Doctor arquitecto y escritor, autor de numerosos títulos técnicos y catálogos, así como de proyectos de edificación y ensayos. Ensayista de artículos de índole técnica y cultural en varias revistas, colaborador de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía. Escritor de historia, antropología, anécdotas de vida profesional y novelas históricas. Más de veinticinco libros publicados hasta el momento tanto en papel como en formato digital.
miércoles, 19 de diciembre de 2018
jueves, 13 de diciembre de 2018
martes, 11 de diciembre de 2018
Pensamiento
En la vida hay que tener un amigo que sea espejo y sombra. El espejo nunca miente y la sombra nunca te deja.
viernes, 30 de noviembre de 2018
Turandot de Puccini
Turandot de Puccini
Turandot es una ópera en tres actos con música de Giacomo Puccini y libreto en italiano de Giuseppe Adami y Renato Simoni. La ópera, inconclusa por la muerte de Puccini, fue completada por Franco Alfano y estrenada el 25 de abril de 1926 en La Scala de Milán. Una de las partes más difíciles de la ópera se encuentra en el segundo acto y se inicia con la frase In questa reggia, cuando Turandot explica la razón de su comportamiento. Musicalmente, esta parte exige sobreagudos a cargo de la soprano que, combinados con la capacidad wagneriana que requiere el personaje, la hacen particularmente difícil. En el tercer acto se encuentra una de las arias más conocidas para tenor, Nessun dorma, que representa la victoria del amor sobre el odio, donde Calaf clama que nadie se duerma para descifrar el nombre del joven héroe. Otro aspecto musicalmente notable es el enfrentamiento entre tenor y soprano, en el segundo acto, que muchos comparan con lo que hizo antes Puccini en Tosca, también en el segundo acto, cuando enfrenta las voces del barítono y la soprano, Scarpia y Tosca.
Póster de la primera presentación en 1926, en el teatro La Scala de Milán. |
viernes, 16 de noviembre de 2018
miércoles, 14 de noviembre de 2018
lunes, 15 de octubre de 2018
Condecoraciones a políticos anteriores
UNA INTERESANTE CUESTIÓN PREMIAL: MINISTROS RÉPROBOS Y CENSURADOS,Y SIN EMBARGO CONDECORADOS
Es bien conocida la costumbre, ya antigua en nuestro ámbito político más alto -si es que tiene alguna altura ese ambiente-, de que a los ministros del Gobierno de España que han dejado de serlo se les premie y condecore por el Gobierno que les sucede tras las inevitables elecciones, generalmente con la gran cruz de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III -llamada por eso, en afortunada frase del gran periodista Antonio Burgos, la cruz de los caídos-; o, de haber sido condecorados ya con ella anteriormente, con la gran cruz de otra Orden del mismo elevado rango.
Al mismo tiempo, los secretarios de estado y subsecretarios solían ser distinguidos con la gran cruz de la Orden de Isabel la Católica, y los directores generales y otros altos cargos, con la gran cruz de la Orden del Mérito Civil.
Por cierto, el Gobierno presidido desde 2012 por don Mariano Rajoy Brey, si bien condecoró con la gran cruz de Carlos III a los ministros socialistas salientes, en cambio no observó esta otra parte de la costumbre de condecorar a los altos cargos que les seguían en rango, ocasionando así algunos enfados, pero sobre todo una anomalía política y premial, y un agravio comparativo que, por ahora, se mantienen.
No así respecto de los secretarios de estado y subsecretarios del último Gobierno del centro-derecha, a quienes el gabinete presidido hoy por don Pedro Sánchez Pérez-Castejón, ha distinguido según aquella costumbre, con una generosidad digna de encomio. El Boletín Oficial del Estadoha publicado varios reales decretos fechados el 7 de septiembre último, agraciando con la gran cruz de la Orden del Mérito Civil a don Rubén Fausto Moreno Palanques, don Roberto Bermúdez de Castro Mur, doña María González Pico, don José María Jover Gómez-Ferrer, don David Villaverde Page, doña Irene Garrido Valenzuela, doña María Luisa Poncela García, doña Carmen Vela Olmo, don Alfredo González Panizo Tamargo, don Mario Garcés Sanagustín, doña María Jesús Fraile Fabra, don Marcial Marín Hellín, don Fernando Benzo Sáinz, don José Ramón Lete Lasa, don José Canal Muñoz, don Tomás Burgos Gallego, don Juan Pablo Riesgo Figuerola-Ferretti, don Pedro Llorente Cachorro, don Daniel Navia Simón, don José María Lassalle Ruiz, doña Matilde Pastora Asían González, don Pablo García-Manzano Jiménez de Andrade, doña María García Rodríguez, don Jaime Haddad Sánchez de Cueto, don Agustín Conde Bajén, don Arturo Romaní Sancho, don José Enrique Fernández de Moya Romero, don Alberto Nadal Belda, doña Elena Collado Martínez, don Felipe Martínez Rico, don José Antonio Nieto Ballesteros, don Luis Aguilera Ruiz, don Julio Gómez-Pomar Rodríguez, doña Rosana Navarro Heras, don José Luis Ayllón Manso, doña Cristina Ysasi-Ysasmendi Pemán, doña Eva Valle Maestro, doña Carmen Martínez Castro, doña María Rosario Pablos López, don Ildefonso Castro López, don Jorge Toledo Albiñana, don Fernando García Casas, doña Beatriz Larrotcha Palma, doña Carmen Sánchez-Cortés Martín, don Eugenio López Álvarez y doña Áurea María Roldán Martín.
Pero ahora acabamos de asistir a otra anomalía premial muy notable, que sin duda merece que le dediquemos algunas líneas.
Como es públicamente conocido, por primera vez en los casi cuarenta años de democracia en España el Congreso de los Diputados reprobó a un ministro. Fue en octubre de 2016 -en comisión, no en pleno-, y tocó en suerte al ya entonces ministro del Interior en funciones, don Jorge Fernández Díaz. Posteriormente, el 16 de mayo de 2016, el pleno de la misma Cámara parlamentaria reprobó a don Rafael Catalá Polo, ministro de Justicia, y al fiscal general del Estado don José Manuel Maza, fallecido poco después. En junio del mismo año, fue reprobado también el secretario de Estado de Interior, don José Antonio Nieto -que, sin embargo, acabamos de decir que ha sido ahora condecorado-.
Y el 29 de junio de 2017, el pleno del Congreso de los Diputados reprobó a don Cristóbal Montoro, ministro de Hacienda.
Pocos meses después, el 24 de octubre de 2017, el pleno parlamentario reprobó a don Alfonso Dastis Quecedo, ministro de Asuntos Exteriores y de Cooperación, y a don Juan Ignacio Zoido Álvarez, ministro del Interior. Y al primero volvió a reprobarle el Congreso de los Diputados en sesión plenaria de 6 de noviembre de 2017, gozando así del dudoso honor de ser el único ministro que en democracia ha merecido dos reprobaciones parlamentarias.
Posteriormente, todo el Gobierno presidido por don Mariano Rajoy Brey, fue censurado por el mismo Congreso de los Diputados en sesión del 1º de junio de 2018, lo que provocó su destitución ipso iure, en aplicación de las normas contenidas en la Constitución Española de 1978.
Y, sin embargo de concurrir en aquellos miembros del Gobierno de don Mariano Rajoy las expresadas circunstancias de reprobación, y en todo caso la de censura de todos y cada uno de ellos, el Gobierno presidido por don Pedro Sánchez Pérez-Castejón, ha decidido proponer a S.M. el Rey el premio de condecorarles a todos ellos con la sólita gran cruz de la Orden de Carlos III -menos al presidente Rajoy y al ministro Montoro, que ya la habían recibido con anterioridad-. Y así se ha verificado mediante varios reales decretos fechados el 3 de agosto de 2018, según consta en el Boletín Oficial del Estado.
Y estos hechos nos dejan perplejos, y nos suscitan algunas dudas y consideraciones.
¿Significa todo esto que el actual presidente del Gobierno ha querido premiar a sus adversarios políticos, a pesar de haber sido reprobados y censurados por el Congreso de los Diputados?
¿Significa todo esto que el actual presidente del Gobierno desprecia los acuerdos de reprobación y de censura tomados por la mayoría del pleno del Congreso de los Diputados?
¿Significa todo esto que, tras la derrota humillante de sus adversarios, el actual presidente del Gobierno ha querido escenificar de esta manera el perdón político de los vencidos?
¿Significa todo esto que el actual presidente del Gobierno prefiere hacer tamaño alarde de magnanimidad -de soberbia más bien- con el adversario vencido, al mantenimiento de sus propias reprobaciones y censuras hacia ellos, en ocasiones tan acres y tan virulentas?
Y es que, bien mirado, todo esto es bastante extraordinario, pues no parece muy lógico, sino que más bien es políticamente inadmisible, que en el ámbito de una democracia avanzada como lo es la española, se premie y se condecore a quienes han sido previamente reprobados por el Parlamento -Catalá Polo, Zoido Álvarez, Dastis Quecedo-, o bien a aquellos que han merecido tal censura parlamentaria por sus actos de gobierno, que ha causado su destitución fulminante.
Y es que una cosa es premiar y distinguir a los ministros que son relevados regularmente por haber perdido unas elecciones ordinarias -por ejemplo, también los ministros del Gobierno Rajoy de los años 2012 a 2016-, y otra muy distinta a los ministros que han merecido la censura pública de la Patria -de la Soberanía Nacional-, representada por la mayoría de los diputados a Cortes, y la automática destitución por su mal proceder político.
¿Cómo lucirán las condecoraciones tan poco merecidas los últimos exministros agraciados así? Más les valdría quizá guardarlas en un armario, al menos hasta que dentro de algunos años se haya olvidado la afrentosa censura patria...
Quizá en el fondo, a más del desprecio de los propios actos parlamentarios por parte del actual presidente del Gobierno de España, lo que subyace bajo la graciosa e injustificada concesión de tan elevadas distinciones públicas, no es más que el desprecio gubernamental hacia el elevado carácter que, a tenor de las leyes vigentes, deberían tener nuestras más antiguas y respetables Órdenes nacionales.
En fin, todo lo ocurrido me parece bastante sorprendente, e incluso, por qué no decirlo, lamentable.
Dr. Vizconde de Ayala
viernes, 5 de octubre de 2018
Katiuska, la mujer rusa
Estrenada en 1931 en Barcelona, vuelve la primera gran obra lírica de Sorozábal al Teatro de la Zarzuela tras treinta y siete años de ausencia en co-producción con el Teatro Arriaga, el Campoamor de Oviedo, el Calderón de Valladolid y el Español madrileño. Cierto es que, por tanto, estamos ante una producción ya vista, pero que se renueva en la Zarzuela. Hay una circunstancia adicional, ya que se vuelve a introducir el “Canto a la tierra”, conocido por la grabación de Marcos Redondo de 1930 previa al estreno, para desaparecer al poco tiempo y, de hecho, en la grabación de 1958 de con Lorengar, Kraus y Cesari ya no figuraba sin que se sepan exactamente los motivos. En los años ’80, antes de morir, el maestro revisó la partitura y mostró su deseo de que se volviese a incorporar en futuras representaciones. Ese fragmento, que refleja el enfrentamiento entre las rusias roja y blanca, causó muchos enfrentamientos entre el público del estreno catalán. Hoy bien se podía haber traspuesto a la actualidad y, quizá también, provocaría lucha en la sala.
La apertura de temporada era un reto mayor de lo habitual tras la frustrada fusión del teatro con el Real y podría verse como una reacción, pero la producción estaba programada desde bastante antes de esos hechos. Lamentablemente sólo se retransmitirá por Facebook y no por televisión a causa, aún, de la rigidez de los contratos laborales del teatro.
Emilio Sagi y Daniel Bianco narran escenográficamente lo que la música y el libreto expresan con un concepto de tintes cinematográficos no exento de una cierta nostalgia al revivir la Rusia de la revolución de 1917 con ojos de 1931 que acerca la obra a la opereta, aunque Sagi podría haber arriesgado más. Es difícil escenificar estas zarzuelas, dramáticas y cómicas simultáneamente, y Sagi y Bianco lo logran. Estupendos los números del cuarteto de esos comprimarios que no son comprimarios porque convierten sus papeles en primeros papeles.
Guillermo García Calvo regresa al foso de la Zarzuela tras su éxito con “La Tempestad” para hacerse cargo de esta música cosmopolita en la que se mezclan los temas eslavos con la música negra americana, y bastante moderna en su época. Dirige con vivacidad y control, con cuidadas dinámicas en las que no faltan tanto fortes como pianos y todo bien regulado.
La Zarzuela no pudo elegir un cast más mediático, impresionante no ya para una zarzuela sino para cualquier teatro de ópera del mundo. Ainhoa Arteta, que sólo canta dos funciones, imprime gracia y donaire a Katiuska, con una voz de caudal que es capaz de rebajar al mínimo en pianísismos exquisitos. Carlo Álvarez luce su voz de precioso timbre baritonal. No se si hoy día hay algún barítono con una voz más atractiva. Se le ve a gusto y pone toda la carne en el asador, convirtiéndose en el gran triunfador de la velada. Jorge de León luce sus potentes medios y perfila un Sergio con más poder del habitual, en un papel corto pero no fácil. Antonio Torres, Milagros Martín, Emilio Sánchez, Enrique Baquerizo, Amelia Font son veteranos intérpretes que aportan no sólo su solidez profesional en las partes cómicas de la obra, sino un donaire propio de los grandes comprimarios. Soberbia Milagros Martín bailando la escena del deseado viaje a París, muy de cabaret y opereta.
La Zarzuela ha abierto su temporada a lo grande, con la complicidad y el entusiasmo de un público entregado que no paró en ovaciones y vítores a lo largo de toda la representación. Todo apunta a que las catorce funciones programadas logren un lleno hasta la bandera. ¡Enhorabuena! Gonzalo Alonso!
miércoles, 3 de octubre de 2018
miércoles, 19 de septiembre de 2018
miércoles, 5 de septiembre de 2018
Distinguir entre el descanso y la evasión por Su Santidad Francisco I
El viaje a través del Decálogo nos lleva hoy al mandamiento del día de descanso. Suena como un mandamiento fácil de cumplir, pero es una impresión equivocada. Descansar realmente no es fácil, porque hay un descanso falso y un descanso verdadero. ¿Cómo podemos reconocerlos?
La sociedad actual está sedienta de entretenimiento y vacaciones. La industria de la distracción es muy floreciente y la publicidad dibuja el mundo ideal como un gran parque de atracciones donde todos se divierten. Hoy el centro de gravedad del concepto de vida no es la actividad y el compromiso, la evasión. Ganar dinero por divertirse, satisfacerse. La imagen modelo es la de una persona con éxito que puede permitirse espacios de placer amplios y diferentes. Pero esta mentalidad resbala hacia la insatisfacción de una existencia anestesiada por la diversión que no es descanso, sino alienación y escape de la realidad. El hombre nunca ha descansado tanto como hoy y ¡sin embargo, el hombre nunca ha experimentado tanto vacío como hoy! Las posibilidades de divertirse, de salir, los cruceros, los viajes, tantas cosas no te dan la plenitud del corazón. Todavía más: no te hacen descansar.
Las palabras del Decálogo buscan y encuentran el corazón del problema, arrojando una luz diferente sobre lo que es el descanso. El mandamiento tiene un elemento peculiar: proporciona una motivación. El descanso en el nombre del Señor tiene un motivo preciso: “Pues en seis días hizo el Señor el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contienen, y el séptimo descansó. Por eso el Señor bendijo el día del sábado y lo hizo sagrado” (Éxodo 20:11).
Esto nos lleva al final de la creación cuando Dios dice: “Vio Dios cuanto había hecho y todo era bueno” (Gen 1:31). Y entonces comienza el día del descanso, que es la alegría de Dios por lo que ha creado. Es el día de la contemplación y la bendición.
¿Qué es el descanso según este mandamiento? Es el momento de la contemplación, es el momento de la alabanza, no de la evasión. Es el tiempo de mirar la realidad y decir: ¡qué bella es la vida! Al descanso como un escape de la realidad, el Decálogo contrapone el descanso como una bendición de la realidad. Para nosotros los cristianos, el centro del día del Señor, el domingo, es la Eucaristía, que significa “acción de gracias”. Es el día para decirle a Dios: Gracias Señor por la vida, por tu misericordia, por todos tus dones. El domingo no es el día para borrar los otros días sino para recordarlos, bendecirlos y hacer las paces con la vida, ¡Cuánta gente hay que tiene tantas posibilidades de divertirse, y no vive en paz con la vida! El domingo es el día para hacer las paces con la vida, diciendo: la vida es preciosa; no es fácil, a veces es dolorosa, pero es preciosa.
Ser introducido en el descanso auténtico es una obra de Dios en nosotros, pero requiere que nos alejemos de la maldición y de su encanto (ver Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, 83). Efectivamente, es muy fácil doblegar el corazón a la infelicidad, enfatizar las razones del descontento. La bendición y la alegría implican una apertura al bien que es un movimiento adulto del corazón. El bien es amable y nunca se impone. Debe elegirse.
La paz se elige, no se puede imponer y no se encuentra por casualidad. Alejándose de los amargos pliegues de su corazón, el hombre necesita hacer las paces con aquello de lo que huye. Es necesario reconciliarse con la propia historia, con hechos que uno no acepta, con las partes difíciles de la propia existencia. Os pregunto ¿cada uno de vosotros se ha reconciliado con su propia historia? Una pregunta para pensar: Yo, ¿me he reconciliado con mi historia? La verdadera paz, de hecho, no es cambiar la propia historia sino aceptarla y valorizarla, así como ha sido,
¡Cuántas veces nos hemos encontrado con cristianos enfermos que nos han consolado con una serenidad que no se encuentra en los vividores ni en los hedonistas! Y hemos visto personas humildes y pobres regocijarse con pequeñas gracias con una felicidad que sabía a eternidad.
El Señor dice en el Deuteronomio: “Te pongo delante vida o muerte, bendición o maldición. Escoge la vida, para que vivas tú y tu descendencia” “(30:19). Esta elección es el “fiat” de la Virgen María, es una apertura al Espíritu Santo que nos sitúa tras las huellas de Cristo. Aquel que se entrega al Padre en el momento más dramático y emprende así el camino que conduce a la Resurrección.
¿Cuándo se vuelve hermosa la vida? Cuando se comienza a pensar bien de ella, cualquiera que sea nuestra historia. Cuando se abre camino el don de una duda: el de que todo sea gracia, [1] y ese santo pensamiento desmorona el muro interior de la insatisfacción, inaugurando el auténtico descanso. La vida se vuelve hermosa cuando el corazón se abre a la Providencia y se descubre que es verdad lo que dice el salmo “En Dios solo el descanso de mi alma” (62: 2). Es bella esta frase del salmo: En Dios solo el descanso de mi alma”.
viernes, 31 de agosto de 2018
Trampa mortal de Lee Child
En las novelas de la saga Jack Reacher es el autor quien lleva seudónimo. Pero en ambos hay un punto radical de ruptura, un acontecimiento trascendental que da un giro a su narrativa vital. Lee Child, alias de Jim Grant, ex ejecutivo televisivo reconvertido en escritor, creó a Jack Reacher, ex oficial del Ejército de los EEUU transformado en vagabundo y caballero andante por las carreteras norteamericanas. El primero se dedica exclusivamente a escribir al segundo, pero es Reacher quien parece llevar las riendas, materializar los deseos ocultos de Child.
Los parecidos de ambos, al fin y al cabo, no acaban en ese hecho fundamental de sus biografías, ese abandono de las obligaciones para entregarse a la libertad, sino que se extiende incluso al físico: el esbelto Child, nacido en Coventry, mide casi dos metros y tiene una mandíbula cuadrada digna de un superhéroe. Reacher, por su parte, nació en una base militar en Berlín y es tan corpulento que, en la última novela publicada en España, Trampa mortal (tercera si seguimos el orden de publicación original) es capaz de parar una bala de pequeño calibre con su pecho descubierto.
A medio camino entre James Bond y Sherlock Holmes, Reacher es un héroe solitario e invencible, una actualización del mito del caballero andante adaptado a la mitología marcial estadounidense. Sus 23 libros van atrás y adelante en el tiempo, pero todos destacan por ser independientes uno de otro y gozan de la misma narrativa directa y sin bagajes de Child, digna, al fin y al cabo, de un vagabundo como Reacher. Hizo falta, eso sí, un excelente thriller protagonizado por Tom Cruise para insuflar renovada energía a la publicación en España de las novelas, absolutos superventas allí donde se han publicado.
Trampa mortal se distingue de las otras ocho publicadas en España por presentar a un villano más complejo de lo habitual, por mucho que esto arroje sus contrapartidas: en ocasiones, la investigación de Reacher, por primera vez ajeno a los acontecimientos que se cocinan y, por tanto, un poco más pasivo de lo que suele, se resiente con un desarrollo simple que no aprovecha del todo ciertas promesas iniciales. El lector, entretenido de todas formas con las hazañas eróticas del héroe con un amor del pasado (que vuelve a certificar la habilidad de Child para sublimar deseos ocultos, prohibidos) sabe mucho antes que el protagonista lo que está ocurriendo, un procedimiento que sitúa Trampa mortal por detrás de convulsas e imprevisibles tramas como las de El enemigo o Un disparo, dos de los mejores títulos del ciclo Jack Reacher de los publicados en España. A cambio ganamos una trama de línea clara y conservamos un final igual de contundente, en el que Reacher certifica su calidad de fantasía visceral, casi erótica, puramente masculina… capaz de protagonizar momentos hilarantes como aquel en el que neutraliza a unos matones mientras en la calle de al lado le preparan una pizza.
El escenario merece la pena, y es ciertamente refrescante y expresivo. Trampa mortal fue publicado originalmente en 1999, cuando aún no habían caído las Torres Gemelas (escenario de capital importancia en el relato) y mucho antes de que la crisis económica y las mentiras de Wall Street acabasen de fulminar la moral del Primer Mundo. Garfio Brodie, el malo, ocupa una oficina vacía en una de las torres, y sus planes de especulación y asesinato son todo un monumento a las contrapartidas del capitalismo, sustentados, de postre, por los horrores de una guerra del pasado. Hay un robo de identidad que resulta profético y que resulta ser todo un rasgo de sagacidad de Child, capaz de entretener al lector durante cuatrocientas páginas de acción y suspense. Trampa mortal no es la mejor de las novelas de Reacher, pero es una perfecta introducción a un mundo peligroso, apasionante y familiar. Y lo más importante de todo para los que desembolsamos el dinero, una novela de aeropuerto de esas que se leen en tres maravillosos días de playa.
"A medio camino entre James Bond y Sherlock Holmes, Reacher es un héroe solitario e invencible, una actualización del mito del caballero andante adaptado a la mitología marcial estadounidense"
A medio camino entre James Bond y Sherlock Holmes, Reacher es un héroe solitario e invencible, una actualización del mito del caballero andante adaptado a la mitología marcial estadounidense. Sus 23 libros van atrás y adelante en el tiempo, pero todos destacan por ser independientes uno de otro y gozan de la misma narrativa directa y sin bagajes de Child, digna, al fin y al cabo, de un vagabundo como Reacher. Hizo falta, eso sí, un excelente thriller protagonizado por Tom Cruise para insuflar renovada energía a la publicación en España de las novelas, absolutos superventas allí donde se han publicado.
Trampa mortal se distingue de las otras ocho publicadas en España por presentar a un villano más complejo de lo habitual, por mucho que esto arroje sus contrapartidas: en ocasiones, la investigación de Reacher, por primera vez ajeno a los acontecimientos que se cocinan y, por tanto, un poco más pasivo de lo que suele, se resiente con un desarrollo simple que no aprovecha del todo ciertas promesas iniciales. El lector, entretenido de todas formas con las hazañas eróticas del héroe con un amor del pasado (que vuelve a certificar la habilidad de Child para sublimar deseos ocultos, prohibidos) sabe mucho antes que el protagonista lo que está ocurriendo, un procedimiento que sitúa Trampa mortal por detrás de convulsas e imprevisibles tramas como las de El enemigo o Un disparo, dos de los mejores títulos del ciclo Jack Reacher de los publicados en España. A cambio ganamos una trama de línea clara y conservamos un final igual de contundente, en el que Reacher certifica su calidad de fantasía visceral, casi erótica, puramente masculina… capaz de protagonizar momentos hilarantes como aquel en el que neutraliza a unos matones mientras en la calle de al lado le preparan una pizza.
El escenario merece la pena, y es ciertamente refrescante y expresivo. Trampa mortal fue publicado originalmente en 1999, cuando aún no habían caído las Torres Gemelas (escenario de capital importancia en el relato) y mucho antes de que la crisis económica y las mentiras de Wall Street acabasen de fulminar la moral del Primer Mundo. Garfio Brodie, el malo, ocupa una oficina vacía en una de las torres, y sus planes de especulación y asesinato son todo un monumento a las contrapartidas del capitalismo, sustentados, de postre, por los horrores de una guerra del pasado. Hay un robo de identidad que resulta profético y que resulta ser todo un rasgo de sagacidad de Child, capaz de entretener al lector durante cuatrocientas páginas de acción y suspense. Trampa mortal no es la mejor de las novelas de Reacher, pero es una perfecta introducción a un mundo peligroso, apasionante y familiar. Y lo más importante de todo para los que desembolsamos el dinero, una novela de aeropuerto de esas que se leen en tres maravillosos días de playa.
lunes, 27 de agosto de 2018
Los dioses de la culpa de Michael Connelly
Michael Connelly (Filadelfia (Pensilvania, 21 de julio de 1956) es un escritor estadounidenses de novelas policiacas, las más conocidas protagonizadas por el detective del Departamento de Policía de Los Ángeles Hieronymus "Harry" Bosch, bautizado a partir del pintor neerlandés Hieronymus Bosch y del abogado del Lincoln Mickey Haller.
Non sfidarmi de Lee Child
Una nueva entrega de la serie dedicada al protagonista Jack Reacher llevado al cine por el actor Tom Cruise.
La tentación del perdón de Donna León
Mientras se enfrenta a un problema de posibles filtraciones dentro de la Questura, Brunetti recibe por sorpresa a una amiga de Paola, su mujer, muy preocupada por la extraña actitud de su hijo adolescente. Cuando a medianoche el marido de la amiga aparece inconsciente y con graves daños cerebrales a los pies de un puente de Venecia, Brunetti empieza a pensar que el caso tiene que ver con el comportamiento de su hijo. Pero el camino hacia la verdad, como sabe por experiencia Brunetti, no suele ser una línea recta: un registro minucioso del despacho de Gasparini revela una cantidad inusual de cupones de descuento propiedad de una tía anciana, lo que termina revelando una estafa dirigida al sistema sanitario veneciano.
En la nueva entrega de Brunetti, el famoso comisario investigará sobre una mujer dividida entre el deber a su familia, el deber a la sociedad, las consecuencias imprevistas de las malas decisiones y la tentación de perdonar un crimen que nace del corazón.
L'albero della vita di Christian Jacq
Entretenido primer libro de una ¿trilogía? acerca de las tramas contra el faraón Sesostri y de un scriba llamado Iker.
martes, 31 de julio de 2018
Una columna de fuego de Ken Follett
En 1989, Ken Follett (Cardiff, 1949) reventó el mercado editorial con uno de los libros que más viene a la mente cuando se pronuncia el término best-seller: Los pilares de la tierra, sobre la construcción de una catedral durante el paso del románico al gótico en el siglo XII. 28 años, trece novelas y muchos millones de libras después, el escritor británico publica ahora Una columna de fuego, tercer libro de la saga que ya había retomado en 2007 con Un mundo sin fin.
La nueva novela, que llega a las librerías el próximo martes, salta a los siglos XVI y XVII para entremezclar personajes reales e inventados durante las guerras de religión que fracturaron Europa. La acción transcurre a través de casi mil páginas por París, Sevilla, Bruselas, Londres, Amberes, la isla La Española y, por supuesto, Kingsbridge, la localidad inglesa ficticia presente en toda la saga. Es, a la vez, una historia de amor entre un protestante, Ned, y una católica, Margery, y una trama de espionaje inspirada en la creación por la reina Isabel I del primer servicio secreto de Inglaterra, dedicado a desmantelar las tramas internacionales para reinstaurar por la fuerza un monarca católico al otro lado del Canal de la Mancha.
La saga de Los pilares de la Tierra y Un mundo sin fin, que ha cautivado a millones de lectores, prosigue ahora con la magnífica y apasionante nueva novela de Ken Follett.
Una columna de fuego arranca cuando el joven Ned Willard regresa a su hogar en Kingsbridge por Navidad. Corre el año 1558, un año que trastocará la vida de Ned y que cambiará Europa para siempre.
Las antiguas piedras de la catedral de Kingsbridge contemplan una ciudad dividida por el odio religioso. Los principios elevados chocan con la amistad, la lealtad y el amor, y provocan derramamientos de sangre. Ned se encuentra de pronto en el bando contrario al de la muchacha con quien anhela casarse, Margery Fitzgerald.
Cuando Isabel I llega al trono, toda Europa se vuelve en contra de Inglaterra. La joven monarca, astuta y decidida, organiza el primer servicio secreto del país para estar avisada ante cualquier indicio de intrigas homicidas, levantamientos o planes de invasión.
En París, a la espera, se encuentra la seductora y obstinada María Estuardo, reina de los escoceses, en el seno de una familia francesa con una ambición descomunal. Proclamada legítima soberana de Inglaterra, María cuenta con sus propios partidarios, que conspiran para deshacerse de Isabel.
Entretanto, Ned Willard busca a Jean Langlais, un personaje escurridizo y enigmático, sin saber que tras ese nombre falso se esconde un compañero de clase de su infancia, alguien que lo conoce demasiado bien.
A lo largo de medio siglo turbulento, el amor entre Ned y Margery parece condenado al fracaso mientras el extremismo hace estallar la violencia desde Edimburgo hasta Ginebra. Isabel se aferra precariamente a su trono y a sus principios, protegida por un pequeño y entregado grupo de espías hábiles y agentes secretos valerosos.
Los auténticos enemigos, tanto entonces como ahora, no son las religiones rivales. La verdadera batalla es la que enfrenta a quienes creen en la tolerancia y el acuerdo contra tiranos dispuestos a imponer sus ideas a todo el mundo… y a cualquier precio.
Una columna de fuego es además una suerte de homenaje a quienes lucharon por la tolerancia religiosa en una época en la que era normal matar al que profesaba una fe distinta, explica Follett a EL PAÍS en una entrevista la semana pasada en Edimburgo en la que también habla de Felipe II (que no sale muy bien parado); de cómo vive el éxito y las críticas; de su educación evangélica puritana; del Brexit (“un error terrible”) y de sus profundas diferencias con Jeremy Corbyn, líder del Partido Laborista, al que pertenece.
En una época en la que Europa está siendo invadida por los musulmanes, esta novela debería hacer reflexionar a los gobernantes que heredaron la intransigencia, las ejecuciones, las matanzas que llevó a las guerras entre católicos y protestantes, dos religiones cristianas. Se deberían imponer sin fisuras nuestras raíces cristianas en Europa y obligar a los musulmanes que vivan de acuerdo con nuestras costumbres, si quieren establecerse aquí.
La nueva novela, que llega a las librerías el próximo martes, salta a los siglos XVI y XVII para entremezclar personajes reales e inventados durante las guerras de religión que fracturaron Europa. La acción transcurre a través de casi mil páginas por París, Sevilla, Bruselas, Londres, Amberes, la isla La Española y, por supuesto, Kingsbridge, la localidad inglesa ficticia presente en toda la saga. Es, a la vez, una historia de amor entre un protestante, Ned, y una católica, Margery, y una trama de espionaje inspirada en la creación por la reina Isabel I del primer servicio secreto de Inglaterra, dedicado a desmantelar las tramas internacionales para reinstaurar por la fuerza un monarca católico al otro lado del Canal de la Mancha.
La saga de Los pilares de la Tierra y Un mundo sin fin, que ha cautivado a millones de lectores, prosigue ahora con la magnífica y apasionante nueva novela de Ken Follett.
Una columna de fuego arranca cuando el joven Ned Willard regresa a su hogar en Kingsbridge por Navidad. Corre el año 1558, un año que trastocará la vida de Ned y que cambiará Europa para siempre.
Las antiguas piedras de la catedral de Kingsbridge contemplan una ciudad dividida por el odio religioso. Los principios elevados chocan con la amistad, la lealtad y el amor, y provocan derramamientos de sangre. Ned se encuentra de pronto en el bando contrario al de la muchacha con quien anhela casarse, Margery Fitzgerald.
Cuando Isabel I llega al trono, toda Europa se vuelve en contra de Inglaterra. La joven monarca, astuta y decidida, organiza el primer servicio secreto del país para estar avisada ante cualquier indicio de intrigas homicidas, levantamientos o planes de invasión.
En París, a la espera, se encuentra la seductora y obstinada María Estuardo, reina de los escoceses, en el seno de una familia francesa con una ambición descomunal. Proclamada legítima soberana de Inglaterra, María cuenta con sus propios partidarios, que conspiran para deshacerse de Isabel.
Entretanto, Ned Willard busca a Jean Langlais, un personaje escurridizo y enigmático, sin saber que tras ese nombre falso se esconde un compañero de clase de su infancia, alguien que lo conoce demasiado bien.
A lo largo de medio siglo turbulento, el amor entre Ned y Margery parece condenado al fracaso mientras el extremismo hace estallar la violencia desde Edimburgo hasta Ginebra. Isabel se aferra precariamente a su trono y a sus principios, protegida por un pequeño y entregado grupo de espías hábiles y agentes secretos valerosos.
Los auténticos enemigos, tanto entonces como ahora, no son las religiones rivales. La verdadera batalla es la que enfrenta a quienes creen en la tolerancia y el acuerdo contra tiranos dispuestos a imponer sus ideas a todo el mundo… y a cualquier precio.
Una columna de fuego es además una suerte de homenaje a quienes lucharon por la tolerancia religiosa en una época en la que era normal matar al que profesaba una fe distinta, explica Follett a EL PAÍS en una entrevista la semana pasada en Edimburgo en la que también habla de Felipe II (que no sale muy bien parado); de cómo vive el éxito y las críticas; de su educación evangélica puritana; del Brexit (“un error terrible”) y de sus profundas diferencias con Jeremy Corbyn, líder del Partido Laborista, al que pertenece.
En una época en la que Europa está siendo invadida por los musulmanes, esta novela debería hacer reflexionar a los gobernantes que heredaron la intransigencia, las ejecuciones, las matanzas que llevó a las guerras entre católicos y protestantes, dos religiones cristianas. Se deberían imponer sin fisuras nuestras raíces cristianas en Europa y obligar a los musulmanes que vivan de acuerdo con nuestras costumbres, si quieren establecerse aquí.
martes, 17 de julio de 2018
Solo para ti (Poemas) de José María Caro de Aladrén
Mi buen amigo José Caro me ha regalado y dedicado un nuevo libro de poemas. ¡Disfrutad con sus rimas cargadas de buenos y ardientes sentimientos!
sentimientos!
lunes, 2 de julio de 2018
24 horas mintiendo, Teatro de la Zarzuela
«El maestro Alonso dirigió personalmente la ejecución de uno de los números y supo dar a la batuta la elocuencia, el garbo y el poderío melódico que tan bien le caracterizan, arrancando del público las más encendidas palmadas, después de haber saboreado el triunfo, como queda dicho, en el cuerpo general de la partitura, que abunda en cuadros inspiradísimos, como el argentino, el brasileño y el mallorquín, este último instrumentado con muy poética finura». Así saludó el crítico de ABC el estreno, en el teatro Albéniz de Madrid el 30 de septiembre de 1947, de «24 horas mintiendo», una «comedia lírica en dos actos» con texto de Francisco Ramos de Castro y música de Francisco Alonso que el Teatro de la Zarzuela recupera ahora. Uno de los dramaturgos españoles más aplaudidos y premiados, Alfredo Sanzol, ha adaptado el texto; la dirección musical es de Carlos Aragón y la dirección escénica es de Jesús Castejón. Él mismo encabeza un reparto que completan Gurutze Beitia, Estíbaliz Martyn, Nuria Pérez, Joselu López, Enrique Viana, Raffaela Chacón, Ángel Ruiz, Cecilia Solaguren, José Luis Martínez, María José Suárez, Mario Martín y Luis Maesso.
«24 horas mintiendo» cuenta los delirios de grandeza de doña Casta, esposa de don Casto, y de sus hijas Charito y Totó, que llegan al extremo de encerrarse en casa, a cal y canto, para hacer creer a los vecinos que están de vacaciones. Esta idea les llevará a mentir constantemente, y el enredo se produce cuando entran en escena los padres de los novios de Charito y Totó.
Gracias a esta obra, Jesús Castejón ha redescubierto, según confiesa, «aquellos olores, sonidos, rumores y melodías por los que había transitado a muy corta edad cuando los teatros de España eran mis primeros lugares de juegos y aventuras». El actor y director la define como «un gran musical español». Aragón incide en su carácter de comedia musical, «lo que la emparenta con los musicales que tanto en Broadway como en Hollywood vivían su época dorada en los años 40 del pasado siglo. Pero esa singularidad radica, además, en su formato más castizo, porque se trata de una revista brillante, hilvanada a través de un argumento entre inverosímil y surrealista. Es un auténtico vodevil».
miércoles, 27 de junio de 2018
La constelación de Orión sobre las pirámides de Giza
La teoría de Correlación de Orión u OCT (siglas iniciales de Orion correlation theory en inglés) es una hipótesis formulada por Robert Bauval y Adrian Gilbert publicada por primera vez en 1989 en el volumen 13 de Discussions in Egyptology, y desarrollada a mediados de la década de 1990, en el libro The Orion Mystery, Unlocking the Secrets of the Pyramids (El Misterio de Orión, descubriendo los secretos de las pirámides). En 1994, la BBC la llevó a la televisión en el documental The Great Pyramid: Gateway to the Stars, con el que alcanzó gran repercusión.
Esquema estelar de la constelación de Orión (Osiris). Puede observarse el Cinturón de Orión orientado con sus estrellas extremas hacia Sirio (Isis-Sothis) y Aldebarán.
Representación gráfica de las tres pirámides de Guiza según la teoría de la correlación de Orión.
Su tesis central afirma que existe una correlación entre el emplazamiento de las 3 pirámides de la meseta de Giza y la ubicación de las tres estrellas centrales del cinturón de Orión, y que esta correlación fue deliberadamente buscada por los constructores de las pirámides, al considerar que estas enormes construcciones orientadas hacia las estrellas (dioses) facilitaban el paso de los faraones a una vida después de la muerte, de acuerdo a la religión del Antiguo Egipto.
Algunos críticos de esta hipótesis argumentan que la configuración estelar de la constelación de Orión es de origen mesopotámico, y sólo habría sido conocida en Egipto miles de años después, durante la dinastía ptolemaica.
Sin embargo, las constelaciones introducidas en la época ptolemaica fueron las zodiacales, y Orión era por contra una de las pocas constelaciones inequívocamente identificable en el Egipto antiguo con el nombre de Sah, y a la que los egipcios relacionaban con Osiris. El nombre de Sah ya aparece en el Complejo de la pirámide en Saqqara donde fueron grabados, por primera vez, textos en las Pirámides, bajo el reinado de Unis (último rey de la V dinastía del Reino Antiguo) quien reinó alrededor del año 2340 a. C.
Archivo:Figuras de Sepdet (Sirius) y Sah (Cinturón de Orion) representados in la tumba de Senenmut en Tebas. XVIII Dinastia. 1550 a. C. aprox..gif
Figuras de Sepdet (Sirius) y Sah (Cinturón de Orión) representado con tres estrellas en la tumba de Senenmut en Tebas. XVIII Dinastía. 1550 a. C. aprox.
El astrónomo Ed Krupp, del observatorio Griffith de Los Angeles señaló que Bauval y Gilbert no revelaron en su libro que el mapa de las pirámides se había invertido para acomodar los resultados a la teoría. Sin embargo y dado que la correlación se produce mirando desde el norte de las pirámides de Giza hacia el sur, Archie Roy, profesor emérito de Astronomía de la Universidad de Glasgow, y Percy Seymour, astrónomo y astrofísico de la Universidad de Plymouth rechazaron públicamente el argumento de Krupp, incluyendo la acusación de que Bauval y Gilbert habrían invertido a propósito el plano de las pirámides.
Entre quienes apoyan la teoría también se encuentran la Dra. Mary Bruck y el Dr. Giulio Magli del Departamento de Matemáticas del Politécnico de Milán y experto en arqueoastronomía.
La correlación de Orión
Las pirámides
Los autores afirman que lo que esta teoría propone va más allá de ser una simple coincidencia astroarqueológica. Dicen que las tres pirámides de Guiza (pertenecientes a los faraones Keops, Kefrén y Micerinos de la IV Dinastía) están alineadas con gran exactitud, pese a su monumentalidad, con el cinturón de Orión, es decir, forman una imagen de sus estrellas en la tierra. En la actualidad esto no es exacto: las tres estrellas de Orión forman un ángulo que difiere por unos pocos grados con el que forman las pirámides. Pero, si se calculan los cambios precesionales del cinturón de Orión a lo largo de los siglos, se comprueba que hubo un momento en que estas tres estrellas estuvieron alineadas exactamente igual en relación a la Vía Láctea que las pirámides en relación al río Nilo: hacia el 10.500 a. C. Robert Bauval realizó estos cálculos, que muestra en su libro "El misterio de Orión", y especula con la posibilidad de que sea en esta época en la que se concibió el proyecto maestro de las pirámides de Gizeh, aunque estas fueran construidas posteriormente en época histórica. Van más allá incluso, planteando que: no sólo estas últimas están dentro de la correlación de Orión, sino que también el resto de pirámides (construidas la mayoría en dinastías posteriores) tienen su imagen en el cielo; estas pirámides son las de Dahshur, Abusir, Zawyet el-Aryan y Abu Roash.
Orientaciones de los llamados canales de ventilación de la gran pirámide: Alfa Draconis, Osa Menor, Orión y Sirio.
Además, y siempre según Bauval, los llamados “canales de ventilación” de la Gran pirámide de Guiza, descubiertos por R. Howard Vyse, y W. Dixon apuntan directamente a las estrellas. Las del lado sur apuntan a la constelación de Orión (desde la cámara del rey) y a la estrella Sirio (desde la cámara de la reina). Las cámaras del lado norte apuntan a la Osa Menor (desde la cámara de la reina) y a Alfa Draconis o Thuban (desde la cámara del rey), la estrella que hace unos 4800 años marcaba el norte.
Uno de los mayores críticos con la teoría de la correlación, el español Juan Antonio Belmonte, astrofísico y uno de los mayores expertos mundiales en arqueoastronomía del mundo afirma: Las suposiciones que fundamentan tamaño disparate no tienen desperdicio y además invalidan otras de sus hipótesis.
La Gran Esfinge
Por otra parte, el escritor e investigador de historia alternativa John Anthony West, junto al geólogo Robert Schoch, afirmó en su libro Sperpent in the Sky: The High Wisdom of Ancient Egypt que hace doce milenios, la Esfinge de Guiza fue construida representando el cielo de esa época y estaba basada en la dirección del punto vernal de la tierra que apuntaba directamente hacia la Constelación de Leo, teniendo la forma inicial de un león, que fue degradado por la erosión y posteriormente restaurado, recibiendo su actual forma mitad león mitad hombre. Argumentan que han encontrado marcas en la Esfinge que muestran una erosión por agua de lluvia. Durante la última glaciación que también data de esa época en la cual el Sahara era un auténtico vergel, donde llovía a menudo hacia el año 10500 a. C.
Crítica
Los egiptólogos sostienen que la Gran Esfinge fue esculpida en el siglo XXV a. C., formando parte del complejo de la pirámide de Kefrén, y que su rostro puede representar la del propio faraón.
Las configuraciones estelares de la constelación de Leo y Virgo son también de origen mesopotámico, conocidas en Egipto durante la dinastía ptolemaica, miles de años después.
jueves, 21 de junio de 2018
El Palacio de los condes de la Puebla de Montalbán, por Carlo Emanuele Ruspoli.
PALACIO DE LOS CONDES DE LA PUEBLA DE MONTALBÁN, TOLEDO.
GUÍA HISTÓRICA
ORIGEN
Es declarado Bien de Interés Cultural por el gobierno regional de Castilla-La Mancha el 26 de noviembre de 1991.
El maestre de Santiago D. Juan Pacheco construyó este palacio en el siglo XV, a partir de 1462, en estilo Plateresco Siglo XV, es un edificio emblemático, joya histórica y arquitectónica.
Lo hermoseó su descendiente D. Alonso Téllez Girón a principios del S. XVI.
Por tradición, se dice que fue el antiguo palacio del rey don Pedro I, reconstruido en el siglo XV por don Juan Pacheco, maestre de Santiago, y ampliado a comienzos del siglo XVI por su hijo don Alonso Téllez Girón.
Situado en esquina y entre medianerías, tiene planta cuadrada, de tres alturas; con patio central y diversas dependencias de labor, tiene una fachada que da a la Plaza Mayor, con una portada plateresca de hueco adintelado y jambas de piedra que se rematan por canes también de piedra decoradas con ovas y motivos florales que soportan un ancho dintel. La portada se encuadra por dos columnas toscanas sobre altos basamentos (plintos de base cuadrada), además de dos columnillas (una sobre la otra), de fuste estriado y capitel decorado).
Está rematada con el escudo de los señores de Montalbán. Los balcones que la adornan son rectangulares, de forja, y típicos de las casas señoriales castellanas.
Se encuentra junto a la iglesia parroquial, el convento de las Clarisas y el ayuntamiento.
Los vanos se reparten irregularmente por la fachada.
En la planta baja, se encuentra la portada: tres huecos de ventana, rectangulares y una puerta secundaria de arco semicircular.
En el primer piso se hallan el balcón y tres vanos rectangulares. Será esta planta la que rompa la simetría de la fachada. En el piso superior se alojan seis balcones superiores.
La fábrica es de aparejo toledano y cubierta a cuatro faldones.
El patio ubicado en el interior del edificio presenta una arquería sustentada por columnas de granito, alrededor del cual se disponen las dependencias en las que destacan los artesonados policromados de distintos estilos: Mudéjar, Gótico y plateresco (siglos XII a XV).
El primero se decora con casetones octogonales que al enlazarse forman cuadrados.
El segundo artesonado se divide en cuadrados de los que cuelgan rosetas en sus centros presentando labor funicular en sus bordes.
Por último, el tercero es de limas con jabalcones, tirantas dobles, cuadrales, zapatas labradas y escudos decorados con escudos policromados.
Por medio de pasadizos que se apoyan sobre arcos de medio punto que atravesaban las calles de acceso a la plaza, se comunica con el templo parroquial y el monasterio de la Concepción Franciscana.
Era costumbre que las novias de la casa de los duques de Gandía entraran solteras a la iglesia por ese acceso y salieran del templo ya casadas por la puerta principal. Este hábito se ha mantenido hasta nuestros días y así lo hizo María de Gracia Solís-Beaumont Téllez-Girón, duquesa de Plasencia, en cuya boda con el Príncipe Carlo Emanuele Ruspoli duque de Morignano, se alojaron en el Palacio componentes de la realeza de ambos países, tanto de España cómo de Italia, siendo padrino el Rey de Italia Umberto II al que se le asignó la habitación principal al final de la galería de la planta noble.
En la cual también durmió Felipe II en su viaje a Portugal, que como agradecimiento por los servicios prestados por el primer duque de Osuna, Pedro Téllez-Girón, le regaló uno de los 5 tapices Gobelinos, que mandó hacer a la fábrica de TAPICES Manufacture Royale des Gobelins de Paris, único en España, quedando otro en Italia El tapiz toma el nombre de Jehan Gobelins, un tintorero de lana que se dio a conocer a mediados del siglo XV por el color rojo escarlata que conseguía.
Tenía su taller en París, junto al Bièvre, y la reputación de su familia superó a la del resto de tintoreros tanto que el río y la zona tomaron su nombre a mediados del siglo XVI.
También, siguieron la costumbre su hermana Ángela María de Gracia Solís-Beaumont Téllez-Girón al casarse con Álvaro de Ulloa y Suelves, conde de Adanero y Títulos y María de la Asunción de Latorre y Téllez-Girón al casarse con Cristobal del Castillo Ybarra.
Todos ellos regresaban al palacio a través de la plaza Mayor, donde eran ovacionados por los asistentes y lugareños, para continuar la celebración en el comedor y salones del palacio
Junto a la habitación se ubica uno de los primeros cuartos de baño que hubo en España, data de finales del siglo XVII, con un sistema de grifos y palancanas.
Otro ilustre visitante del Palacio fue Fernando de Rojas, escritor de la Celestina y natural de La Puebla de Montalbán, cuyo museo está en la entrada del pueblo.
En su patio se conservan dos bellas carrozas, una de ellas del VII Duque de Osuna, 1712.
ORIGEN HISTÓRICO
Retrato y escudo de Pedro Pacheco de Villena
Información personal
Nombre Pedro Pacheco de Villena
Nacimiento 29 de junio de 1488 en La Puebla de Montalbán, Toledo
Fallecimiento 5 de marzo de 1560 en Roma
Alma máter Universidad de Salamanca
Proveniente de una familia aristócrata, hijo de Alonso Téllez Girón, (señor de la Puebla de Montalbán, Toledo quien a su vez era hijo de Juan Pacheco, marqués de Villena y maestre de Santiago) y de María Vélez de Guevara, de distinguida nobleza de sangre por las dos líneas paterna y materna.
Sus estudios culminaron con e l doctorado in utroque iure, por el año de 1523 era camarero secreto del Papa Adriano VI, al que sirvió hasta su muerte. Durante el Pontificado de Clemente VI I (1523-1534) fue Prelado de Su Santidad.
Siendo capellán real de Carlos I en 1518, por orden del rey visitó las cancillerías de Valladolid y Granada, a partir de aquí su carrera fue ascendente, marchando a Roma como camarero privado del Papa Adriano VI; fue creado cardenal por el papa Paulo III, el 16 de diciembre de 1545. En 1551-52 participó muy activamente y con gran influencia en el Concilio de Trento, siendo célebres sus intervenciones a favor de la doctrina de la Inmaculada y protestó por el traslado de éste a Bolonia.
El 3 de junio de 1553 fue nombrado virrey de Nápoles por el rey Carlos I, para suceder a don Pedro de Toledo que había muerto el 21 de febrero de ese mismo año.
Al año siguiente, cuando Carlos I cedió el reino de Nápoles a su hijo Felipe II con motivo de la boda de éste con María Tudor, Pacheco fue confirmado en el cargo. En mayo de 1555 viajó a Roma en misión diplomática ante el recién nombrado pontífice, el napolitano Paulo IV; la postura de éste, manifiestamente contraria a la posesión española sobre Nápoles, llevó a Felipe II a disponer que Pacheco quedase en Roma a fin de moderar la beligerancia contra España del nuevo papa. Pacheco fue relevado del virreinato, quedando el gobierno de Nápoles provisionalmente en manos de Bernardino de Mendoza.1
De regreso a su patria, se le nombra Deán de la Catedral de Santiago de Compostela y visitador de la Universidad donde dio clases, en Salamanca.
El papa Pablo IV muere el 19 de agosto de 1599. El cardenal D. Pedro Pacheco, que permanece en la curia romana por mandato de Felipe II durante todo el papado de Pablo IV, es visto con recelo por este Papa, que era enemigo de España. A pesar de esto, está a punto de ser elegido Papa en el Cónclave de 1559.
De regreso a su patria, se le nombra Deán de la Catedral de Santiago de Compostela y visitador de la Universidad donde dio clases, en Salamanca.
Tiempo después de su muerte, sus restos fueron trasladados al convento de Concepcionistas Franciscanas de La Puebla de Montalbán, fundado precisamente por él y de cuya reconstrucción se había hecho cargo.
Título Cardenal obispo de Albano
Otros títulos Obispo de Mondoñedo
Obispo de Ciudad Rodrigo
Obispo de Pamplona
Obispo de Jaén
Obispo de Sigüenza
Obispo de Albano
Virrey de Nápoles
Información religiosa
Ordenación episcopal 6 de septiembre de 1532
Proclamación cardenalicia 16 de diciembre de 1545 por Paulo III
Predecesor:
Juan Téllez-Girón, el Santo
Conde de Ureña
1558-1590
Sucesor:
Juan Téllez-Girón y Guzmán
Predecesor:
Juan de Zúñiga y Requeséns
Virrey de Nápoles
Noviembre de 1582-noviembre de 1586
Sucesor:
Juan de Zúñiga y Avellaneda
Predecesor: I Duque de Osuna
1562-1590
Sucesor:
Juan Téllez-Girón y Guzmán
Pedro Téllez Girón, I Duque de Osuna y V Conde de Ureña, hijo del constructor del Palacio Hijo de Juan Téllez-Girón, (maestre de Santiago D. Juan Pacheco) y de su esposa María de la Cueva y Toledo, de la Casa de Alburquerque
(Grabado calcográfico anónimo recogido en Teatro heroico, e político de'governi de'Vicere del Regno de Napoli, de Doménico Antonio Parrino, Nápoles, 1692-1695. Biblioteca Nacional de España.)
Pedro Téllez-Girón de la Cueva Velasco y Toledo, nacido en Osuna el 29 de julio de 1537- fallece en Madrid, 13 de septiembre de 1590.
Noble, político y militar español, I duque de Osuna, V conde de Ureña, V señor de Olvera, Grande de España, entre otros títulos.
Hizo carrera cortesana y política al servicio de Felipe II, apoyado en buena medida por su inmenso patrimonio, uno de los más grandes y saneados de la nobleza española.
Sirvió como embajador en Portugal (1579), colaborando con Cristóbal de Moura para facilitar la unión de Portugal a España. Aspiraba a dirigir el ejército que ocupara el reino luso, y fue profundamente ofendido por el nombramiento del duque de Alba para este cometido.
Durante el Viaje de Felipe II a Portugal desde Toledo, pasaron noche en el Palacio de la Puebla, en la habitación situada al final de la galería de la planta noble.
En compensación por sus servicios, en octubre de 1580 se le encargó el honroso cometido de la presidencia del cortejo que debía trasladar al monasterio de El Escorial el cadáver de la reina Ana de Austria, fallecida en Badajoz, y unos meses después fue recompensado con el virreinato de Nápoles. Según la biografía de Gregorio Leti se llevó a su nieto Pedro, de ocho años, pero no hay documento alguno que lo pruebe.
Además, en agradecimiento Felipe II le regalo uno de los 5 tapices Gobelinos que encargo, hoy 2 de ellos en Italia y otros 2 en Francia (más adelante descripción de los de Francia)
Encargó a Jerónimo Gudiel un libro de la historia de los Girón, publicado en Alcalá de Henares en 1577: Compendio de alguna historia de España, donde se tratan muchas antigüedades dignas de memoria y, especialmente, sede noticia de la antigua familia de los girones, y de otros muchos linajes.
Casó en enero de 1552 con doña Leonor Ana de Guzmán y Aragón, hija del duque de Medina Sidonia, con quien tuvo 11 hijos, entre ellos Juan, su sucesor en los títulos. Leonor falleció en Osuna el 23 de noviembre de 1573.
Contrajo segundo matrimonio en 1575 con Isabel de la Cueva y Castilla (m.1619), hermana de Beltrán III de la Cueva y Castilla, VI duque de Alburquerque, ambos hijos de Diego de la Cueva y Toledo, mayordomo de Carlos I de España e hijo de Francisco I Fernández de la Cueva y Mendoza, II duque de Alburquerque. Con su 2ª esposa tendría un hijo, Antonio, n. en Nápoles en 1585 y m. en Cuéllar 6 años después.
Murió a los 53 años, 1 mes y 19 días y fue enterrado en la Capilla del Santo Sepulcro de la Iglesia Colegial (Osuna, Provincia de Sevilla)
El origen del los Téllez Girón se remonta al siglo XII con el Conde Don Rodrigo
Hay 417 títulos con Grandeza de España y de esos, tan sólo 25 son considerados de primera clase, los conocidos como Grandeza Inmemorial porque vienen directamente de 1520 del rey Carlos I. La familia, tiene cinco Inmemoriales; Osuna, Gandía, Benavente, Arcos de la Frontera y Medina de Río Seco.
El INTERIOR DEL PALACIO (Ampliación de información)
En el comedor principal del Palacio hay un tapiz de los 5 tapices Gobelinos que mandó hacer, creados por Joan Gobelan, regalado por Felipe II al I Duque de Osuna, el resto están en Italia, 2, y en Francia otros 2.
En el Gran Salón de la Residencia de Francia, se encuentran dos tapices de los Gobelinos: Encuentro de Felipe IV y de Luis XIV en la Isla de los Faisanes, el 7 de junio de 1660 y Ceremonia de la boda del rey, el 9 de junio de 1660.
-Encuentro de Felipe IV y de Luis XIV en la Isla de los Faisanes, el 7 de junio de 1660
-Ceremonia de la boda del rey, el 9 de junio de 1660
A esta joya, se unen incunables de gran valor, pinturas de distintos artistas, vajillas, muebles de época.
Siglo XVIII hasta la actualidad
(Tomado del artículo de ABC homenaje a la difunta Duquesa de Osuna)
Los Osuna, una saga que desde el pasado siglo y en los años venideros tiene y tendrá nombre de mujer –Ángela María Téllez-Girón Duque de Estrada; y Ángela también es el nombre de su primogénita–, han sido una de las familias que más posesiones han acumulado a lo largo del tiempo.
Con los distintos matrimonios, los linajes se iban entroncando y a sus posesiones añadían más tierras, casas, fincas y castillos.
Por ejemplo, el castillo de Arcos, los palacios de Gandía, Aranjuez, Marchena, Montalbán o incluso el castillo de Beauring en Bélgica.
El máximo esplendor de este linaje tuvo lugar en el siglo XVIII. María Josefa Pimentel y Téllez-Girón (1750-1834), la condesa-duquesa de Benavente retratada por Goya, anexiona a su casa, y a través de su matrimonio con su primo Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Pacheco, el ducado de Osuna y todo su patrimonio.
Es entonces cuando la familia reúne el mayor número de títulos y propiedades en una única persona en toda la historia.
Los jóvenes duques vivían con todo lujo, aunque semejante ritmo les hacía estar permanentemente endeudados. Tenían más de un centenar de personas a su servicio, entre administradores, mayordomos, ayos, lacayos, cocineros, jardineros… Además estaban quienes se ocupaban de las casas del campo. Contaban con un peluquero francés que acompañaba a la duquesa en todos sus desplazamientos y otro para el duque, que también peinaba a los pajes de librea.
La duquesa fue el artífice del parque de El Capricho, en Madrid, y en sus salones se reunía lo más brillante de la sociedad europea: literatos como Moratín o Iriarte, músicos como Haydn o Bocherini, o pintores como Francisco de Goya.
Uno de sus nietos fue quien hizo jirones de los Girón.
Mariano Téllez-Girón (1814–1882), el duodécimo duque, se pulió él solito tanto su patrimonio como el de su esposa, la princesa María Leonor de Salm-Salm.
Embajador en Rusia ante los zares, eran famosas las fiestas que daba en San Petersburgo, para las que compraba de su propio bolsillo vajillas de oro, que los invitados, borrachos, solían acabar tirando al río Nevá. O las fiestas en Madrid, donde el matrimonio contaba con cinco casas abiertas, aunque vivían en la de las Vistillas.
En todas ellas se servía la mesa a diario, por si aparecía el duque a cenar con amigos. Ese tren de vida pasó factura: la familia se arruinó y tuvieron que vender muchas propiedades.
Del patrimonio actual, tanto la recientemente fallecida duquesa, Ángela María Téllez-Girón, como su primer marido, Pedro de Solís Beaumont, dejaron trabajo, dinero e ilusiones para recuperar casas y fincas, arreglarlas, restaurarlas y mantenerlas en condiciones.
HISTORIA DEL PUEBLO
Como se puede leer en esta postal circulada de Hauser y Menet de 1927, la imagen corresponde a la Portada del Palacio de los Condes, actualmente de los Duques de Osuna.
La Plaza Mayor se configura como elemento vertebrador de la vida social, política y económica de la localidad, condicionando la trama urbanística desarrollada en su entorno.
La época de esplendor y prosperidad de La Puebla de Montalbán se remonta al siglo XV y XVI, cuando la localidad adquiere un mayor protagonismo comercial vinculado a la producción lanar. Su Plaza Mayor tiene un trazado irregular. Sus accesos están dispuestos de forma asimétrica; mientras dos calles permiten el acceso desde sendos ángulos estando, además, sobre montadas por un arco a modo de pasadizo volado, los otros dos ángulos carecen de accesos, ubicados por el contrario en la parte media de cada lado. Esta irregularidad, tanto por su trazado como por la ubicación de sus accesos, hacen pensar que su conformación no fue unitaria, sino fruto de un proceso constructivo que llevó a la delimitación de este espacio.
Escudo
Iglesia de Nuestra Señora de la Paz
De filiación estilística gótico renacentista, su cronología data del siglo XV, segunda mitad siglo XVII y siglo XVIII.
Construida hacia la mitad del siglo XV sobre la huerta del palacio del rey don Pedro I. Es obra de transición entre el gótico y el renacimiento. La portada principal se halla a los pies del templo y consta de arcos de medio punto enmarcados por dos columnillas adosadas con arco triangular curvilíneo rematado con una pequeña cruz, bajo la que hay una hornacina y un óculo abocinado sobre aquella. Sobre el tejado una espadaña doble alberga las campanas.
Su interior es espacioso. Consta de tres naves separadas por arcos de piedra sobre columnas de igual material, con la central más alta y cubierta con una artesa de par y nudillo que ha sido labrada con labores geométricas y a la que sujetan cinco pares de tirantes que apean sobre zapatas también labradas. Las naves laterales se cubren con techo plano. El crucero presenta este templo en su nave lateral derecha una tribuna con celosía que comunicaba el palacio vecino con la iglesia de tal forma que permitía seguir los oficios religiosos.
El coro elevado se localiza en la piecera, mientras que en el frente se sitúa el ábside semicircular. El retablo es de calidad, presenta pinturas y esculturas; está documentado, sabemos su autor. En las tablas con escenas de la vida de la Virgen, aparece junto con santos, un grupo de niños que serían la familia de los donantes.
Entre su mobiliario destaca un órgano del siglo XVIII y una pila bautismal de 1754. En la capilla de reliquias hay un Cristo yacente, al que el pueblo conoce con el nombre de “El Sepulcro”, que es una talla de la escuela castellana del siglo XVII.
Historia de las Casas Ducales
En España, las cuatro principales casas ducales han estado en manos de mujeres durante la práctica totalidad del siglo XX y los primeros años del XXI. Son las casas de Medinaceli, Alba, Medina Sidonia y Osuna; solo se puede comparar con ellas la casa de Alburquerque, en manos de Ionnes Osorio y antes de su padre, Beltrán Osorio; y la de Infantado, también dirigida por hombres desde 1800 (actualmente, Íñigo de Arteaga). Lo más interesante de las cuatro grandes duquesas -que suman unas 35 grandezas de España y unos 130 títulos nobiliarios- es su personalidad.
Con la muerte de Cayetana Alba, solo queda una, Ángela María Téllez-Girón, duquesa de Osuna y casi nonagenaria. Las otras féminas que marcaron una época que ya no existe eran Victoria Eugenia Fernández de Córdoba y Fernández de Henestrosa, Mimí Medinaceli; e Isabel Álvarez de Toledo y Maura, duquesa de Medina Sidonia o duquesa roja. Cuando en 1938 se casó Mimí Fernández de Córdoba con Rafel de Medina y Villalonga Garvey Ybarra, era la aristócrata más importante de España. Vivía como tal, en un palacio en la actual plaza de Colón de Madrid, y hay grandes leyendas sobre ella. Una dice que viendo la revista ¡Hola! descubrió unos jardines preciosos y se enteró de que eran suyos: el pazo de Oca. Otra historia que circula es que tenía tal cantidad de títulos -más de sesenta- que la iban a incluir en el Libro de los Récords, y, horrorizada ante esa posibilidad, comenzó a repartirlos entre sus hijos. Y una más: cuando Tom Cruise rodó una película en Sevilla quiso conocerla, pero ella rechazó la visita diciendo «No puedo, que estoy haciendo un crucigrama». Tuvo cuatro hijos: Ana (muerta en el 2012 y cuyo hijo Marco es ahora el duque de Medinaceli), Luis, Rafael e Ignacio. Mimí, como las ricas de su época, no atendía directamente a sus hijos, a los que veía una vez por semana un ratito, tampoco los llevaba a ningún sitio (ni siquiera de vacaciones) o iba con ellos de compras; al único que parecía cuidar era al pequeño, Ignacio, a quien le permitía dormir en su cama. Tampoco con sus nietos fue muy cariñosa, y cuando los Medina, hijos de Rafael -que estaba en la cárcel por corrupción de menores-, vivían a pocos metros de ella en Sevilla, apenas los iba a visitar. La casa de Medinaceli tiene, entre otras, las siguientes propiedades: el hospital de Tavera, en Toledo; la casa de Pilatos en Sevilla; el pazo de Oca; y la capilla del Salvador, en Úbeda. Edificios privados son el palacio Ducal de Medinaceli, en Soria; los castillos de Feria, Nogales, Salvaleón y Sabiote; los palacios de los Cobos y de los Acebedo, así como las fortalezas de Torés y de La Mota. A eso hay que sumar el ingente patrimonio artístico.
La historia de Isabel Álvarez de Toledo y Maura, la duquesa roja, tampoco es muy común. Tenía 11 títulos nobiliarios en Italia y 6 españoles, entre ellos duquesa de Medina Sidonia, marquesa de Vélez y Villafranca del Bierzo y condesa de Niebla (era el número 25.º, nada menos). Hija única y por tanto heredera, tenía que cumplir con lo que se esperaba de ella -buenos modales, sofisticación y boda con hijos- pero siempre se rebeló ante esa idea. Amante de la cultura y la historia, luchó por la recuperación del archivo de su casa, olvidado y oculto. Cárcel y exilio Con 19 años se casó, embarazada, con Leoncio González de Gregorio y Martí, un matrimonio que resultó un desastre, a pesar de lo cual tuvieron tres hijos: Leoncio, Pilar y Gabriel. Defensora de los derechos de los trabajadores y del medio ambiente, estuvo en una cárcel franquista y el exilio, hasta que fue amnistiada. A su vuelta, en 1983, conoció a Liliane Marie Dahlmann, que fue su amiga y compañera, con la que se casó pocas horas antes de morir.
Esta boda fue el campanazo final de una vida rodeada de polémica, no solo por su sentido poco aristocrático de la historia, sino por su defensa a ultranza de una filosofía claramente izquierdista, aderezada con una forma de ser muy directa. Dejó toda su herencia -poco abultada, valorada en 57 millones de euros- a la Fundación Casa de Medina Sidonia, que preside su viuda. Poco apegada a los suyos, a día de hoy la familia está enredada en varios pleitos, los hijos con su madrastra, e incluso entre ellos, ya que Pilar usaba el título de duquesa de Fernandina hasta que se lo quitó su sobrino, el hijo de Gregorio. Además de la singular Cayetana de Alba, el grupo de duquesas se completa con Ángeles Téllez-Girón y Duque de Estrada, siete veces grande de España y con quince títulos más, la única que todavía vive, si bien ha desaparecido de la vida social y es su primogénita quien ejerce. Ángeles Téllez-Girón tuvo una vida menos tumultuosa que las anteriores duquesas, aunque se casó dos veces, pero estando viuda. Madre de cuatro hijas, ha repartido con ellas sus principales títulos: Arcos, Plasencia, Uceda y Medina de Rioseco. La casa se hundió en el siglo XIX en manos de un despilfarrador, y solo conserva pocas propiedades, como el castillo de Espejo y el ruinoso palacio de Puebla de Montalbán. un símbolo de la aristocracia.
La Puebla de Montalbán fue en tiempos capital del llamado estado de Montalbán, donde se encuentra el castillo de Montalbán, que comprendería otros lugares, como San Martín de Montalbán, Menasalbas, Villarejo de Montalbán, El Carpio de Tajo y Mesegar de Tajo. Perteneció a los templarios, ya que el rey Alfonso VII se lo donó a esta orden militar en el siglo XII, pasando en 1308 a la Corona de Castilla con Fernando IV.
Más tarde, por donación de Alfonso XI, llegó a manos de don Alfonso Fernández Coronel. En este castillo residió en diversas ocasiones el monarca Pedro I con su esposa-amante María de Padilla, a quien pasó como regalo del rey. Más tarde la propiedad de esta villa pasó al maestre de la Orden de Santiago don Álvaro de Luna, y tras su muerte, a su esposa Juana Pimentel, “La Triste Condesa”.
Desde 1573 llevan el título de Condes de la Puebla de Montalbán. En la actualidad pertenece al ducado de Osuna.
La fachada blasonada forma parte de la Plaza Mayor ofreciendo una portada plateresca enmarcada por dos columnas, la puerta adintelada queda coronada por el emblema heráldico de los Duques de Osuna.
Familia y posesiones históricas, extraído del artículo de abc, enlace abajo.
Los Osuna, una saga que desde el pasado siglo y en los años venideros tiene y tendrá nombre de mujer. Han sido una de las familias que más posesiones han acumulado a lo largo del tiempo. Con los distintos matrimonios, los linajes se iban entroncando y a sus posesiones añadían más tierras, casas, fincas y castillos.
Por ejemplo, el castillo de Arcos, los palacios de Gandía, Aranjuez, Marchena, Montalbán o incluso el castillo de Beaurain en Bélgica.
El máximo esplendor de este linaje tuvo lugar en el siglo XVIII. María Josefa Pimentel y Téllez-Girón (1750-1834), la condesa-duquesa de Benavente retratada por Goya, anexiona a su casa, y a través de su matrimonio con su primo Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Pacheco, el ducado de Osuna y todo su patrimonio. Es entonces cuando la familia reúne el mayor número de títulos y propiedades en una única persona en toda la historia.
Los jóvenes duques vivían con todo lujo, aunque semejante ritmo les hacía estar permanentemente endeudados. Tenían más de un centenar de personas a su servicio, entre administradores, mayordomos, ayos, lacayos, cocineros, jardineros… Además, estaban quienes se ocupaban de las casas del campo. Contaban con un peluquero francés que acompañaba a la duquesa en todos sus desplazamientos y otro para el duque, que también peinaba a los pajes de librea.
La duquesa fue el artífice del parque de El Capricho, en Madrid, y en sus salones se reunía lo más brillante de la sociedad europea: literatos como Moratín o Iriarte, músicos como Haydn o Boccherini, o pintores como Francisco de Goya.
Pero si con ella llegó el máximo esplendor del linaje, uno de sus nietos fue quien hizo jirones de los Girón. Mariano Téllez-Girón (1814–1882), el duodécimo duque, se pulió él solito tanto su patrimonio como el de su esposa, la princesa María Leonor de Salm-Salm. Embajador en Rusia ante los zares, eran famosas las fiestas que daba en San Petersburgo, para las que compraba de su propio bolsillo vajillas de oro, que los invitados, borrachos, solían acabar tirando al río Nevá. O las fiestas en Madrid, donde el matrimonio contaba con cinco casas abiertas, aunque vivían en la de las Vistillas. En todas ellas se servía la mesa a diario, por si aparecía el duque a cenar con amigos. Ese tren de vida pasó factura: la familia se arruinó y tuvieron que vender muchas propiedades.
Del patrimonio actual, con trabajo, dinero e ilusiones se recuperan casas y fincas, se arreglan y restauran para mantenerlas en condiciones.
Casa-palacio en Toledo
En la plaza mayor de Puebla de Montalbán se encuentra esta casa-palacio junto a la iglesia parroquial, el convento de las Clarisas y el ayuntamiento. Todo el conjunto data del siglo XVI y fue construido por el cardenal Pacheco. La iglesia comunica con el palacio por un pasadizo. Era costumbre que las novias de la casa de los duques de Gandía entraran solteras a la iglesia por ese acceso y salieran del templo ya casadas por la puerta principal. Este hábito se ha mantenido hasta nuestros días y así lo hicieron las dos hijas mayores de cardenal Pacheco: Ángela y María.
Castillo de Espejo (Córdoba)
Construido sobre un cerro y rodeado por el río Guadajoz, fue enclave codiciado por reyes cristianos y califas cordobeses. Fue conquistado por Fernando III. Es uno de los pocos castillos habitados que quedan en España. Destruido tras la Guerra Civil, se restauró, conservando gran parte de sus antiguos restos. Cuenta con un bellísimo patio, restos de muralla y almenas, colegiata y capilla. Aquí, la Duquesa de Osuna Ángela María Téllez Girón, se casó por vez primera, en 1946.
Casa de Sevilla
Fue levantada en el siglo XVII por el almirante Almonacid López Pintado. Más adelante, los marqueses de Villapanés añadirían un anexo. Aquí la Duquesa de Osuna Ángela María Téllez Girón pasó su infancia. Con el transcurso de los años, una de sus mayores obsesiones fue restaurar el conjunto, respetando sus elementos originales. Guarda una colección de cuadros, tapices o muebles familiares.
Ducado de Osuna
Primer titular Pedro Téllez-Girón y de la Cueva
Concesión Felipe II, 5 de octubre de 1562
Linajes Casa de Téllez-Girón y Casa de Solís-Beaumont
Actual titular Ángela María de Solís-Beaumont y Téllez-Girón
El ducado de Osuna es un título nobiliario español, con Grandeza de España,n. 1 creado el 5 de octubre de 1562 por el rey Felipe II y otorgado a Pedro Téllez-Girón y de la Cueva, V conde de Ureña, ricohombre de Castilla, notario mayor de Castilla, consejero de Estado, virrey y capitán general de Nápoles, VI señor de la ciudad andaluza de Osuna, señor de Peñafiel, Olvera, Cazalla y Archidona.
La Casa de Osuna fue creciendo en importancia y riqueza, y en el siglo XIX era la casa nobiliaria más importante de España, al reunirse en la persona del XII duque de Osuna veinte grandezas de España y, entre otros, los ducados de Arcos, Béjar, Benavente, Gandía, Infantado, Medina de Rioseco, Pastrana y los títulos italianos de príncipe de Éboli, de Melito y de Esquilache.
Fue tradición, durante siglos, que el heredero del ducado de Osuna llevara el título de marqués de Peñafiel. Esta tradición, se interrumpió a la muerte del XII duque de Osuna, Mariano Téllez-Girón y Beaufort-Sportín, recayendo este marquesado, en el reparto que se hizo de sus numerosos títulos, en los Roca Togores, que lo han ostentado hasta que en 1956 lo heredó Ángela María de Solís-Beaumont y Téllez-Girón, con quién volvió a incorporarse a la casa de Osuna.
La casa de Osuna se unió a la casa de Benavente en la descendencia de Pedro de Alcántara Téllez-Girón y Pacheco, IX duque de Osuna, que casó en 1771 con María Josefa Pimentel y Téllez-Girón, XII duquesa de Benavente. En 1780, con la muerte del XI duque de Arcos, Antonio Ponce de León, la casa de Arcos fue heredada por dicha duquesa de Benavente, por lo que en su descendencia también quedó incoporada a la casa de Osuna. La casa ducal fue creciendo en importancia y riqueza, y en el siglo XIX era la casa nobiliaria más importante de España, al reunirse en la persona del duque de Osuna veinte grandezas de España y, entre otros títulos, los ducados de Arcos, de Béjar, de Benavente, de Gandía, del Infantado, de Medina de Rioseco, de Pastrana, de Plasencia, de Lerma, de Estremera, de Francavilla, y de Mandas y Villanueva. Estos trece ducados fueron ostentados junto con doce marquesados, trece condados y un vizcondado.
Iglesia de Nuestra Señora de la Paz, ampliación información
Por medio de pasadizos que se apoyan sobre arcos de medio punto que atravesaban las calles de acceso a la plaza, se comunicaba con el templo
De filiación estilística gótico renacentista, su cronología data del siglo XV, segunda mitad siglo XVII y siglo XVIII.
Construida hacia la mitad del siglo XV sobre la huerta del palacio del rey don Pedro I. Es obra de transición entre el gótico y el renacimiento. La portada principal se halla a los pies del templo y consta de arcos de medio punto enmarcados por dos columnillas adosadas con arco triangular curvilíneo rematado con una pequeña cruz, bajo la que hay una hornacina y un óculo abocinado sobre aquella. Sobre el tejado una espadaña doble alberga las campanas.
Su interior es espacioso. Consta de tres naves separadas por arcos de piedra sobre columnas de igual material, con la central más alta y cubierta con una artesa de par y nudillo que ha sido labrada con labores geométricas y a la que sujetan cinco pares de tirantes que apean sobre zapatas también labradas. Las naves laterales se cubren con techo plano. El crucero presenta este templo en su nave lateral derecha una tribuna con celosía que comunicaba el palacio vecino con la iglesia de tal forma que permitía seguir los oficios religiosos.
El coro elevado se localiza en el piecero, mientras que en el frente se sitúa el ábside semicircular. El retablo es de calidad, presenta pinturas y esculturas; está documentado, sabemos su autor. En las tablas con escenas de la vida de la Virgen, aparece junto con santos, un grupo de niños que serían la familia de los donantes.
Entre su mobiliario destaca un órgano del siglo XVIII y una pila bautismal de 1754. En la capilla de reliquias hay un Cristo yacente, al que el pueblo conoce con el nombre de “El Sepulcro”, que es una talla de la escuela castellana del siglo XVII. Pedro Téllez-Girón y de la Cueva+Felipe II.
Mariano Téllez-Girón y Fernández de Córdoba, XV duque de Osuna, 1921
Ángela María Téllez-Girón y Duque de Estrada, XVI duquesa de Osuna, ante el retrato de su padre el XV duque.
Palacio de los Condes de Montalbán en la Puebla de Montalbán, provincia de Toledo, donde se celebraron los matrimonios de tres de sus hijas, la duquesa de Arcos en 1973, la de Plasencia en 1975 y la de Medina de Rioseco en 1997.
El palacio de Puebla de Montalbán fue muy querido por la XVI duquesa de Osuna que lo restauró, y embelleció sus salones con antiguos tapices y reposteros de la familia.
Construido en el siglo XV por el I Señor de Puebla de Montalbán, Alfonso Téllez-Girón que recibió esta villa en 1467 de su padre Juan Pacheco y Téllez-Girón, I duque de Escalona, ha permanecido en sus descendientes hasta la actualidad.
Ocupa este palacio un frente de la Plaza Mayor de la Puebla de Montalbán, destacando en su fachada la portada plateresca, rematada con el escudo de los señores de Montalbán. En el interior hay tres artísticos artesonados uno de estilo mudéjar, otro gótico y el otro plateresco.
En este palacio nació en 1488 el Cardenal Pedro Pacheco y Vélez de Guevara, enviado por el emperador Carlos I al Concilio de Trento en 1545 donde tuvo un destacado papel, Virrey de Nápoles en 1553.
En La Puebla de Montalbán los señores y posteriormente condes fundaron en 1522 el Monasterio de la Concepción para mujeres y en 1560 el Convento de San Francisco para varones.
Resumen árbol genealógico
Pedro Téllez Girón, duque de Osuna 1537-1590 (1)
&1552 Leonor Ana de Guzmán +1573
Juan Téllez Girón, duque de Osuna 1554-1600 (2)
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Pedro Téllez Girón, duque de Osuna 1574 (3)
Juan Téllez Girón, Duque de Osuna +1656 (4)
Gaspar Téllez Girón, Duque de Osuna +1694 (5)
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Francisco María Téllez Girón, Duque de Osuna 1678-1716 (6)
Información ampliada del árbol genealógico.
o Alonso Téllez Girón & Teresa Ruíz de Alarcón
o Teresa Téllez Girón +/1397 & Martim Vasques da Cunha (Martín Vázquez de Acuña) ca 1357-1417
o Alonso Téllez Girón +ca 1450 & Maria Pacheco
o Juan Pacheco 1432-1474 &1442 María Portocarrero +1470
o Juan Pacheco 1432-1474 & María de Velasco
o Juan Pacheco 1432-1474 & Catalina de Ludeña
o Pedro Téllez Girón +1466 & Isabel de las Casas
o Juan Téllez Girón 1456-1528 & Leonor de Velasco +1522
o Juan Téllez Girón 1494-1558 &1535/1536 Maria de la Cueva +1566
o Pedro Téllez Girón 1537-1590 &1552 Leonor Ana de Guzmán +1573
o María Téllez Girón 1553-1608 &1570 Juan Fernández de Velasco +1613
o Juan Téllez Girón 1554-1600 & Ana María de Velasco
o Pedro Téllez Girón 1574 & Catalina Enríquez
o Juan Téllez Girón +1656 & Isabel de Sandoval
o Gaspar Téllez Girón +1694 &1672 Ana Antonia de Benavides +1707
o Francisco María Téllez Girón 1678-1716 & María Remigia de Velasco
o María Lucía Téllez Girón 1698 &1727 Francisco Javier Téllez Girón 1704-1750
o José Téllez Girón +1733 & Francisca Bibiana de Guzmán
o Maria Faustina Manuela Téllez Girón 1724-1797 &1738 Francisco Pimentel 1707-1763
o Pedro Zoilo Téllez Girón 1728-1787 &1753 María Vicenta Téllez Girón 1735
o Pedro de Alcántara Téllez Girón 1755-1807 &1771 María Josefa Pimentel ca 1752-1834
o Josefa Manuela Téllez Girón 1783-1817 & Joaquin María Gayoso de los Cobos +1849
o Joaquina María Téllez Girón 1784-1851 &1801 José Gabriel de Silva 1782-1839
o Francisco de Borja Téllez Girón 1785-1820 &1809 Francoise Philippine de Beaufort-Spontin 1785-1830
o Pedro de Alcántara Téllez Girón 1810-1844
o Mariano Francisco de Borja Téllez Girón 1814-1882 &1866 Eleonore zu Salm-Salm (María Leonor) 1842-1891
o Pedro de Alcántara Téllez Girón 1786-1851 & Mará del Rosario Fernández de Santillán
o Pedro de Alcántara Téllez Girón 1812-1898 & Julia Fernanda de Domine 1842-1901
o María de los Dolores Téllez Girón 1859 & Emilio Bessieres y Ramírez de Arellano
o Tirso María Téllez Girón 1817-1871 &1838 Bernardina Fernández de Velasco 1815-1869
o Francisco de Borja Téllez Girón 1839-1897 &1867 Angela Fernández de Córdova 1849-1897
o Mariano Téllez Girón 1887-1925 & Petra Duque de Estrada
o Ángela María Téllez Girón 1925-2015 &1946 Pedro de Solís-Beaumont +1959
o Ángela María Téllez Girón 1925-2015 &1963 José María de Latorre 1923-1991
o Manuela Tellez Girón 1794-1838 &1813 Ángel de Carvajal 1793-1839
o Manuela Téllez Girón 1681-1737 &1704 José de la Cerda 1683-1728
o Gaspar Téllez Girón +1694 &1645 Felice de Sandoval +1671
o Isabel María Téllez Girón 1653-1711 &1677 Juan Francisco Téllez Girón 1649
o Ana Téllez Girón 1558 & Fernando Enríquez
o Isabel Téllez Girón +1544 &1508 Beltrán de la Cueva ca 1478-1560
o María Téllez Girón & Fernando Enríquez +1542
o Juana Téllez Girón & Rodrigo Ponce de León +1530
o Leonor de Acuña & João de Castro
o Beatriz de Acuña & Juan de Valencia +1412/
o Ginebra de Acuña & Diego Díaz de Haro
o Alonso Téllez Girón & Marina de Guevara
o Alonso Téllez Girón & Marina de Guevara
o Juan Téllez Girón & Leonor Chacón
o Alonso Téllez Girón & Juana de Cárdenas
o Juan Téllez Girón +1590 & Juana Suárez de Toledo
o Alonso Téllez Girón +1590 & María Magdalena de la Cerda 1563
o Juan Téllez Girón 1590-1666 & Isabel de Mendoza +1660
o Alonso Melchor Téllez Girón +1650 & Juana de Velasco
o Juan Francisco Téllez Girón 1649 &1677 Isabel María Téllez Girón 1653-1711
o Manuel Gaspar Téllez Girón 1676-1732 &1697 Josefa Antonia Alvarez de Toledo 1681-1754
o Francisco Javier Téllez Girón 1704-1750 &1727 María Lucía Téllez Girón 1698
o Andrés Manuel Alonso Téllez Girón 1728-1789 & María Fernández de Velasco
o Diego Téllez Girón 1754-1811 &1780 Francisca de Benavides 1763-1827
o Bernardino Fernández de Velasco 1783-1851 &1811 María de la Piedad Roca de Togores 1787-1830
o María Téllez Girón 1756-1828 &1781 Manuel Antonio Fernández de Córdova 1764-1805
o María de la Portería Téllez Girón 1731 &1744 Antonio de Benavides
o María Vicenta Téllez Girón 1735 &1753 Pedro Zoilo Téllez Girón 1728-1787
o María Teresa Téllez Girón 1706-1755 &1726 Antonio López de Zúñiga 1698
o María Josefa Téllez Girón 1707-1786 &1728 Bernardino Fernández de Velasco +1771
o Isabel María Téllez Girón 1650-1691/ &1664 Manuel Joaquín Alvarez de Toledo 1642-1707
o Francisca Téllez Girón & Francisco Diego de Zúñiga
o Juana Téllez Girón & Alfonso de Bracamonte
o Leonor Téllez Girón
o Geronima Téllez Girón
o Francisca Téllez Girón
o Sancha Téllez Girón
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