El Profeso y el Faraón de Carlo Emanuele Ruspoli

La Máscara de oro de Tutankamón fue elaborada por los orfebres egipcios en el año 1354-1340 A.C. y se considera la pieza más conocida de todo el arte egipcio, formaba parte del ajuar funerario de la tumba del faraón, descubierta en 1922 en el Valle de los Reyes.

Acabo de terminar mi última obra. El Profeso y el Faraón, en dos tomos, el primero de más de 204.000 palabras y 562 páginas; el segundo de más de 208.000 palabras: no obstante, el editor piensa que es mejor condensar la obra en un solo tomo de formato más grande.  

Tal vez sea ese el penúltimo, más atrevido y peligroso viaje en el tiempo del Profeso, Giangaleazzo Ruspoli, gran estudioso de la civilización egipcia de la que posee en su mansión neoyorquina una colección de antigüedades digna de un museo. Su erudición le convierte en egiptólogo. Atraído por los misterios esotéricos de esas creencias religiosas y por su constante lucha contra las injusticias, descubre una historia en sus papiros que le anima a viajar a los tiempos de la dinastía XII del Imperio Medio de Egipto (1874 a.C.) con el proyecto de ganar la confianza del faraón Sesostris III para ayudarle en su terrible y sanguinaria lucha contra el mal.  Deberá empezar de cero y buscar un disfraz adecuado, por lo que decide convertirse en el joven escriba Intef tataranieto huérfano de Iku (siglo XXII a. C.), escriba gobernante del nomo (provincia) de Uaset Tebas. Es un disfraz muy complicado porque requiere también, a parte del extraordinario viaje cuántico de casi 40 siglos atrás en el tiempo, que su aspecto sea de un joven… y estudiar a fondo la antigua cultura, religión y costumbres muy diferentes a las múltiples que conoce a fondo. Pero así es el carácter del Profeso, cuando descubre una injusticia, tiene que aportar su grano de arena, a veces fundamental. 

Anubis es el guardián de las tumbas asociado con la muerte y la vida después de ésta en la religión del Antiguo Egipto, señor de las necrópolis y patrón de los embalsamadores, representado como un chacal o un perro salvaje, o como un hombre con cabeza de chacal.

Conque vamos a descubrir esta nueva misión: en el corazón del templo de Abidos, una acacia se está muriendo... Y junto con ella, todo Egipto está amenazado. Porque no es un árbol cualquiera: nació de la tumba del dios Osiris, para anunciar su renacimiento. El gran faraón reinante Sesostris III comienza una lucha contra un enemigo in-visible que quiere llevar a Egipto a la ruina. El Profeso se convertirá en un actor casi involuntario en este misterio. Tras viajar en el tiempo y disfrazarse de aprendiz de escriba Intef, el Profeso es secuestrado por unos crueles marineros, aunque consigue escapar, pero el virtual adolescente no sabe quién intenta matarlo, y mucho menos quién lo protege. Intef tiene la sensación de que está siendo guiado y manipulado por una fuerza misteriosa, y que avanza en el tiempo por un camino del que desconoce el destino... pero espera que sea el que le permita luchar contra el mal. Intef, el logrado disfraz de joven escriba del Profeso en Egipto, gracias a sus virtudes poco comunes, se convierte en Hijo Real a instancias del faraón Sesostris. Un título que implica no solo honores sino también grandes responsabilidades y que llevará al joven escriba a enfrentarse a nuevas y difíciles pruebas. Mientras tanto, el Profeta, enemigo acérrimo del orden y la justicia, se prepara para invadir Egipto y to-mar el poder. Sesostris confía a Intef una peligrosa misión: penetrar en la región de Canaán para descubrir el escondite del Profeta. En realidad, el terrible adversario se ha refugiado en Nubia y está tratando de causar una inundación devastadora que destruirá el país de una vez por to-das... ¿Quién puede salvar a Egipto? ¿Podría ser Sesostris, quien, a pesar de los numerosos ataques que ha sufrido, se enfrenta esta nueva batalla con valentía y determinación? ¿O Intef, que lucha en mil frentes para evitar que el enemigo se imponga? ¿O, de nuevo, la bella sacerdotisa Isis, que encontrará en lo más profundo de su corazón la manera de apaciguar al genio del Nilo? El Profeta, tras su fracaso en Nubia y en impedir el descubrimiento del oro sanador de Punt, se esconde disfrazado en el corazón mismo de Abidos. Rodeado de sus seguidores, se prepara para cometer el crimen más atroz. Al traer la muerte al reino de Osiris para evitar su resurrección, podrá derrocar al faraón Sesostris, tomar el poder y difundir su doctrina. Pero Intef e Isis tienen un trabajo que hacer: evitar que esto suceda. ¿Podrá el Hijo Real cumplir su misión, celebrar los misterios de Osiris? Ante el infortunio, ¿encontrará Isis la fuerza para llevar a cabo su búsqueda de lo imposible? 

Las pirámides de Egipto son, de todos los vestigios legados por los egipcios de la Antigüedad, los más portentosos y emblemáticos reconocidos. Construidas como criptas reales para los faraones a partir de 2630–2610 a. C., con bloques de piedra revestidos de caliza, originalmente eran a la vista, grandes construcciones de color blanco.

Los misterios de Osiris, además de narrar el atormentado camino del joven Intef en busca de su verdad, y la lucha de Sesostris III contra las fuerzas del mal, cuentan la mágica y sobrecogedora historia de un Egipto que ya no existe y que sin embargo permanece en nuestra memoria. Esta nueva obra relata minuciosamente las hazañas, los desvelos, las luchas y el amor incondicional del Profeso convertido en el joven escriba Intef, y nos da las claves para entender una civilización fascinante y los secretos de su realidad inmutable. Mi pasión por esa civilización me ha llevado a visitar el país en numerosas ocasiones, algunas por razones de trabajo y otras por su deseo de profundizar al máximo mi conocimiento, alcanzado sin duda por medio de los Textos de la Pirámides, un repertorio de conjuros, encantamientos y súplicas, grabados en los pasajes, antecámaras y cámaras sepulcrales en las pirámides del Imperio Antiguo de Egipto con el propósito de ayudar al faraón en la Duat (el inframundo de la mitología egipcia, el lugar donde se celebraba el juicio de Osiris, y donde el espíritu del difunto debía deambular, sorteando seres malignos y otros peligros, según se narra en el Libro de los Muertos, y pasar por una serie de "puertas" en diferentes etapas del viaje, descritas en el Libro de las Puertas) y asegurar su resurrección y la vida eterna.

Una propuesta alegórica para la portada del libro.