El robot Watson -famoso por participar en un concurso televisivo- es la joya de la corona de IBM en el campo de la computación cognitiva.
Sangre electrónica, chips cerebrales... La sigilosa revolución biológica de IBM
Ha dejado de ser una cantera de Premios Nobel, como en los 80; y ya no puede presumir, como entonces, de ser la primera empresa tecnológica del mundo -un inmeso think tank que cambió la historia de la tecnología con invenciones como el cajero automático, los discos duros o el disquete-, aunque desde la remontada que inició en 1993, cuando IBM protagonizó el récord de pérdidas de una empresa en EEUU, ha recuperado su solvencia, ahora como empresa de servicios.
Pero IBM es un gigante herido; y sin hacer ruido, como Xerox, siempre ha sido fiel a su vocación por la innovación. No en vano, desde hace veinte años se mantiene como la compañía del mundo que más patentes registra. El año pasado certificaron un total de 6.478, cifra que no alcanza la suma de las patentes de Accenture, Amazon, Apple, HP, Intel y Oracle.
En ese sentido, uno de los secretos mejor guardados de IBM son sus avances en una disciplina emergente que augura cambios revolucionarios en los paradigmas de la informática: la computación cognitiva, una rama de la inteligencia artificial cuyo filosofía es imitar las estructuras biológicas del ser humano en la fabricación de los ordenadores.
Aunque las primeras experiencias informáticas basadas en las ciencias cognitivas datan de los años 50, cuando los ingenieros comenzaron a imaginar sistemas inteligentes, no fue hasta los 90 cuando se produjeron los primeros avances relevantes, impulsados por las investigaciones paralelas en disciplinas como la neurología. La mayoría de estos avances llevan la firma de IBM.
Sangre electrónica y bioprocesadores
El más reciente hallazgo de la compañía en esta silenciosa carrera de innovación es la sangre electrónica. En realidad, se trata de un fluido -electrolitos- cuya misión es refrigerar -al mismo tiempo que nutre de energía- los ordenadores a través de una red de tubos de silicio que imita el sistema circulatorio humano.
Partiendo de la base de que el cerebro humano es el ordenador más eficiente -en un día, consume 20 vatios- IBM pretende maximizar el aprovechamiento de energía imitando su estructura. El objetivo de fabricar computadoras más potentes y pequeñas. En ese sentido, estiman que en 2060 un ordenador con una capacidad de procesamiento de un petaflop, que hoy ocuparía medio campo de fútbol, cabrá en un escritorio.
Actualmente, los ordenadores gastan el 99% de su energía en el proceso de refrigeración. El cerebro, sólo un 10%. IBM empezó a trabajar en esta tecnología en los 60, en aquel tiempo utilizando agua -una idea que recuperó en 2008-, pero en 1995 abandonó las investigaciones. Ahora, ya cuentan con un prototipo, Aquasar, el primer sistema informático del mundo basado en bioprocesadores.
El primer chip cerebral
Los chips cerebrales representan uno de los avances más importantes de la computación cognitiva. IBM los presentó al mundo en 2011 como un sistema capaz de recrear el funcionamiento de las neuronas y las sinapsis mediante sofisticados logaritmos y circuitos de silicio, que en este caso simulan la actividad de 256 neuronas.
Por primera vez, la compañía mostraba los resultados de un ambicioso proyecto iniciado en 2006, SyNAPSE, consagrado a las investigaciones sobre computación cognitiva, aplicando conocimientos procedentes de la nanociencia, la neurociencia y la supercomputación.
Este mismo verano, como adelantó Wired, IBM presentó el último avance en la materia, un nuevo lenguaje de programación para desarrollar aplicaciones de sistemas cognitivos.
El equipo dirigido Dharmendra Modha -en la foto- se inspiró, en este caso, en Fortran, otro lenguaje informático desarrollado por IBM a finales de los 50 para su uso en sistemas basados en la máquina de Von Neumann.
Watson, la joya de la corona
Es la obra cumbre de IBM -tardó 14 años en desarrollarlo- en lo que se refiere a computación cognitiva. El robot, que se hizo famoso en 2011 en EEUU tras su aparición en el concurso televisivo Jeopardy! tras vencer a todos sus oponentes humanos, no sólo es una bestia en lo que se refiere a su capacidad de procesamiento, sino que representa los esfuerzos de la tecnológica por trasladar a los androides nuestros cinco sentidos.
Este jueves, IBM presentó una versión evolucionada del robot. La compañía ha dejado atrás los complejos, y ha pisado de nuevo el acelerador de la innovación, pero no se le olvida facturar. Ha puesto a disposición de empresas y gobiernos Watson para analizar grandes volúmenes de datos. Pero es en la medicina, en el ámbito de los diagnósticos médicos, donde se esperan las aplicaciones más revolucionarias del humanoide cognitivo.
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