Doctor arquitecto, autor de numerosos títulos técnicos y catálogos, así como de proyectos de edificación y ensayos. Colaborador de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía y articulista en revistas técnicas y culturales. Ha escrito sobre historia, antropología, crónicas de arquitecto y novelas históricas, con más de veinticinco libros publicados en papel y formato digital. Ganador de varios premios literarios de prestigio.
lunes, 24 de noviembre de 2025
El espejo digital del pensamiento de Carlo Emanuele Ruspoli
domingo, 23 de noviembre de 2025
Poema coral de Carlo Emanuele Ruspoli 2025
Poema coral
Que hable quien guarda palabras, que hable, aunque tiemble su voz, que hable, porque cada sílaba es semilla, que hable, porque el silencio florece en memoria.
Que haga quien sostiene manos, que haga, aunque el gesto parezca pequeño, que haga, porque en la unión se levanta la fuerza, que haga, porque los pueblos nacen del contacto.
Que aporte quien lleva memoria, que aporte, aunque su carga sea dolorosa, que aporte, porque la herencia enciende la luz, que aporte, porque los ausentes viven en los presentes.
Que se mueva quien respira esperanza, que se mueva, aunque el camino esté lleno de sombras, que se mueva, porque cada paso abre senderos, que se mueva, porque la vida insiste en renacer.
Calendario del alma de Carlo Emanuel Ruspoli 2025
Calendario del alma
Veinticuatro puertas hacia la luz.
En cada una, un gesto, un rostro, un paso.
El frío no detiene la esperanza,
Y el cometa, como un verso, nos guía…
Los pastores avanzan con manos vacías,
pero llenas de asombro.
Los sabios traen oro, incienso y mirra,
pero también preguntas sin respuesta.
Las casas nevadas guardan silencios,
y cada ventana encendida
es un corazón que espera.
¿Quién soy yo en esta procesión?
¿El que duda, el que canta, el que ofrece?
¿El que llega tarde, pero llega?
La estrella no exige perfección,
solo apertura.
Y cada puerta que se abre
es una reconciliación con el tiempo,
una gratitud por lo vivido,
Una paz que se ofrece sin condiciones.
miércoles, 19 de noviembre de 2025
Forjar la experiencia, templar el destino de Carlo Emanuele Ruspoli 2025
Forjar la experiencia, templar el destino
En el yunque del tiempo golpea la vida, cada herida es chispa, cada error, metal ardiente. El martillo de los días no perdona, pero en su ritmo se esconde la enseñanza.
La experiencia es fuego que pule la sombra, es cicatriz que se vuelve mapa, es memoria que guía la mano cuando el futuro aún es incierto.
No hay destino escrito en piedra, solo caminos abiertos en la arena. El que aprende del peso de su historia construye puentes donde otros ven abismos.
Así, con paciencia y valentía, se templa la voluntad en la fragua del alma. Y el destino, antes ciego y distante, se convierte en obra propia, en horizonte elegido, en libertad conquistada.
Enemigas desagradecidas de Carlo Emanuele Ruspoli 2025
Enemigas desagradecidas
Les tendí la mano en la tormenta, cuando sus muros eran ruinas, cuando el frío mordía sus pasos y la soledad les pesaba como hierro.
Di sin pedir, ofrecí sin esperar mi tiempo, mi voz, mi pan, mi calma. Y ellas, con sonrisas de cristal, ocultaban la daga bajo el manto.
Hoy me llaman enemigo, cuando fui faro en sus naufragios. Hoy me niegan, cuando fui puente en sus abismos.
Pero no me roban la memoria: sé lo que di, sé lo que fui. La ingratitud es su herencia, la serenidad, la mía.
Que sus sombras se pierdan en el viento, que sus voces se apaguen en la nada. Yo sigo erguido, con la certeza de haber amado sin medida, aunque ellas nunca lo entendieran.
martes, 11 de noviembre de 2025
Insomnio bendito de Carlo Emanuele Ruspoli
Insomnio bendito
A veces sufro de insomnio, y le doy gracias al Todopoderoso. Porque en cada noche en vela se abre una puerta sin cerrojo.
Soy libre cuando todos duermen. Libre de ser quien no fui, quien fui, quien seré, quien jamás existió.
He sido sacristán astuto, cura necesitado, conquistador de almas, obispo de sombras y hasta Papa por un voto divino.
He sido médico, poeta, futbolista y Premio Nobel, estudiante sin memoria, analfabeto con sabiduría.
Cien veces casada, alguna viuda, ganador de carreras y combates, extraterrestre, chamán, demonio, ángel, San Pedro… Y una noche fui Dios. Que Dios me perdone.
He sido pirata, vagabundo, buhonero, aguador, rapero, obrero y minifalda, militar romano, escriba samurái, herido, envenenado y muerto.
Quijote, Sancho, Buscón, parado, rico, esclavo, enfermo y milagroso. Pájaro, dinosaurio, cordero, escopeta.
Pero entre todos, el que más me emociona es el Profeso de la Orden de San Juan, haciendo justicia en la antigua, la media, la moderna y la contemporánea.
Y como no tengo límites, he sido todo eso y más, al mismo tiempo.
Aun así, hay quien pregunta: “¿Por qué escribes?”
La respuesta es simple: porque soy humano y deseo la libertad. La encuentro en la madrugada, frente al ordenador, o ante un folio en blanco, cuando surge la pregunta que me impulsa:
¿Por qué no escribir?

