¿Política-ficción o presagio?
“Comentario satírico de un lector de “The Economist”:
Cataluña vota a favor de la independencia. Artur Mas se convierte en presidente del nuevo estado.
Cataluña solicita su ingreso en UE. La petición se aprueba y Cataluña se convierte en el 28º miembro.
La provincia de Soria vota a favor de la independencia y España se la concede.
Soria solicita su ingreso en la UE. Josep Martinet (nacido Pepe Martínez), representante de Cataluña en la UE, se opone. “Soria no es una nación, Cataluña sí”, afirma.
“Sí lo somos…”, declara el presidente de Soria. A pesar de la estruendosa oposición catalana, Soria se convierte en el 29º miembro de la UE.
“Ahora todos quieren ser nación”, declara Jordi Martinet. “No es justo”.
Bremen se independiza de Alemania y se convierte en el 30º miembro de la UE. Venecia se independiza de Italia, y se convierte en el 31º miembro.
El proceso se hace contagioso: la UE tiene ahora 125 miembros (25 del país antes llamado España) y 85 idiomas oficiales: catalán, soriano, flamenco, bable, silesio… etc.
La Comisión Europea anuncia que la UE ya no puede funcionar con tal confusión.
Tras una prolongada discusión en los 8 idiomas se decide que los miembros de la UE deben organizarse en grupos. La prensa los denomina “racimos”.
Los miembros de origen alemán organizan rápidamente su propio “racimo” y deciden darle un nuevo nombre: Alemania.
Los miembros de origen francés, tras una larga discusión, crean su propio “racimo” al que llaman Francia.
Los miembros del país antes llamado España crean su propio “racimo”. No se ponen de acuerdo en el nombre por lo que se les conoce como “racimo ibérico”.
Galicia intenta unirse al “racimo irlandés”. “Nosotros también somos celtas”, repite el presidente gallego. “No, no lo sois”, responde el presidente irlandés.
Finalmente, Galicia se une al “racimo ibérico”. El País Vasco se une al “racimo” de Georgia, Sicilia y Macedonia, conocido como el “EGSM”, con la “E” por Euzkadi.
Los catalanes tratan de unirse al “racimo alemán”: “Somos los alemanes del Sur, no somos españoles”.
“Estáis en el Sur, de acuerdo, pero no sois alemanes”, reciben como respuesta.
Los catalanes tratan de unirse al “racimo francés”: “Somos prácticamente franceses, no somos españoles”. Son rechazados.
Despechados, los catalanes forman su propio “racimo” con Rumania, Albania, Chipre y Kosovo.
Constituyen, pues, el “racimo CRACK”. Cataluña pierde habitantes y decide importar un millón de marroquíes.
Como la nueva organización resulta inefectiva, Alemania decide abandonar la UE y el euro.
Cierra sus fronteras a “un racimo de chalados” – según la amable expresión del presidente alemán – y crea una nueva moneda: el marco alemán.
Francia sigue su ejemplo y abandona. Su nueva moneda: el franco. Inicia contactos con Alemania, Holanda, Bélgica y Luxemburgo para crear una nueva unión: “El Mercado Común”.
La UE se colapsa. Reaparecen los controles fronterizos. “The Economist” señala en primera plana: “Nos duele decirlo, pero ya os lo habíamos advertido.”
Marruecos invade Cataluña. Cataluña acusa a España de tener acuerdos secretos con los marroquíes. “No los vimos venir…”, declara el presidente ibérico.
Los marroquíes imponen la “sharia” y prohiben los bikinis, el desnudo público y el “alioli” bajo amenaza de penas muy severas.
Cataluña pide ayuda a sus “hermanos españoles”. El país antes llamado España ¡invade Cataluña otra vez! “¿Por qué habéis tardado tanto?”, pregunta Artur Mas.
Cataluña se une al país antes llamado España. El desnudo público, los bikinis y el “alioli” vuelven a ser legales, prácticamente obligatorios.
El país elige un nuevo nombre, España, y una nueva moneda, la peseta. El País Vasco se une a España.
España solicita el ingreso en el “Mercado Común”. “Lo pensaremos…” es la respuesta que recibe.
Y vuelta a empezar… 25 años después…
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