¡"Yo no utilizo papel de baño", la innovadora tendencia higiénica!
La conciencia ecologista ha calado de manera significativa en el ciudadano medio desde hace unas décadas. Hoy en día es normal que separemos nuestra basura para reciclar, que consumamos más alimentos ecológicos que nunca, que recurramos a las bombillas de bajo consumo o que apaguemos la luz de una habitación cuando no la necesitamos. Sin embargo, aún nos falta por cumplir la última reivindicación de un movimiento que, por ahora, cuenta tan sólo con un limitado número de adeptos en Estados Unidos: prescindir del uso del papel higiénico.
No se trata, claro está, de dejar nuestra higiene de lado, sino de recurrir a un nuevo invento, el papel de baño reutilizable. Aunque para según qué usos pueda sonar un tanto desagradable, la clave está en evitar el consumo excesivo de papel a través de la utilización de toallas u otras prendas de trapo que no se agoten en un único uso. Aunque el movimiento ha tenido cierta visibilidad desde hace un lustro, han sido varios artículos de The Huffington Post, posteriormente recogidos por otros medios como Salon, los que han contribuido a su popularización.
¿Una tendencia desagradable o ecologista?
En una entrada publicada en el blog Conserve Fewell en 2010, su autor explicaba cómo se sentía parte de la vanguardia “por instalar una de estas tazas de dos botones que ahorran agua”, pero que sus ilusiones se habían ido al garete después de averiguar, internet mediante, lo que le había ocurrido a una lectora de Huffington Post.
Esta relataba horrorizada cómo, al acudir a los retretes de la casa de unos amigos, se había encontrado con que no había papel higiénico, sino unas toallas en el lugar que este debería haber ocupado. “Estoy repugnada, ¿no es antihigiénico?”, se preguntaba. “Estoy demasiado avergonzada para preguntarles…” Jennifer Grayson, periodista del diario, le respondía que efectivamente, existen personas que “están haciendo eso”, aunque matizaba que la mayor parte de la gente sólo emplea estas toallas después de orinar.
Fue nada más que la primera aparición de esta nueva tendencia en un gran medio. En el mentado artículo, se recopilaban tres testimonios de activistas anti papel higiénico que manifestaban su punto de vista. Kathleen Quiring explicaba que, aunque admitía que seguramente incurría en otros comportamientos aún más perniciosos para el medio ambiente que utilizar papel higiénico, “esta parecía una cosa rápida y fácil de cambiar”.
Por su parte, en Frugal Living explicaban sus razones para deshacerse de una vez por todas de los rollos de papel: por una parte, acabar con la deforestación de grandes cantidades de bosques americanos que exige el uso de papel higiénico en Estados Unidos. Además, de esa manera no se utilizan compuestos químicos, destinados a manufacturar el papel, y se ahorra la gasolina necesaria para trasladarlo al punto de venta. Y, dicho sea de paso, presentaban unas cuantas operaciones aritméticas en las que defendían que era una opción que permite ahorrar hasta 90 dólares al año. Todo son ventajas.
Un futuro no tan descabellado
En el último testimonio, publicado en The Healthy Honeys, y bajo el título de “no utilizo papel en el baño”, sus autores iban un poco más lejos y explicaban la mejor manera para fabricar unas higiénicas toallitas para el baño. Entre las ventajas de este innovador método se encuentran ahorrar dinero, protegerse de infecciones y la suavidad de las prendas. ¿La contrapartida? Que lleva mucho tiempo acostumbrarse a ello y que tienes aún más ropa que lavar en la colada.
La pregunta que muchos se estarán haciendo, más allá de lo higiénico o no del asunto, es si realmente influye de manera significativa en el medio ambiente. Grayson considera que sí puede ser así, debido a que el 98% del papel higiénico consumido en Estados Unidos es de madera virgen y que la creación de papel exige altos niveles de agua. La autora cree que, si se generaliza, puede ser una útil manera de revertir la situación, mucho más que utilizar papel higiénico reciclado.
El artículo recuerda que este tipo de productos aún son utilizados exclusivamente por los que denomina “verdes profundos” (dark green), es decir, aquellos más comprometidos con la ecología. Pero, como tantas otras prácticas hoy generalizadas, lo que en un pasado pudo parecer un delirio, tarde o temprano puede pasar a ser algo común. Si la industria del papel higiénico lo permite, claro está.
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