lunes, 14 de diciembre de 2015

El regreso del Catón de Matilde Asensi

Entretenida esta nueva novela de ficción del mundo de los staurofílakes en la que Matilde Asensi vuelve a la senda de los misterios que tanto la han encumbrado en el mundo literario. Del primer libro se vendieron más de un millón de ejemplares. Los staurofílakes son una secta religiosa secreta (ficticia), cristiana, que se origina a partir del año 326, cuando Elena de Constantinopla, madre del emperador romano Constantino I el Grande, a los 80 años de edad,en el año 325 d.C., tras indagar en Jerusalem y preguntar a los sabios, descubre, en una gruta del Gólgota, tres cruces junto a la corona de espinas, el Titulus Crucis y más reliquias de la Pasión de Cristo. Tras coger a un muchacho muerto, lo coloca encima de cada una de las cruces encontradas hasta que en la tercera cruz, tras depositar el cadáver, este resucita, constatando que esta es la cruz donde Jesús de Nazaret fue crucificado, la Vera Cruz. Los staurofílakes desde el principio han custodiado los fragmentos de la Vera Cruz y en la actualidad se encargan de ir recuperándolos. Los miembros de esta secta religiosa tienen unos rituales de iniciación que consisten en siete pruebas en siete ciudades diferentes. Estos han ido variando a lo largo de los siglos, por seguridad y temor a ser descubiertos. Aquellos aspirantes a staurofílakes, por cada prueba mortal que es superada, son marcados por otros staurofílakes veteranos con unas escarificaciones en el cuerpo, con forma de cruces y en la última prueba con letras griegas formando la palabra ΣΤΑΥΡΟΣ (STAUROS). En la primera novela, el primer staurofílake que aparece y con el que se inicia toda la trama es el etíope Abi Ruj Iyasus, que aparece muerto en un accidente de avioneta, abrazado a una caja con unos trozos de madera (Lignum Crucis). Este etíope tiene por todo su cuerpo las escarificaciones de las cruces y las letras griegas. Entre los staurofílakes, el equivalente al papa es denominado «catón». A lo largo de los siglos, hasta la actualidad, ha habido 257 catones, elegidos por un consenso tras la muerte del último catón.



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