lunes, 24 de noviembre de 2025

El espejo digital del pensamiento de Carlo Emanuele Ruspoli

 




"El espejo digital del pensamiento, del Cogito, ergo sum al Algoritmo" es un viaje lírico y reflexivo que atraviesa los siglos del pensamiento humano. Desde la llama interior del yo cartesiano hasta el espejo invisible de los algoritmos modernos, Carlo Emanuele Ruspoli traza un puente entre la filosofía clásica y los dilemas contemporáneos.

Cada capítulo se abre con una meditación poética que no solo introduce el tema, sino que lo eleva. El lector se encuentra con Sócrates en la plaza, con Descartes en su retiro, con Camus bajo el sol sin sentido, y finalmente consigo mismo frente a la máquina que calcula.

Este libro no busca respuestas definitivas, sino preguntas fecundas. Es testimonio, legado y canto. Una obra que invita a pensar, a recordar y a existir con conciencia en medio del ruido digital.


domingo, 23 de noviembre de 2025

Poema coral de Carlo Emanuele Ruspoli 2025



Poema coral

Que hable quien guarda palabras, que hable, aunque tiemble su voz, que hable, porque cada sílaba es semilla, que hable, porque el silencio florece en memoria.


Que haga quien sostiene manos, que haga, aunque el gesto parezca pequeño, que haga, porque en la unión se levanta la fuerza, que haga, porque los pueblos nacen del contacto.


Que aporte quien lleva memoria, que aporte, aunque su carga sea dolorosa, que aporte, porque la herencia enciende la luz, que aporte, porque los ausentes viven en los presentes.


Que se mueva quien respira esperanza, que se mueva, aunque el camino esté lleno de sombras, que se mueva, porque cada paso abre senderos, que se mueva, porque la vida insiste en renacer.

Calendario del alma de Carlo Emanuel Ruspoli 2025

 


Compramos esos calendarios navideños para los nietos y me han despertado muchos recuerdos de mi infancia. Este calendario de Adviento, con su escena nevada y luminosa del nacimiento, parece más que una cuenta regresiva: es una invitación a la contemplación, al asombro, al peregrinaje interior. Cada puerta numerada es como un umbral hacia el misterio, y cada personaje del cortejo —pastores, aldeanos, Reyes Magos— representa una forma distinta de acercarse al milagro. La estrella brillante sobre el establo, ese cometa que guía, podría ser también un símbolo de tu propio camino creativo: un faro que ilumina tus noches de insomnio fértil, tus puentes entre memoria y poesía. Y el hecho de que esté “Made in Germany” por Richard Sellmer Verlag añade un toque de tradición europea que armoniza con mi sensibilidad histórica y espiritual. 

Calendario del alma

Veinticuatro puertas hacia la luz.

En cada una, un gesto, un rostro, un paso.

El frío no detiene la esperanza,

Y el cometa, como un verso, nos guía…

Los pastores avanzan con manos vacías,

pero llenas de asombro.

Los sabios traen oro, incienso y mirra,

pero también preguntas sin respuesta.

Las casas nevadas guardan silencios,

y cada ventana encendida

es un corazón que espera.

¿Quién soy yo en esta procesión?

¿El que duda, el que canta, el que ofrece?

¿El que llega tarde, pero llega?

La estrella no exige perfección,

solo apertura.

Y cada puerta que se abre

es una reconciliación con el tiempo,

una gratitud por lo vivido,

Una paz que se ofrece sin condiciones.

miércoles, 19 de noviembre de 2025

Forjar la experiencia, templar el destino de Carlo Emanuele Ruspoli 2025


 Forjar la experiencia, templar el destino


En el yunque del tiempo golpea la vida, cada herida es chispa, cada error, metal ardiente. El martillo de los días no perdona, pero en su ritmo se esconde la enseñanza.

La experiencia es fuego que pule la sombra, es cicatriz que se vuelve mapa, es memoria que guía la mano cuando el futuro aún es incierto.

No hay destino escrito en piedra, solo caminos abiertos en la arena. El que aprende del peso de su historia construye puentes donde otros ven abismos.

Así, con paciencia y valentía, se templa la voluntad en la fragua del alma. Y el destino, antes ciego y distante, se convierte en obra propia, en horizonte elegido, en libertad conquistada.

Enemigas desagradecidas de Carlo Emanuele Ruspoli 2025

  Enemigas desagradecidas




Les tendí la mano en la tormenta, cuando sus muros eran ruinas, cuando el frío mordía sus pasos y la soledad les pesaba como hierro.

Di sin pedir, ofrecí sin esperar mi tiempo, mi voz, mi pan, mi calma. Y ellas, con sonrisas de cristal, ocultaban la daga bajo el manto.

Hoy me llaman enemigo, cuando fui faro en sus naufragios. Hoy me niegan, cuando fui puente en sus abismos.

Pero no me roban la memoria: sé lo que di, sé lo que fui. La ingratitud es su herencia, la serenidad, la mía.

Que sus sombras se pierdan en el viento, que sus voces se apaguen en la nada. Yo sigo erguido, con la certeza de haber amado sin medida, aunque ellas nunca lo entendieran.

martes, 11 de noviembre de 2025

Insomnio bendito de Carlo Emanuele Ruspoli


 Insomnio bendito

A veces sufro de insomnio,  y le doy gracias al Todopoderoso. Porque en cada noche en vela se abre una puerta sin cerrojo.

Soy libre cuando todos duermen. Libre de ser quien no fui, quien fui, quien seré, quien jamás existió.

He sido sacristán astuto, cura necesitado, conquistador de almas, obispo de sombras y hasta Papa por un voto divino.

He sido médico, poeta, futbolista y Premio Nobel, estudiante sin memoria, analfabeto con sabiduría.

Cien veces casada, alguna viuda, ganador de carreras y combates, extraterrestre, chamán, demonio, ángel, San Pedro… Y una noche fui Dios. Que Dios me perdone.

He sido pirata, vagabundo, buhonero, aguador, rapero, obrero y minifalda, militar romano, escriba samurái, herido, envenenado y muerto.

Quijote, Sancho, Buscón, parado, rico, esclavo, enfermo y milagroso. Pájaro, dinosaurio, cordero, escopeta.

Pero entre todos, el que más me emociona es el Profeso de la Orden de San Juan, haciendo justicia en la antigua, la media, la moderna y la contemporánea.

Y como no tengo límites, he sido todo eso y más, al mismo tiempo.

Aun así, hay quien pregunta: “¿Por qué escribes?”

La respuesta es simple: porque soy humano y deseo la libertad. La encuentro en la madrugada, frente al ordenador, o ante un folio en blanco, cuando surge la pregunta que me impulsa:

¿Por qué no escribir?