Muchas gracias a la Embajada del Lujo y al Comité Especial del Consulado, pues en mi vida he comprobado que con frecuencia los reconocimientos más gozosos son los que brotan de la generosidad de los que los otorgan y no del mérito de quien los recibe. No recompensan, sino regalan. Éste, claramente, debe ser el caso.


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