En la suave luz del atardecer
los ancianos gozan de placer.
Con risas dulces y sabiduría
navegan la vida con armonía.
Arrugas que el tiempo ha dibujado
testimonio de cada sentimiento.
Historias que en cada pliegue han guardado
lecciones de vida que el alma siente.
En sus ojos lucen estrellas viejas
testigos de épocas ya lejanas.
Con pasos lentos, mas con paso fuerte
cosechan amor en cada esquina.
Ancianos sabios, faros de esperanza
guían con amor, sin tener venganza.
Aprendamos de ellos, en cada instante
pues su legado es un tesoro grande.