jueves, 6 de febrero de 2014

Tecnología semántica

Sinuhé Arroyo, fundador y CEO de playence

La explosiva 'startup' española que nació en una granja de los Alpes y factura millones


Su trabajo no es vistoso, ni popular, ni fácil de explicar, por eso el caso de éxito de playence, una de las startups españolas más explosivas de los últimos años, no se ha aireado en los medios de comunicación. También porque nació lejos de casa, en Austria, como una spin-off del departamento de inteligencia artificial de la Universidad de Innsbruck. Aunque su equipo está formado por capital humano español, desde su lanzamiento, en 2009, la empresa se ha mantenido alejada del superpoblado ecosistema de las startups españolas, donde cada vez resulta más difícil separar el grano de la paja.

Playence es grano puro. Y lo es, sobre todo, por el tipo de innovación que maneja: la tecnología semántica, un campo del conocimiento que Sinuhé Arroyo, fundador de la startup, contribuyó a desarrollar en Europa desde principios de este siglo, cuando los ingenieros informáticos (mientras Google se convertía en el rey de las búsquedas sintácticas) empezaron a investigar cómo mejorar los sistemas de búsqueda, basándose en la semántica, ante el inminente revolución del big data, una tendencia tecnológica que hoy marca la diferencia entre las empresas del montón y las brillantes. El trabajo de playence consiste, precisamente, en que sus clientes pertenezcan al segundo grupo.

"Imagina que estás buscando un fondo de inversión de renta variable en el sudeste asiático con el 30 por ciento de rentabilidad. Con un buscador de palabras clave, sintáctico, te aparecen una serie de resultados sin ningún link entre las palabras, por eso el usuario debe filtrarlos por sí mismo. En cambio, un sistema semántico puede comprender las palabras clave, eliminar los falsos positivos y recuperar los resultados relevantes", explica a Teknautas el fundador y CEO de la compañía, Sinuhé Arroyo. "Además, un sistema semántico no sólo trabaja con texto. Podemos realizar búsquedas concretas dentro de audios, vídeos y todo tipo de formatos". 

El sector de las tecnologías semánticas es amplio: una de las aplicaciones más conocidas tiene que ver con los asistentes de voz como Siri (Apple) y Sherpa (Android). En cambio, más allá de productos concretos para los usuarios, playence ha optado por una estrategia comercial que busca llevar la revolución semántica a las empresas. De momento, no les va mal. En la actualidad, la startup se encuentra en pleno proceso de crecimiento. Si en 2013 playence facturó varios millones de euros -"siete cifras": no quieren dar más datos-, sólo en enero de este año ya han facturado más que en todo el ejercicio anterior.

Una granja en los Alpes

Arroyo es doctor en inteligencia artificial por la Universidad de Innsbruck. Fue allí donde, a través de su tesis, sentó las bases de lo que había de convertirse en un proyecto empresarial que ya es líder europeo en su segmento, y que va camino de convertirse en la primera empresa del mundo en el sector. Hoy por hoy, su principal competencia es Autonomy, que fue adquirida por HP en 2011.

La startup nació en un escenario mucho más bucólico que un garaje. Cuando playence era solo una idea y su único empleado el propio Arroyo, el emprendedor decidió alquilar una granja en las inmediaciones de los Alpes para empezar de cero. Allí escribió su primer plan de empresa y transformó lo que no pasaba de ser una noción científica, puramente teórica, en una línea de negocio rentable. "Lo recuerdo con mucha ilusión. Entonces éramos muy ingenuos: todo iba a ser muy rápido, muy fácil. Luego te das cuenta de que el camino es duro. No tienes dinero, entonces no tienes producto. Y como no lo tienes, tampoco tienes clientes, y como consecuencia no tienes dinero", recuerda.

Hasta el segundo año, no tuvo beneficios. El modelo de negocio de playence, que cuenta con siete patentes registradas y tiene previsto incorporar otras doce más a lo largo de 2014, no es mediático. No obstante, sus servicios son esenciales para cada vez más empresas. Gracias a sus soluciones de software a medida cualquier compañía puede llegar a ser más inteligente y rentable.

Entre sus clientes, se encuentran varias multinacionales, como Sony o Repsol. También trabajan mano a mano con Xing, el LinkedIn que arrasa en el centro de Europa, al que han ayudado a optimizar la relación entre las ofertas de trabajo y los curriculums de su base de datos. Y en España están desarrollando en la actualidad proyectos para Santillana e incluso el Imserso, en este caso para mejorar la experiencia de usuario a la hora de realizar búsquedas.

Expansión internacional

Para explicar a los profanos en la materia la esencia de su trabajo, en playence suelen recurrir a un cita de John Naisbitt en su obra Megatrends: “Nos estamos ahogando en información pero nos morimos de hambre de conocimiento”. "Observamos que esa avalancha de datos e información que nos impactan como profesionales y particulares cada día, más que ayudar nos hace más ineficientes, limita nuestra capacidad de toma de decisiones para seguir progresando a nivel persona, profesional y corporativo", apunta el director de marketing de la startup, Domingo Senise.

"Aquí es donde consideramos que playence puede ser el mejor compañero de viaje para una compañía, ayudándole a tratar esos volúmenes ingentes de datos que en definitiva son ruido que nos distrae de lo esencial, a fin de convertirlos en algo útil y rentable: conocimiento", apunta Senise. "La tecnología semántica es el siguiente paso en la recuperación de la información. Es el futuro, y es imparable. Hay dos opciones, o estás dentro o estás fuera", agrega Arroyo.

En la actualidad, playence cuenta con un equipo de veinticinco personas, entre los que se encuentran ingenieros especializados en varias disciplinas, desde informática a linguística computacional. Abrieron su primera oficina en Austria en 2010. Un año después, lanzaron un laboratorio en Madrid; en 2012, consolidaron su estrategia de expansión con la apertura de delegaciones en Londres y San Francisco; y en 2013 abrieron otra sede en Chicago, donde el fundador ha fijado su residencia.

Mientras se preparan para desembarcar en el mercado asiático en 2015, el equipo de playence mantiene los pies en el suelo, haciendo suyo el espríritu fundacional de la granja de los Alpes donde nació la empresa, "cuando sólo había dinero para pagar el alquiler", recuerda el fundador: "Si echas la vista atrás, es lo que te da ganas y reconforta. No tienes nada: ni producto ni ingresos. Pero crees en ti mismo". 

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