Los hijos de Peter Singer han emergido en las redes sociales para dejar constancia de su maldad, perfidia y vileza, cualidades que describen la bajeza moral de quienes no son hombres ni animales, sino pura bazofia. Es mil veces más digno en su animalidad el toro que le arrancó la vida a Víctor Barrio que estos destiladores de odio a los que otorgamos la condición de humanos y dotamos de derechos, precisamente por lo contrario que defendía el «pensador» Peter Singer, padre espiritual de todos ellos...
Los animalistas radicales se conmueven ante la muerte de un toro y festejan la muerte de un torero. Uno, en su infinita candidez, pensaba que sufrían por ser personas dolientes (con sentimientos), pero dada su reacción en las redes está visto que no es la condición humana la que les lleva a impostar aflicción ante la suerte del animal. No tienen condición -ni humana ni animal- y son simplemente despojos.
Los animalistas radicales pretenden que el toro tenga los mismos derechos que una persona. El planteamiento es brutal, pero dadas las circunstancias les propongo una alternativa: que quienes han celebrado la muerte de Víctor Barrio en las redes pierdan sus derechos como persona y pasen a ser tratados como «animales no humanos», categoría sugerida por el «pensador» Peter Singer en su libro «Animal Liberation». Así estarían en un plano de igualdad con ese toro al que han elevado a la categoría de mito.
Víctor Barrio que estás en los cielos: no sé si te servirá de consuelo, pero les has desenmascarado. Gracias, Torero.
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