viernes, 14 de junio de 2019

Proyecto de un ensayo de Carlo Emanuele Ruspoli

El ensayo es un tipo de texto en prosa que analiza, interpreta o evalúa un tema. Se considera un género literario comprendido dentro del género didáctico. Las características clásicas más representativas de un ensayo son: es un escrito serio y fundamentado que sintetiza un tema significativo, en este caso, acerca de las sociedades secretas desde su origen hasta la actualidad. Por ejemplo: la masonería. 




Como cuestión previa debemos manifestar que la masonería no es una ni unívoca. Existen varias masonerías que, aunque coincidentes en lo fundamental y con un origen común, poseen notorias diferencias de las que más adelante hablaremos. Por eso, mejor que referirse a la masonería en singular, sería más exacto considerar que la gran variedad de obediencias, de Grandes Orientes, Grandes Logias, Triángulos, &c. &c. que integran el entramado masónico, hace que sea más plausible referirse a Las Masonerías en plural, porque la simplificación unitaria oculta la verdadera esencia del movimiento masónico y magnifica muchas veces la creencia vulgar en un poder oculto y misterioso que rige desde las sombras los asuntos públicos y que incluso tiene un gran ascendiente en las decisiones de las grandes corporaciones privadas. La ignorancia general que existe en la sociedad (no solo en la Española) se debe en gran medida al secretismo y al entorno misterioso de que se ha rodeado siempre la propia masonería, así como a las leyendas que sobre ella se han difundido, unas veces por parte de los propios masones y otras por la de aquellos que ven en ésta asociación, orden, fratría o secta, un grave peligro social, político y religioso. Entre todos han hecho que la masonería sea mal conocida y, en consecuencia, torcidamente juzgada, calumniada muchas veces por sus detractores, a la vez que ensalzada también por sus exegetas, adeptos y apologistas.

lunes, 3 de junio de 2019

Reflexiones sobre el Brexit

Publico a continuación unas interesantes reflexiones sobre el Brexit de mi buen amigo Manolo de Vicente.



1. El histórico aislamiento británico
Las fronteras de una isla son naturales y, en consecuencia, inalterables. Por tanto, las fronteras de la gran isla que constituye Gran Bretaña no han sido modificadas, a lo largo de la Historia.
Sin embargo, Inglaterra ha intervenido militarmente en el continente europeo en los últimos siglos pero, desde los Normandos, su territorio no ha sido ocupado por extranjeros. Por eso, en la psicología colectiva del pueblo británico, el concepto de frontera es rígido y permanente y el concepto de soberanía muy estable y profundo. El mito de que el Canal de la Mancha protege al país sigue vigente, tontamente, cuando ¡existe ya un túnel debajo de las olas que conecta Gran Bretaña con el Continente!.
Por el contrario, los países continentales europeos y especialmente los de Europa central tienen una amplia y antigua experiencia de que el poder y la espada han modelado sus fronteras y modificado sus soberanías. Los países europeos han vivido la experiencia de la construcción de tres grandes imperios (Carlomagno, Carlos V y Napoleón) y de su destrucción, fusionando primero territorios, fronteras y soberanías y después dispersándolos.
Además los avatares históricos de las distintas naciones continentales les han habituado a cambios de fronteras y de poderes soberanos. Por ejemplo, Francia arrebató a España el Rosellón y la Cerdaña; a Inglaterra, la Bretaña, y a Italia, Niza y Córcega, y disputó a Alemania, Alsacia y Lorena. Alemania e Italia nacieron, avanzado el siglo XIX, fusionando ciudades-Estado, principados y reinos. Polonia ha corregido y rectificado profundamente sus fronteras en numerosas ocasiones. La destrucción del Imperio Austro-húngaro, al final de la primera guerra mundial, dio lugar a nuevas naciones. Y el final de la segunda trajo también grandes cambios de fronteras.
Precisamente la gran mortandad de la segunda guerra mundial (Reino Unido menos de 300.000 personas pero Alemania más de 8 millones) fue un gran estímulo para iniciar el proceso de unificación europeo. ¿Ayudan estas terribles experiencias a aceptar una soberanía compartida? Para los que sufrieron en sus propias carnes las consecuencias bélicas, sin ninguna duda.
Se buscó, por encima de otra consideración, un proceso voluntario de agrupación de Estados que eliminara todos los riesgos de futuros conflictos bélicos entre europeos. Luego, los intereses económicos han desplazado a la exigencia de Seguridad, que estaba ya garantizada.
Pero, por el contrario, el pueblo británico no ha soportado conflictos bélicos en su propio territorio, en los últimos mil años ¿Puede extrañar que se aferre a su soberanía nacional?

2. Los Referéndum del Reino Unido sobre Europa
En 1973 el Reino Unido se integró en la Comunidad Económica Europea (CEE), que luego ha evolucionado a la Unión Europea (UE). Básicamente la CEE, entonces, era una Unión Aduanera a la que se sumaba una Política Agrícola Común (PAC).
Muy pronto, en 1975, se celebró ya un Referéndum, sobre la permanencia del Reino Unido en la CEE, con el resultado de mantenerse en ella, con un 67 % de los votos emitidos.
En 2016, más de 40 años después, se celebró otro Referéndum, que acuñó la denominación de Brexit, con el resultado de un 51,9 % a favor de la salida de la UE y un 48,1 % en contra.
Durante la corta Campaña del Referéndum, los británicos no tuvieron oportunidad de informarse, a fondo, sobre la importancia de la decisión a tomar y de sus posibles repercusiones políticas, sociales y económicas. Se votó por impulsos emocionales más que racionales. Proteger su soberanía, mantener sus fronteras y la apariencia de un Imperio desaparecido y poner de manifiesto su superioridad, ante los demás europeos, pudieron ser algunas de las razones que impulsaron el voto favorable al Brexit.
Pero, además, desde el punto de vista de los intereses económicos, el pueblo británico fue engañado por Nigel Farage y Boris Johnson con promesas falsas (ahorro de 350 millones de libras semanales). Ahora, una jueza británica ha iniciado una causa contra Johnson por mentir en Campaña electoral. En efecto, es fácil engañar a quien emocionalmente está convencido de algo y la mentira refuerza su criterio. Algo parecido a lo sucedido con los catalanes separatistas cuando oían el eslogan “España ens roba”.

3. La Tensión europea entre Federalismo y Confederación
Desde su nacimiento, el Proyecto Europeo se debate entre la Europa de los Pueblos del general De Gaulle (Confederación) y los Estados Unidos de Europa (Federación).
El Fracaso de la Constitución Europea (Federación) pareció que abría el campo a un proceso de Confederación, aunque, en la práctica, las actuales instituciones europeas más importantes y poderosas son todas Federales.
El Reino Unido ha recelado siempre del Proyecto Europeo porque supone una pérdida de su soberanía nacional. Este recelo ha acabado por generar su renuncia a seguir participando en la Unión Europea.
Las tres grandes Instituciones europeas: Consejo, Comisión y Parlamento tienen diferente naturaleza. El Consejo es confederal y toma sus acuerdos por unanimidad; la Comisión es federal y decide por mayorías, como el Parlamento.

4. El fracaso del Caballo de Troya
El General De Gaulle se opuso a la entrada del Reino Unido en la Comunidad Económica Europea (CEE) afirmando que se trataba de un Caballo de Troya que sólo buscaba la destrucción del Proyecto europeo. En el tiempo que el Reino Unido ha permanecido dentro de Europa, ha actuado siempre como un elemento retardador de los procesos de unificación.
El Brexit supone un reconocimiento implícito de que el Caballo de Troya ha fracasado. Conforme ha pasado el tiempo, la integración es mayor y más profunda en la Unión Europea y su funcionalidad es más Federal.

5. Un intento de Recuperar la EFTA
No hay que descartar que la decisión británica de salir de la Unión ocultara el intento de hacer volar las instituciones europeas. En ningún momento se ha trasparentado esa intención  pero el rocambolesco comportamiento del Parlamento británico da derecho a pensar que el fondo de la cuestión es mucho más complejo que instrumentar una simple salida de un Club de Estados.
En la práctica, las graves y evidentes dificultades políticas británicas que se han producido, han actuado en sentido contrario. Los restantes Estados-miembro se han unido y, durante toda la Negociación del Brexit, han actuado como una piña dentro del Consejo europeo.
Si los británicos pensaban en la posibilidad de arrastrar a algunos de sus antiguos socios de la EFTA (Dinamarca, Austria, Portugal, Suecia y Finlandia) en su salida de la Unión Europea, se han visto frustrados. Todos estos países se han reafirmado en mantener su permanencia y no se ha producido la voladura de la Unión.
En todo caso, los graves problemas británicos con el Brexit van a hacer más difícil que, en el futuro, otros Estados-miembros piensen también en abandonar la Unión.

6. La Unión Aduanera
Conforme ha pasado el tiempo se ve más claro que el objetivo real del Reino Unido puede ser el de, saliendo de la Unión Europea, mantenerse en una posible Unión Aduanera con el resto de Europa, sorteando así la obligación de tener que respetar el libre movimiento de las personas en todo el territorio europeo, pero aceptando una importante contribución económica y sometiéndose a una legislación comercial que no podrá controlar.
Se ha extendido y profundizado, durante el proceso de Negociación del Brexit, el rechazo del pueblo inglés a recibir en su suelo a emigrantes europeos, aunque se acepten a otros procedentes de las antiguas colonias británicas.
En resumen, la Unión Aduanera permite al Reino Unido salvar su Soberanía y sus fronteras, manteniendo su tráfico comercial y de servicios con el resto de los países europeos, pero aceptando nuevos costes económicos y de pérdida de soberanía.

7. Los Grandes Principios y Proyectos Europeos
Los Principios Básicos de la Unión Europea son las 4 Libertades de Movimiento de bienes, servicios, capitales y de personas.
Pues bien, no se puede estar, a la vez, fuera y dentro de la Unión Europea, como ambicionan los británicos y, además, sin costes.
Sin embargo, la firme posición de la Unión en la Negociación del Brexit, respaldada sólidamente por el resto de los Estados-miembro, parece indicar que participar del mercado europeo exige una contribución que se mide en cuota de soberanía, que los políticos británicos no están dispuestos a aceptar.
Es decir, estamos y seguramente estaremos en una situación de bloqueo que llevará a un Brexit duro.
En cuanto  a los Grandes Proyectos europeos, que se basan todos ellos en las transferencias parciales de soberanía, desde hace años que los británicos los evitan. Solamente han aceptado la Política Agrícola Común (PAC) porque fue una exigencia de su ingreso.
Impulsaron la Ampliación al Este de la Unión, seguramente pensando que ese proceso debilitaba el Proyecto europeo y además complicaba su funcionamiento.
El Territorio Schengen, que supone la eliminación de los controles en las fronteras interiores europeas, se implantó en 1995 con la renuncia del Reino Unido y de Irlanda. Actualmente aún no se han incorporado Croacia, Rumania y Bulgaria. Se trata de una Cooperación Reforzada de carácter federal, que obliga a una cesión de soberanía. Es un Proyecto que hace operativo el Principio europeo de la libertad de movimiento de las personas. Y, precisamente por eso, es un Tratado que impide el control británico de las emigraciones europeas.
La Moneda Europea y el Banco Central Europeo (BCE) son otros de los Grandes Proyectos, que también tienen carácter Federal, y a los que tampoco se ha incorporado el Reino Unido. Se inició la distribución de los billetes del euro en enero de 2002 y, en estos momentos, pertenecen al euro 19  de los 28 países que integran la Unión. Cuatro pequeños países europeos utilizan esta moneda (Vaticano, Andorra, Mónaco y San Marino) que ha sido adoptada también, unilateralmente, por Montenegro y Kosovo. Unos 240 millones de personas, además, utilizan monedas conectadas con el euro, entre ellos 180 millones de africanos. El euro es la segunda moneda de reserva mundial. Pues bien, el Reino Unido no participa en este Proyecto por la cesión de soberanía que supone.

8. Las Cooperaciones Reforzadas
Los países europeístas salvaron el desafío de la Ampliación, con 28 miembros, estableciendo el mecanismo de las Cooperaciones Reforzadas. Son Proyectos de índole Federal que inician un grupo de países (siempre superior a ocho miembros), de carácter abierto, para poner en marcha una nueva área europea de cooperación.
En desarrollo muy avanzado se encuentra la Unión Bancaria, controlada por el BCE. El Reino Unido está fuera de este Proyecto.
Se ha iniciado, en 2019,  la Cooperación europea en la Industria de Defensa con una aportación financiera de 13.000 millones de euros, al que ya se han incorporado 25 miembros. Este Proyecto evolucionará hacia el Ejército Europeo. El Reino Unido colabora en este proyecto pero no participa en él.
Parece claro que, como los avances en la unificación se realizan utilizando las Cooperaciones Reforzadas, para superar el obstáculo de la actitud paralizante del Reino Unido, la Unión implica, de hecho, una Europa de dos velocidades que, cada vez, es más Federal.

9. El Parlamento Británico, en mayo de 2019
La soberanía británica no reside en el pueblo sino en el Parlamento. Por tanto el Acuerdo de salida de Teresa May con la UE sólo podrá ser válido una vez que sea aprobado por el Parlamento.
En los primeros meses del año 2019 el comportamiento del Parlamento ha sido sorprendente. Ha rechazado, por tres veces, el Acuerdo negociado por su Gobierno con la UE y ha rechazado, igualmente, otras 8 Propuestas que se le han presentado para encauzar, gestionar y resolver el Brexit.
Pero lo más importante es que no ha marcado una senda para resolver su proceso de salida.
Los parlamentarios y los partidos políticos británicos no quieren estar en Europa pero no saben cómo salir de ella. Esta indeterminación ¿oculta una estrategia de negociación? Por lo pronto, se ha incumplido ya el período de negociación establecido por los Tratados Europeos. En consecuencia, el “Tiempo” va a ser la variable principal en los próximos meses.

De momento, la Primera Ministra británica ha dimitido, por lo que es necesario un proceso electoral interno en el Partido Conservador para designar un sucesor de Teresa May. Se consume así una parte del escaso tiempo disponible. ¿Se va a llegar al 1 de noviembre sin Acuerdo? Las nuevas Instituciones europeas ¿van a seguir aceptando nuevas y sucesivas prórrogas? Personalmente, no lo creo. Se llegará a una grave situación de crisis, a las que tan habituados están los europeos. Si la UE se niega a una nueva prórroga estaremos, todos, abocados a una salida sin Acuerdo. Este será el momento de encontrar una solución definitiva, con los relojes parados.
¿Esperan los británicos que una renovación de las instituciones de la UE (Consejo, Comisión y Parlamento) les pueda ser más favorable? Esperar a primeros de diciembre para que se constituyan los nuevos órganos de Europa reduce, aún más, el tiempo disponible. ¿Puede ampliarse, aún más, el tiempo de espera con una Convocatoria de elecciones en Gran Bretaña que llevaría a un nuevo Parlamento y a un nuevo Gobierno? ¿Es realista que el plazo acabe en el mes de Octubre?
¿Hay que empezar una nueva Negociación con un nuevo Gobierno británico y una nueva Comisión Europea? ¿Qué período sería necesario?
¿Juegan las dos partes a dilatar el proceso de negociación para que sea más factible que el Reino Unido siga en la UE?
Está claro que todas las iniciativas las llevan los británicos pero ¿consiguen así una situación más favorable en la Negociación? De momento, la posición de la UE es inflexible. Yo creo que, al contrario, todas estas maniobras parlamentarias británicas les crean más problemas que beneficios y dificultan las futuras negociaciones.
Lo repito, los parlamentarios británicos ni quieren pertenecer a la UE ni saben cómo salir de ella. Y, mientras tanto, se acumulan los daños políticos en Gran Bretaña. Espero que la responsabilidad de todos los políticos europeos permita superar la terrible situación en que nos encontramos.

10. Las elecciones europeas de mayo de 2019
La participación del Reino Unido en las pasadas elecciones europeas es una anomalía más, ya que hace dos años se comunicó oficialmente su salida de la Unión Europea. Es un sarcasmo que los británicos sigan sentando en el Parlamento de Estrasburgo sus nuevos representantes.
Pero, como todo en la vida, también tiene sus ventajas. Las recientes elecciones europeas nos han permitido tomar el pulso a los británicos. Sin embargo, la baja participación conseguida (37 %) impide sacar consecuencias válidas de los resultados (en el Referéndum del Brexit participó el 72 % de la población). Aunque los resultados electorales nos aportan una rica información cualitativa.
Los ciudadanos británicos no han votado a sus Partidos; han votado, de nuevo, sobre el Brexit (a favor o en contra). Pero al dirigir sus votos hacia los Partidos es difícil interpretar en qué medida se refuerza o se rechaza el Brexit. The Guardian estima que 5,9 millones de británicos votaron a favor del Brexit y 6,8 millones en contra. El Profesor John Curtice estima, sin embargo, un equilibrio entre euroescépticos y pro-europeos y valora cada opción en un 35 % del electorado. En todo caso, las elecciones europeas no sirven para nada, a efectos de conocer las posiciones actuales sobre el Brexit del pueblo británico. Los resultados, como todo en el  Reino Unido, son más que sorprendentes. El “Brexit Party”, el Partido fundado por Nigel Farage, hace menos de dos meses, ha sido el más votado consiguiendo un 31,7 % de los votos y un 39,7 % de los escaños. Parece evidente que Farage ha recogido votos “brexister” de conservadores y laboristas.
Los dos grandes Partidos tradicionales se han hundido. Los Laboristas han recibido sólo un 14 % de los votos y los Conservadores se han quedado en un 9 %.
¿Quiere esto decir que va a cambiar la estructura del Poder Político en Gran Bretaña? En las próximas elecciones al Parlamento Británico ¿se va a mantener esta estructura del voto?
Los magníficos resultados obtenidos por Farage y los Liberales (el 50 % de los votos) se deben a que han recogido el voto del descontento de conservadores (crisis interna por el Brexit) y laboristas (falta de cumplimiento del segundo referéndum). Pero estos resultados no clarifican nada, más bien oscurecen, todavía más, el panorama político británico. El Brexit ha roto a los dos grandes partidos, que sufren una profunda división interna, porque se ha generado un clima emocional que supera a la ideología.
Finalmente, el crecido Nigel Farage ha amenazado ya con que, si no se sale de la UE antes de finalizar octubre, habrá que ir a unas elecciones que repetirán estos resultados, lo que supone el hundimiento de conservadores y laboristas. Es decir, el tema del Brexit amenaza ya la estructura política tradicional de Gran Bretaña.
¿Pensaron los parlamentarios británicos que participar en las elecciones europeas podría equivaler a un segundo Referéndum, sin hacerlo? Si ha sido así, estas elecciones no han clarificado la situación, ni han marcado un camino para salir del laberinto. La realidad es que los resultados aumentan la confusión y no aclaran cuál es el verdadero estado de la opinión pública británica.
Por otro lado, cabe preguntarse por las razones ocultas que han permitido al Reino Unido participar en las elecciones europeas. Si no se acepta el Acuerdo negociado con la UE y, a la vez, se rechaza una salida sin Acuerdo ¿Qué caminos quedan?
Uno de ellos es el “Tiempo”. Hay un dicho, muy inglés, que recomienda “esperar y ver” antes de tomar una decisión difícil. ¿Están aplazando los británicos su decisión de salir de la UE? Si es así ¿Cuánto tiempo necesitarían?

11. ¿Puede haber un Segundo Referéndum sobre el Brexit?
Con un nuevo Primer Ministro británico y con los resultados de las elecciones europeas ¿es razonable esperar un segundo Referéndum para acabar con el laberinto del Brexit?
Dependerá de las reacciones que tomen los dos grandes partidos para hacer frente al impacto de las europeas.
Ya sabemos que Teresa May ha dimitido y que, durante el verano, se gestionará la decisión de su sucesor. La persona que se elija tendrá que establecer una política sobre Europa. Pero, en la medida en que el nuevo líder se pronuncie por un camino pondrá al Partido Conservador en una situación de división. Es más probable que el sucesor de May sea más decidido “brexiter” que lo ha sido ella.
En casa de los laboristas hay un doble problema: de liderazgo de Corbyn y de exigir el Segundo Referéndum. Corbyn se encuentra amenazado internamente por el Brexit. Hasta ahora ha utilizado el Brexit como un arma arrojadiza para forzar la dimisión de Teresa May y hundir a los conservadores. Producida ya esta dimisión, Corbyn se encuentra ahora amenazado internamente por sus incumplimientos sobre el segundo Referéndum. Es más probable que los laboristas encaren su crisis interna exigiendo un segundo Referéndum.
Nos podemos encontrar con que, en otoño, los Conservadores intenten forzar un Brexit duro y con que los Laboristas se centren en reclamar un nuevo Referéndum. En tal caso, la salida lógica sería unas nuevas elecciones pero hay que tener en cuenta que no convienen ni a conservadores ni a laboristas.
Pero ¿Es más viable ahora un nuevo Referéndum cuando se han visibilizado los grandes destrozos que ha producido el anterior, en los dos grandes partidos?

12. ¿Nuevas Elecciones Generales en el Reino Unido?
¿Pueden conservadores y laboristas permitirse el lujo de convocar unas nuevas elecciones generales? Serían distorsionadas, inevitablemente, por el tema del Brexit y los comportamientos electorales serían similares a los producidos en las elecciones europeas, pero con una mayor participación.
Cada partido tendría que posicionarse, claramente, sobre el Brexit y sobre el camino a seguir para salir en el futuro de la UE, lo que aumentaría la división interna tanto en el Partido Conservador como en el Laborista. Los resultados serían demoledores para ambos partidos.
Dada la profunda división existente en el país y la paridad entre las dos posiciones frente al Brexit ¿qué aportarían unas nuevas elecciones? Desde luego un profundo cambio en la estructura política del Reino Unido con el hundimiento de conservadores y laboristas y el surgimiento de los Liberales y de un Partido del Brexit. Pero este cambio de estructura ¿en que beneficia a una posible solución del Brexit?
En resumen, unas nuevas elecciones serían la tumba de los dos grandes partidos (conservadores y laboristas) por lo que hay que pensar que no se llevarán a cabo.
Desde luego, una convocatoria de nuevas elecciones permitiría obtener una nueva prórroga de la UE,  que tendría que extenderse a la formación de un nuevo Gobierno. Más tiempo. Pero un nuevo Primer Ministro tendría que negociar con una nueva Comisión Europea. Más tiempo.
Por todas partes se llega a un callejón sin salida.

13. ¿Puede seguir el Reino Unido en la Unión Europea?
Salirse es un problema pero mantenerse en la UE es también otro grave problema para el Reino Unido. La nación está dividida con posiciones antagónicas. Se haga lo que se haga, saldrá mal.
¿Y cómo reaccionarían los otros 27 Estados-miembro a una posible anulación oficial del Brexit? El Reino Unido tiene derecho a modificar su decisión de salir de la Unión, con lo que permanecería en la UE. No necesitaría contar con nadie; simplemente tendría que anular su decisión anterior.
Un Reino Unido, de nuevo en Europa, generaría grandes problemas políticos internos, en Europa y en la Gran Bretaña. Por otro lado, de quedarse, el Reino Unido dejaría de ser un socio fiable, durante bastante tiempo, y perdería su actual influencia en las futuras decisiones de la UE.
¿Es deseable esta situación para los británicos?
Gran Bretaña no compartirá un Proyecto Europeo a no ser que se haga a su manera.
En resumen, quedarse en la UE es una opción posible para los británicos pero no por ello desaparecerían sus problemas internos actuales, de un país dividido, y su poder en las instituciones europeas será mucho menor.

14. ¿Cómo se instrumentará el Brexit y cuándo?
De aquí a octubre no parece probable que el Reino Unido dé una solución al Brexit.
Razonablemente sólo hay dos acciones políticas posibles en el Reino Unido: nuevas elecciones o un segundo Referéndum. Las elecciones sólo aportan más tiempo, pero no dan soluciones; el Referéndum es ejecutivo.
Un segundo Referéndum se realizaría sobre una población más y mejor informada y su resultado podría ser más representativo. Para ello debería contar con una participación por encima del 70 % y los resultados deberían superar el 55 %.
En tal caso, si se mantuviera el Brexit habría que ir a una nueva negociación con la UE que exigiría, por lo menos, un año más.
Si ganara la opción de mantenerse en Europa la instrumentación sería inmediata, antes de finalizar 2019.
Si no se hacen Elecciones ni Referéndum se produciría una situación en la que, teóricamente, se estaría negociando la Salida con la UE pero que, de hecho y mientras tanto, mantendría al Reino Unido en las instituciones europeas, en una situación de plena normalidad. ¡Me voy, pero me quedo! Al final, aparentando llevar a cabo el Brexit, nunca se produciría.

15. El vendaval del Brexit
Hasta el momento, los hechos demuestran que los británicos están haciendo el peor negocio de su historia, por las perversas consecuencias que el Brexit tiene dentro del Reino Unido:
- Un país dividido al 50% por el Brexit. Las nuevas divisiones del país: campo-ciudad, jóvenes-viejos, centro-periferia.
- Amenazas y riesgos territoriales con Escocia y con Irlanda del Norte que, progresivamente, se inclinan a permanecer en la Unión Europea
- Cambio profundo de su estructura política con el posible hundimiento de sus dos grandes e históricos partidos: conservadores y laboristas
- El futuro de la City de Londres, en riesgo
- La inseguridad de los futuros mercados para las empresas. Huidas de empresas internacionales

16. Consideraciones Finales
Hoy por hoy, todo son incógnitas y todo es posible. La situación política, tanto en la Gran Bretaña como en Europa, se está deteriorando; hay cansancio y falta luz.

Tanto si el Reino Unido sale como si se queda en la UE, el país quedará gravemente dividido. Es un dilema diabólico. Siempre el Reino Unido saldrá perjudicado.



Manuel de Vicente
Madrid 28.05.2019