Se trataba de una explotación agrícola en la que se diferencian dos fases cronológicas; por un lado una villa del siglo I que perduró hasta finales del siglo III, y por otro la reedificación de la misma en el siglo IV -en un contexto de recuperación que vivió su mejor momento entre los gobiernos de Constantino I y Teodosio I el Grande- hasta que fue destruida y abandonada en el siglo VI.
Sus restos fueron descubiertos en 1968, durante unos trabajos en tierras propiedad de Javier Cortes, quien comenzó su excavación de manera privada. En 1980 el yacimiento desbordó sus posibilidades por lo que llegó a un acuerdo con la Diputación Provincial de Palencia: se creó una Fundación, que se encarga desde entonces de su gestión y se construyó una cubierta para los restos que posibilitó su apertura al público en 1984. Tras un concurso para una nueva adecuación del yacimiento, en el que resultaron ganadores los arquitectos Paredes y Pedrosa, el nuevo edificio abrió al público en abril de 2009 y al año siguiente recibió el premio Europa Nostra.
El edificio principal de la villa presenta planta cuadrada con cuatro torres angulares, de planta octogonal en la fachada sur y cuadrada en la norte. En el centro hay un patio que en origen fue un peristilo pero más tarde se sustituyeron las columnas del lado sur por una arquería de ladrillo y los restantes lados se cerraron con muros.7 Por su parte, el edificio de los baños, unido a la vivienda a través de un corredor, presenta dos zonas: por un lado una gran habitación circular, cuyo uso se desconoce, y por otro el vestuario, a través del cual se accede a las distintas salas de baño: frigidarium, tepidarium y caldarium. Entre los restantes hallazgos cabe destacar las tres necrópolis encontradas, que han proporcionado más de 700 tumbas pertenecientes a distintos periodos y abundante material arqueológico gracias a los ajuares.
Posiblemente el mayor atractivo de la villa lo constituye el conjunto de mosaicos que pavimenta sus suelos, considerado como uno de los más importantes de España. De todos ellos destaca el mosaico situado en el oecus de la casa, compuesto por una gran cenefa y una escena central con tres temas distintos: una escena de caza, la leyenda del descubrimiento de Aquiles por Ulises cuando el primero estaba oculto en la isla de Esciros, y una cenefa en la que aparecen varios medallones con retratos y una representación de las estaciones del año. Una selección de los materiales hallados en las excavaciones está expuesta en el museo monográfico sobre La Olmeda que en 1984 se instaló en la iglesia de San Pedro de Saldaña.
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