viernes, 27 de septiembre de 2013

YouTube





"Eres más guapa de lo que crees": así fue el fracaso del mayor viral de la historia. Más de 50 millones de visitas en YouTube, una estética impecable y un mensaje de calado que impactó a los espectadores. Son pocos los que no han visto el vídeo “Eres más guapo de lo que crees”. En él puede verse a un grupo de mujeres, que acceden a un experimento en el que un ex agente del FBI especializado en retratos-robot dibuja el rostro de las participantes en base a dos testimonios: en primer lugar, ellas mismas se describen y el dibujante hace su trabajo en base a sus indicaciones, pero a estas inesperadas modelos se les pidió que pasaran unos minutos con unos ciudadanos anónimos que no conocían de nada.



Aquí, todo el mundo era normal, nada de bellezas extraordinarias ni de otro planeta, y fueron estos segundos los que también describieron a las mujeres que participaron en el experimento, todo ello registrado por las cámaras de la agencia. El vídeo recorre todos estos episodios con una música ensoñadora y despierta el lado más humano que todos llevamos dentro. La secuencia llega a su punto álgido cuando el dibujante muestra a las protagonistas ambos retratos, el basado en sus descripciones y el que tomó como referencia la de terceros. Silencio en el vídeo e impacto emocional de estas mujeres de carne y hueso, de las que uno se topa en cualquier esquina y llevan a sus hijos al colegio.

La emoción se transmite inmediatamente al espectador: el vídeo muestra a unas mujeres avejentadas y tristes en el primer caso, y alegres y bellas en el segundo. Toda una lección de vida que invita a la reflexión. Un mundo que exige que seas perfecto

Los responsables de este anuncio han revivido en las conciencias de todos una desgarradora realidad. La de un mundo que exige que seamos perfectos, que no tolera las imperfecciones y en el que una mueca ladeada en la sonrisa ya es motivo suficiente para muchos para sentir rubor u ocultar este capricho de la naturaleza.

Los gimnasios se llenan de víctimas de esta presión insufrible que no tolera una tripa floja o un cuerpo marcado por la experiencia de la vida. Las mujeres viven mucho más de cerca esta obligación por estar perfectas: los anuncios en la tele muestran cuerpos casi imposibles y las pasarelas de moda siluetas que juegan con la salud de las modelos. Todos los sabemos, pero nadie quiere levantar un dedo. Menos una marca, que ha recogido este silencioso clamor y ha llenado sus anuncios de cuerpos normales y mujeres bellas que no siempre llevan una talla 38.

Ha sido precisamente esta marca la que se decidió trasladar su campaña a internet. Un anuncio exclusivamente para la red en el que se ha dado todo. La creatividad y estética son impecables, y el guión, digno de Óscar. El éxito fue fulgurante. El vídeo en YouTube recorrió los buzones de correo, cuentas de Twitter y perfiles de Facebook a la velocidad del rayo. El tacómetro del célebre servicio de vídeos de Google registra en este momento 56 millones de visitas, 13.000 comentarios y 130.000 likes lo que lo sitúa como el anuncio comercial en internet más visto de todos los tiempos.

Las marcas han sido pulverizadas y el público lo adora. Tanto que hasta le han salido imitadores, en clave de parodia, con los hombres como protagonistas. Pero, ¿quién es el responsable del anuncio?

Todo ha salido a pedir de boca, pero el departamento de marketing ha cometido un error de libro que ha minimizado el impacto de este apabullante éxito: visto el vídeo y comentado, muy poca gente recuerda que fue Dove, la marca de productos de belleza e higiene, la que está detrás del spot 2.0.

El demoledor dato muestra una realidad bastante común entre los anunciantes que se estrenan en las redes sociales: su pavor a aparecer en la secuencia. No quieren repetir el empacho de los anuncios de televisión, donde uno acaba cansado de Ariel, Gallina Blanca o Coca-Cola. Pero en esta ocasión se han pasado de frenada. El impacto de su obra de arte se ha quedado en la boca de los usuarios: “¿has visto el anuncio ese de los retratos robot?”, pero de Dove ni mención.

Y el batacazo de la marca de jabones es sólo la punta del iceberg de una realidad que ha quedado contrastada en el libro publicado por la profesora de universidad australiana Karen Nelson-Field, The Science of Sharing, en el que queda patente que en internet apenas un 6% de los anunciantes dejan clara su marca en los anuncios 2.0. ¿Y en televisión? El 90%.

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