¡Ay Dolores, cuánto he echado de menos a Salazar! Tras la trilogía del Baztán, 'El guardián invisible', el 'Legado en los huesos' y 'Ofrenda a la tormenta', todos pensamos que nos despedíamos de Amaia y aunque a ciencia cierta no conozcamos si continuará, tras el Premio Planeta del año pasado con 'Todo esto te daré', Dolores Redondo nos ha vuelto a sorprender con un capítulo desconocido de la vida de esta subinspectora.
Hemos visto como parte de este universo literario de Baztán llegó a las grandes pantallas en 2017, y el próximo día 5 de diciembre, con Marta Etura como protagonista, veremos la adaptación de la segunda novela, pues bien, justo ahora es cuando DoloresRedondo nos introduce en el interior de Amaia, conociendo y recorriendo parte de su temperamento y terrores que justifican y hacen comprender muchas de las actitudes y comportamiento de nuestra protagonista.
Esta precuela, antecesora de la Amaia Salazar que conocemos, está perfectamente estructurada y definida para leerla justo después de la trilogía, aunque también podría abordarse antes. De forma personal recomendaría no leerla en el último caso porque se perdería la sutileza de una serie de explicaciones y definiciones del personaje que aunque comprenderíamos nos embrutecería el enriquecimiento del mismo.
Es agosto de 2005, Amaia ya es subinspectora de la Policía Foral. Participa en un curso de intercambio en la Academia del FBI en Quantico, donde conocerá a Aloisius Dupree, el jefe estrella de la unidad de investigación y quien la invita a enfrentarse a un caso real, un asesino en serie que tras dieciocho años asesinando actúa durante las grandes catástrofes de la naturaleza como tornados o huracanes matando a familias enteras. Sus dotes y sus referencias le hacen ser escogida para este equipo de élite donde no sólo conoceremos a Amaia como policía, si no que veremos cómo se va forjando esa personalidad que será la protagonista del universo de Baztán mostrándonos una imagen mas completa del personaje.
Nueva Orleans, un estado americano del que conocemos sus creencias populares, su religión animista, sus fantasmas, sus dioses y sus muertos vivientes. La parte mágica de la narración con la que tanto gusta jugar a Dolores Redondo y en la que he llegado a ver paralelismos con la mitología vasca salvando unas creencias y otras pero que en el fondo forman parte del ser humano de aquí y de allí.
Como paralelismo también hay en la naturaleza como protagonista. Si en Baztán era la lluvia, en Nueva Orleans será el huracán Katrina que asoló la ciudad en 2005 y dejó a su paso 1.833 muertos. La atmósfera opresiva que consigue describir Dolores Redondo hace que la narración se enriquezca constituyendo uno de los grandes logros del relato unificado a los personajes y sobre todo Amaia, donde la encontramos más accesible, donde reconocemos muchas de las reacciones que se sucederán posteriormente en la trilogía, donde ahondamos en su corazón, en el lado norte, donde nunca llega el sol.
La narración se divide en tres tramas: la investigación de este asesino en serie denominado "el compositor" –basado en un asesino real con este nombre pero del que la autora se toma otras licencias-, los traumas de niñez de la propia Amaia que nos explican su personalidad y la trama de Le Grand aportada por Dupree durante el caos del huracán, un secuestrador de niñas. Todas las historias nos llegarán a través de un narrador omnisciente a través de abundantes diálogos y lenguaje sobrio, donde la autora nos muestra tanto el interior de los personajes como los escenarios o incluso los sentimientos del propio asesino. El ritmo no es especialmente rápido, pero lo encuentro equilibrado para mantener la tensión en las tres historias más el ambiente que crea la autora.
Dolores Redondo llegó en 2013 en cierto modo a despertar el género negro nacional del letargo en el que se encontraba y que hacía que muchos lectores se predispusieran a otro tipo de thriller más duro como el de los escritores nórdicos. Con más de 2.000.000 de lectores y la traducción de sus obras a más de 36 idiomas, juega literariamente con la intuición y la eficacia de la protagonista creando un estilo propio reconocible e identificativo que nada tiene que envidiar a otros autores del género. Precisamente eso es lo que busca el lector, la propia idiosincrasia del autor y la obra que aun perteneciendo al mismo género sea absolutamente diferente en su forma de narrarlo.
Hay quien afirma que esta novela es la mejor de toda la serie, personalmente creo que es la más madura y equilibrada de la autora, la que cierra esos ínfimos hilos que quedaron anudados pero de los que aún queríamos conocer más detalles en el caso de la personalidad de Amaia.
Resumiendo, una novela para recomendar a los que aún no se hayan atrevido a leer un libro de Dolores Redondo, para los que ya han leído la trilogía de Baztán, para los amantes de la novela negra en general y para todos aquellos que gusten también de Nueva Orleans€
¡Ay Dolores, cuánto he echado de menos a Salazar!
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