La belleza está reñida con la guerra. Este pensamiento me ha acompañado siempre y creo que es compartido por la mayoría de los seres humanos.
La belleza es unidad y armonía, promueve la vida.
La guerra es separación y ruptura, engendra el caos, promueve la muerte.
Es cierto que en la guerra, como en la adversidad, podemos ver como se despiertan, en algunas personas, actitudes heroicas y humanitarias que podemos decir que son bellas, pero la desolación que genera la guerra es todo lo opuesto a la paz que produce el arte y la naturaleza cuando la divina belleza se expresa en ellos.
Enfrentemos la adversidad cara a cara, como exige la nobleza de espíritu, y cuando tengamos que buscar descanso o refugio no olvidemos que la belleza restaura la vida.
Se feliz... a pesar de todo.
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