Camina el elefante, ser imponente.
Con su trompa larga y su paso lento,
Es un gigante de noble aliento.
Sus orejas grandes, como abanicos,
Se agitan suaves, sin hacer ruidos.
Sus colmillos blancos, de marfil puro,
Guardan historias de un tiempo seguro.
En manada avanza, con gran dignidad,
Protegiendo a los suyos, con lealtad.
En el agua juega, con alegría,
Bañándose al sol, en plena armonía.
Elefante sabio, de mirada profunda,
Tu presencia en la tierra es tan fecunda.
Guardas secretos de un mundo antiguo,
Eres símbolo de fuerza y de abrigo.
En su estudio, lleno de colores y sueños,
Una pintora crea, con trazos pequeños.
Ama los elefantes, seres majestuosos,
Y en cada lienzo, los plasma hermosos.
Con pincel en mano y corazón abierto,
Pinta elefantes en un mundo desierto.
Sus grandes orejas, sus trompas al viento,
En cada cuadro, un sentimiento.
Los elefantes bailan en su imaginación,
En la selva, en el agua, en plena creación.
Ella mezcla los tonos, con gran devoción,
Cada pincelada, una declaración.
En sus ojos brilla la pasión sincera,
Por esos gigantes, su amor es bandera.
Cada obra es un canto, una celebración,
De la vida, del arte, y de su admiración.