Álvar (o Álvaro) Núñez Cabeza de Vaca fue un gran explorador y conquistador español, de familia noble y nieto de un conquistador de Gran Canaria. Descubrió las Cataratas del Iguazú y exploró el curso del Río Paraguay. Nació en Jerez de la Frontera (Cádiz) en 1507 de Francisco de Vera y Teresa Cabeza de Vaca. Este apellido de Cabeza de Vaca fue siempre su preferido. Descendió de un antepasado que participó victoriosamente en la batalla de Las Navas de Tolosa (1212) que había señalado un paso sin vigilancia a través de la Sierra Morena con cabezas de vaca. En agradecimiento, el rey Sancho de Navarra le confirió el apellido, ennobleciéndolo. Un antepasado de su madre fue también un experto oficial naval.
En su juventud, Cabeza de Vaca alcanzó experiencia militar en Italia, donde participó en las campañas de la armada de Carlos V. Sus servicios a la corona probablemente fueron esenciales para conseguir la posición de tesorero en la expedición de 1527-1528 de Pánfilo de Narváez. Narváez, un participante menor en la conquista de Mexico, había perdido un ojo y el comando de su ejército a favor de Hernán Cortés en 1520. Más tar-de, mediante su importunidad en la corte española, logró que se le otorgara una licencia real para fundar una colonia en Florida, un nombre que identificaba la costa del golfo entre Pánuco (Veracruz) en México y la península de Florida.
En 1527 fue miembro de una expedición que tenía por finalidad la búsqueda de oro, integrada por 300 hombres y capitaneada por Pánfilo de Narváez. Dicha expedición llegó a la bahía de Tampa hacia abril de 1528, y de allí se dirigieron por tierra hacia México. Fueron muriendo muchos de los integrantes de este grupo, por lo que Álvar Núñez Ca-beza de Vaca se convirtió en jefe de estos conquistadores. En una isla los indígenas los capturaron.
Después de seis años de cautiverio, Álvar Núñez Cabeza de Vaca y otros tres expedicionarios lograron huir en 1535, y recorrieron el sudoeste estadounidense y norte de México hasta llegar a un poblado a orillas del río Sinaloa. A pié, medio desnudos, como indios, desarmados se lanzaron a la caminata más descomunal de la historia, más de ocho mil kilómetros a través de los desconocido. Fue el verdadero descubridor de los Estados Unidos, habiendo cruzado la Florida, Alabama, Mississippi, Luisiana, Texas, Nuevo México y Arizona.
A su regreso a España en 1537, la corona le premió y le nombró Adelantado y Gobernador del Virreinato del Río de la Plata.
Entre 1541 y 1542 estuvo al frente de una expedición que recorrió 1.600 Km., a través del sur de lo que es hoy Brasil, hasta Asunción. En esta expedición descubrió las Cataratas del Iguazú.
En 1544 volvió a España bajo arresto por oponerse al uso de tanta barbarie hacia los indios, allí lo desterraron y enviaron a Orán en África, hasta 1556 en que obtuvo el perdón por parte de Felipe II, quien lo nombró presidente del tribunal supremo de Sevilla. Tomó entonces los hábitos y se radicó en un monasterio sevillano. Falleció en Sevilla hacia 1560.
Escribió relatos y narraciones sobre sus expediciones especialmente en su obra Naufragios de Álvar Núñez Cabeza de Vaca, Adelantado y Gobernador del Río de la Plata.
Primer Viaje a América
Su primera aventura en "las Indias", es decir, América, transcurrió en el sur de lo que hoy son los Estados Unidos y el norte de México: alistado en la expedición de Pánfilo de Nar-váez a la Florida (1527), fue uno de los cuatro únicos supervivientes de los 300 hombres que naufragaron frente a las costas de Florida que, durante ocho años, vivieron entre los indios como comerciantes y curanderos.
Narváez salió de España en junio de 1527, pasó el invierno en Cuba, y llegó a la costa oeste de Florida en abril de 1528. No obstante las protestas de Cabeza de Vaca, Narváez decidió separar 300 hombres de sus buques de apoyo para reconocer el terreno. Narváez se mantuvo separado permanentemente de sus buques y quedó desamparado al naufra-gar en la costa de Florida, que creía erróneamente ser distante solo unas pocas leguas del río Pánuco.
La expedición de Narváez entonces inició una marcha hacia la costa noroeste interior de Florida, donde estacionó aproximadamente unos tres meses. Teniendo que hacer frente a los indígenas nativos hostiles y a la escasez de alimentos, Narváez decidió que se construyeran unas improvisadas gabarras para dejar a Florida por mar. Su comando, que había quedado menguado a menos de 250 hombres, embarcó en cinco barcazas para navegar hacia el río Pánuco. El primer mes en el mar fue bueno. Costeando la pequeña flota llegó a la boca del río Mississippi. Pero en el día treinta y uno los cogió una tor-menta que los desvió de su ruta. varios días después de pasar la boca del Río Grande, dos de las gabarras más estropeadas fueron encalladas en una isla, probablemente la de San Luís, conocida actualmente como Follets Island, delante de la costa Texas, en el mes de noviembre de 1528. Entre los aproximadamente ochenta supervivientes estuvie-ron Cabeza de Vaca, Andrés Dorantes de Carranza, su esclavo africano Estevanico, y Alonso Castillo Maldonado. Estos hombres, conocidos como “los cuatro náufragos harapientos” fueron los primeros blancos a pisar suelo tejano y fueron los únicos supervi-vientes de la expedición de Narváez.
En su mayor parte los náufragos murieron a causa de la sed o muertos por los nativos. Cabeza de Vaca permaneció cautivo de los indios Ananarivo en la costa del Golfo de México junto con los también náufragos Alonso del Castillo Maldonado, Andrés Dorantes de Carranza y Estebanico, quien fue el primer hombre nacido en África en pisar territorio de los Estados Unidos, y aunque se le describió como negro en realidad fue bereber y moro.
Poco tiempo después de alcanzar la costa de Texas, Cabeza de Vaca se separó de los otros supervivientes. Creyendo que había muerto en el continente, todos menos dos de los supervivientes avanzaron hacia la costa. Cabeza de Vaca sanó de una enfermedad casi mortal y más tarde se convirtió en el primer europeo comerciante in Texas. Recorrió territorios hacia el interior así como de la costa, llevando conchas marinas y judías mesquite al interior y regresando con pieles y ocre rojo. También tuvo éxito como hom-bre de medicinas. Sus tratamientos consistían en bendecir a los afligidos, soplar sobre las heridas y rezar.
La reticencia de Cabeza de Vaca a abandonar el área de Galveston fue influenciada por un solo compatriota superviviente, Lope de Oviedo, quien rehusó dejar la primera isla donde recalaron. En 1532, Álvar convenció a este español reluctante de acompañarle a lo largo de la costa hasta Pánuco, como habían ya hecho los demás supervivientes en la primavera de 1529. Durante el camino, Lope de Oviedo regresó y desapareció de la historia. Cabeza de Vaca se reunió entonces con tres compañeros sorprendidos en el denominado río de cocos, probablemente el actual Guadalupe. Allí, los cuatro náufragos, que fueron apresados y esclavizados por los Indios Mariame, planearon su fuga hacia México. No obstante no lograron fugarse hasta 1534, cuando huyeron hacia Pánuco.
Álvar y los otros náufragos viajaron desde las inmediaciones de la isla de Galveston hasta Culiacán, un puesto avanzado cerca de la costa del Pacífico de México, donde llegaron en 1536. El recorrido ha sido objeto de históricas controversias durante más de un siglo. Las diferencias acerca de la ruta que siguieron continua, pues nadie puede pro-bar con certeza absoluta cual camino siguieron en cada etapa del viaje. No obstante, la parte de Texas la que recibió más atención.
En la Relación, Cabeza de Vaca informó sobre la experiencia vivida y el anexo informe conjunto fue escrito por los tres españoles supervivientes. Ambos relatos fueron escritos poco tiempo después de acabar la larga caminata que terminaron en 1536. Estos escritos contienen informaciones bióticas, etnográficas y fisiográficas que proporcionan pistas sobre donde estos hombres vivieron casi siete años en Texas y sobre lo que vieron. Sus informes sobre su experiencia proporcionan valiosos datos sobre los indios de Texas, el territorio, la flora y la fauna.
Por sus propios medios lograron escapar y, oficiando entre los indios como curanderos y magos gracias a los conocimientos médicos de Cabeza de Vaca, se ganaron la voluntad de los nativos e hicieron varias exploraciones en busca de una ruta para regresar a la Nueva España por lo que hoy es el suroeste de Estados Unidos y norte de México. Tras deambular durante largo tiempo por la extensa zona que hoy es la frontera entre México y Estados Unidos llegaron a la zona del Río Bravo o Grande, siguiendo el curso del río encontraron tribus dedicadas a la caza del bisonte con las que convivieron. Finalmente a orillas del Río Petatlán restablecieron el contacto con un equipo de exploradores españoles en Sinaloa en 1536.
Los datos cruciales de evidencia en los relatos son las dimensiones de la isla donde ocurrió el primer desembarco, la distancia entre la isla y el continente y el atravesamiento de cuatro arroyos sucesivos en el mismo, la descripción de una serie de ensenadas a lo largo de la costa en dirección a Pánuco, la mención de un río de cocos y de hileras de cactus chumberas, el cruce de un ancho río comparable con el Guadalquivir de España, la aparición de una cordillera de montes cerca de la costa con dirección hacía el mar del norte y los nombres mencionados de las tribus indias. Todos estos datos, una vez relata-dos al llegar a alcanzar al objetivo de Pánuco, sugieren con certeza que recorrieron una ruta meridional a lo largo de la costa interior de Texas y el cruce de la parte baja del Río Grande cerca del lugar de la reserva internacional para los halcones. En última instancia, el exitoso viaje a pie de los náufragos los llevó a regresar a Texas a la confluencia del Río Grande con el Río Conchos, cerca del lugar del actual Presidio en Texas. En aquel lugar de su camino, Cabeza de Vaca extrajo una flecha del pecho de un indio. Dicha operación le valió ser recordado como el “Santo Patrono” de la Asociación de Cirugía de Texas. Asimismo Álvar merece ser conmemorado como el primer geógrafo, historiador y etnólogo de Texas. Fue el único español que vivió entre los indios de la costa de Texas y que sobrevivió para escribir acerca de ellos. Por consiguiente él, junto con Dorantes de Carranza y Castillo Maldonado, los tres tienen que ser también recordados por haber producido la primera literatura de Texas.
Durante aquel viaje recogió las primeras observaciones etnográficas sobre las po-blaciones indígenas del golfo de México escribiendo una narración titulada Naufragios, considerada hoy la primera narración histórica sobre los Estados Unidos, fue publicada en 1542 en Zamora (España) y en 1555 en Valladolid, en la cual describe sus vivencias y las de sus tres compañeros quienes atravesaron a pie el suroeste de los Estados Unidos y norte de México.
Segundo Viaje a América
Cabeza de Vaca regresó a España en 1537 y consiguió que se le otorgara el título de Gobernador y Segundo Adelantado del Virreinato del Río de la Plata. Para hacerlo efectiva inició en 1540 su segundo viaje, que le llevó al sur del continente americano. Descubrió las Cataratas del Iguazú , exploró el curso del Río Paraguay y sometió a algunas tribus indígenas.
Pero pronto entró en conflicto con los colonos españoles establecidos con anterioridad que, encabezados por Domingo Martínez de Irala, rechazaban la autoridad del gobernador y sus proyectos de organizar la colonización del territorio olvidándose de perseguir los quiméricos tesoros de los que hablaban los mitos indígenas.
Los descontentos se sublevaron en 1544 (primera revolución de los comuneros) y enviaron a Cabeza de Vaca a España acusado de abusos de poder en la represión de los disidentes (como el incendio de Asunción en 1543). El Consejo de Indias le desterró a Orán en 1545. Ocho años después fue indultado y se estableció en Sevilla como juez. Ejerció el cargo hasta su muerte en 1559 durante siete años.
Bibliografía
Existe una extensa bibliografía en castellano y en inglés, de la que solo reseñaré lo esencial:
1. “Naufragios”, de Álvar Núñez Cabeza de Vaca, edición electrónica del año 2000 por www.elaleph.com.
2. “Relación” de los tres náufragos supervivientes: Álvar Núñez Cabeza de Vaca, Dorantes de Carranza y Castillo Maldonado publicada poco después de 1536.
3. “La relacion y comentarios del governador Alvar Nuñez Cabeça de Vaca, de lo acaescido en las dos jornadas que hizo a las Indias.” Valladolid: Francesco Fernández de Córdova, 1555.
4. Historias Paralelas: España, Estados Unidos y la Frontera Americana. Madrid, 1749. Naufragios de Alvar Nuñez Cabeza de Vaca, y Relacion de la jornada, que hizo a la Florida con el adelantado Panfilo de Narvaez.
5. “El largo atardecer del caminante”, del diplomático argentino Abel Posse, edición PLAZA & JANES, 1992. Premio Encuentro Extremadura y América 1992.
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