta Isabel, es decir, hecho a su medida.
Isabel incumplió los Pactos de las Ventas de Guisando, por lo cual al ser jurada princesa de Asturias (encañonando políticamente al rey) debía seguir las disposiciones de su monarca, pero no lo hizo, por lo que los Pactos quedaban sin ningún efecto. Isabel escogió casarse con un príncipe de un reino enemigo de Castilla, es decir, Aragón. Este príncipe era rey de Sicilia y no gozó del beneplácito del rey, por tal hecho y según las leyes de la época, Isabel podría haber ido procesada y despojada de todo título y condenada incluso a muerte, pero nada de eso tuvo lugar. Enrique IV era un hombre de buen corazón y poca visión política que perdonó todas las traiciones de sus hermanos, nobles y cortesanos pues odiaba la guerra y deseaba lo mejor para el reino.
Para casarse con el rey de Sicilia, Isabel montó un circo y se escapó a Valladolid, y Fernando entró secretamente en Castilla de manera histrionica e ilegal, sin salvoconducto. Para la boda Isabel falsificó una bula papal, pues Fernando y ella eran primos y se necesitaba la correspondiente dispensa, pero el papa se negó a darla e Isabel se casó con una falsa. No sería la primera ni la última vez que falsificara un documento. Su matrimonio fue ilegal y clandestino, por no decir poco católico. Isabel y Fernando se apoderaron de Segovia y su alcázar tras la traición al rey de Andrés de Cabrera, quien custodiaba los tesoros reales en Segovia, es decir asaltaron a Enrique IV, sus tesoros y se adueñaron por la fuerza de ciudades en Castilla. Mintieron, robaron, expoliaron, asesinaron e hicieron toda clase de infamias para conseguir el trono.
La lista de atrocidades es interminable, pero acabaron ganando por la fuerza todo aquello que no les correspondía, despojando a sus legítimos dueños. Para terminar sus infamias quemaron, desaparecieron y borraron de la historia todas sus infamias, empezando por las Crónicas oficiales que hicieron reescribir por sus amigos, historiadores que vivieron al amparo de Isabel. Es decir, Isabel escribió su propia historia, se puso como víctima, santa y gran reina dejando al pobre Enrique IV como un pervertido, mal rey y deshonroso. Durante toda su vida esta Isabel consiguió que la gente creyera que era una buena persona, cuando ha sido una de las mujeres más terribles, traidoras y conspiradoras que ha habitado en España. Este resumen es muy breve y poco argumentado, pero de éstas y de muchas otras atrocidades hay fidedigna constancia. Evidentemente la historia oficial se decanta por perpetuar esa falsa imagen de alma caritativa: nada más lejos de la verdad. Si hay un infierno, Isabel está en él, sin duda alguna.
Me place mucho que no haya sido canonizada, precisamente porque no todo el mundo se <<come con patatas>> esa historia inventada sobre los reyes católicos e por tanto, ilustrísimas autoridades vaticanas se han opuesto a que tal bicho sea canonizado. ¡Menos mal!
Primero, esa leyenda negra es mentira. Isabel no se hizo con Segovia, comenzó una guerra civil en la que el bando de Isabel y el bando de Juana se enfrentaron. Enrique estaba atado en Guisando, ¿como iba a demostrar que Juana era su hija si su esposa habia dado a luz a dos hijos que no eran suyos?¿como iba a obligar a Isabel a renunciar al título de Princesa de Asturias si tampoco había bula papal de su casamiento con Juana de Avis? A todos los efectos su hija Juana estaba siendo desheredada por su propio padre, pues no la defendió como hubiera debido hacerlo. Respecto a los envenenamientos, la muerte de Alfonso fue a causa de veneno y ya se sabe quien fue su asesino: el marques de Villena. De sus pretendientes el unico que murio en circunstancias extrañas fue Pedro Giron, que acudia al encuentro con la infanta. Ella era apenas una adolescente de 15 años vigilada en la corte.¿De veras pudo haberlo envenenado y haber vuelto a palacio como si nada? Y el rey murio en Madrid, estando ella en Segovia. ¿Como pudo envenenarlo en pleno siglo XV con algo que lo matara dias despues de verla a ella?
ResponderEliminarEs verdad, falsifico la bula, pero el papa les dispenso una cuando la guerra termino. Por lo tanto, el matrimonio fue válido. Su reinado fue legitimado porque ELLA GANÓ LA GUERRA. Ella juro fidelidad a su hermano hasta el ultimo dia de su vida. No pudo traicionar a un pais que creó ella.Y sobre todo, si ella fue tan mala, tan manipuladora y buscaba ser reina por encima de todo y de todos, podia haber casado con Alfonso V, al que le dijo que no dos veces, pudiendo tener la vida resuelta. Porque que mas da ser reina de Castilla que de Portugal si de lo que se trata es de ser reina. Yo lo que se es que apartaron a una niña de 11 años de su madre, se quedo sola en una corte extraña con un hermano pequeño al que cuidar. Supo sobrevivir por si misma siendo tan pequeña. POR ESO SE MERERECE TODO MI RESPETO. Te recomiendo que leas, si aun no lo has hecho ISABEL LA CATOLICA DE TARSICIO DE AZCONA. Es la mejor biografia que existe de la reina.